Bueyes en la Plaza

Bueyes en la Plaza

(publicado originalmente en el Semanario Noticias Urbanas, Nº 129)


Estabas al acecho y saliste. Cacerola en mano. La otra vez lo habías hecho con una vela. Ayer era Blumberg. Hoy, el campo. Te da lo mismo. Odiás a Kirchner, a Néstor Kirchner, a Cristina Kirchner. Votaste a Macri o a Carrió. Nunca fuiste peronista. Y seguramente, tu familia tampoco. Vivís en Recoleta, en Barrio Norte, en Belgrano, en Palermo o en Caballito. Y saliste. Muy divertido, o divertida, con la cacerola en la mano, como si fueras a una fiesta. Por fin podías expresar tu bronca. Marchar a la Plaza de Mayo. Sin banderas. Sin zurdos. Sólo vos y la gente como vos. ¡Qué linda que estaba la Plaza! Y qué consigna: "Estoy con el campo". Uau. ¿Y por qué? En el fondo, no lo tenés muy claro. ¿Las retenciones son abusivas? Depende cómo se mire. Pero, ¿sabés qué son las retenciones? No importa. Sólo te basta esa sensación de que podés hacer caer un gobierno. ¡Qué emoción! Tenés un arma. Tenés una cacerola. Como en 2001. ¿Pero sabés? En 2001, con la cacerola sola no alcanzó para hacer caer a De la Rúa. Hubo saqueos. Y pobres en la Plaza. Y hubo una unión de clases ante una situación que ya no daba más para nadie, no sólo para la clase media. "Piquete y cacerolas, la lucha es una sola". ¿Te acordás? Y entonces ¿por qué te fuiste el martes pasado de la Plaza? Vinieron los piqueteros y te fuiste. Te fuiste aunque los productores agropecuarios, que decís defender, se hayan vuelto también piqueteros. ¿Y adónde fuiste? A escribir sandeces en los blogs y los diarios digitales. ¡Qué suerte! ¡Viva el papel! Podrás odiarme ahora a mí también, pero, Anonymous, no voy a tener que soportar tus comentarios. Lo que pasó el martes no es gracioso. No había nada que festejar. Para ritmos de cacerola, era mejor inscribirse en una murga. Si estabas aburrido, hubieras tenido sexo, que es más saludable. Y si estabas aburrida, hubieras tenido sexo conmigo, que es aún mejor (al menos para mí). Tantas chicas lindas en la Plaza con ganas de gastar energía tocando la cacerola. ¡Qué desperdicio! Les saqué el teléfono a un par, total, no viven en el campo, sino acá. Y hablamos del campo, de bueyes, de bueyes perdidos, pensé en la yunta de bueyes y terminé dándoles la razón en todo. Para qué discutir. ¿Qué iba a decirles? ¿Qué las retenciones van de la mano de un tipo de cambio alto que, en realidad, favorece las exportaciones del sector agropecuario? ¿Que gracias a las retenciones el Gobierno pudo generar reservas por 50 mil millones de dólares para comenzar a salir de la crisis? ¿Que sin las retenciones los precios de los productos agropecuarios subirían a precio dólar? ¿Que la Sociedad Rural fue tradicionalmente golpista? ¿Para qué? Si no estaban por eso. Algunos estaban porque el Indec miente o porque hay focos de corrupción o porque los K les parecen autoritarios. Sería necio que el Gobierno nacional no tomara nota de estas cosas, porque ya perdió dos elecciones sucesivas en territorio porteño. Pero en muchos casos, sólo se trata de justificaciones que esconden una repelencia ideológica hacia el peronismo, muy profunda, irracional, sobre la que no hay casi nada que hacer. Hoy es el campo, ayer el tomate, mañana el dulce de leche y pasado el helado de crema rusa.

A los que vinieron después a defender al Gobierno, habría, a su vez, que preguntarles por qué la administración K no distingue a los pequeños productores de los grandes terratenientes. Y lo crucial: ¿saben hacia dónde va a ir el aumento de las retenciones? ¿Se va a utilizar para dar impulso a la industria? ¿Va a volver al campo en forma de créditos blandos para mejorar su equipamiento y hacerlo más competitivo? ¿Se va a destinar a obras sociales? ¿O va a ir a parar a las cajas negras? Porque en economía, nada es eterno, y si no se aprovecha un ciclo favorable, se pierde. Y porque está muy bien que Néstor Kirchner haya generado reservas. Está bien para un primer gobierno post crisis, pero hoy, hay millones de argentinos que no pueden seguir esperando. Si aplican impuestos altísimos, al estilo Suecia, entonces, apunten a darnos el bienestar de Suecia. Sino, no sirve. Insisto, lo del martes, en la Plaza de Mayo, no fue divertido. El enfrentamiento cara a cara entre militantes K y vecinos anti K pudo ser la semilla de un odio sin retorno como el que se vive en Venezuela entre chavistas y antichavistas. No sabemos qué pasará mañana. Lo que queda claro es que una escalada del conflicto no favorece a una Presidenta que en su discurso inicial habló de la sinergia del campo con la industria. Y que esta situación, al fomentar el antiperonismo, terminará por quitarle el respirador artificial al sueño de la transversalidad.

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