Atrasismo, un mal dirigencial

Atrasismo, un mal dirigencial


La “plazocracia” es una definición acuñada por analistas políticos que busca interpretar las movilizaciones espontáneas y los movimientos sociales organizados por fuera de los partidos políticos.

La campaña oficial para los candidatos comenzará el 11 de julio de cara a las primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, por lo que resulta necesario que los elegidos no solamente requieran legalidad de origen sino también legitimidad cada día.

La dirigencia política está practicando “atrasismo” con relación al conjunto de la sociedad, que necesita respuestas prácticas a los problemas cotidianos. Y esta elección, con 30 años de democracia, podría presentarse como una buena ocasión para debatir ideas concretas, dejando a un lado los tuit simpáticos.

Un ejemplo de atrasismo es el tiempo que demoró el “sistema político” para dar desde el Congreso una respuesta firme al flagelo de los violadores. El mundo desarrollado hace tiempo que no los trata como “víctimas de un sistema económico”.

Miércoles 3 de julio. 15 horas. La Cámara de Diputados abrió la sesión para crear un banco de datos genéticos con más de 170 presentes, los integrantes ascienden a 253. No bien empezó César Albrieu (FpV-Río Negro) a defender el proyecto consensuado en un dictamen de mayoría, el número de legisladores quedó reducido a 70. El tema no demandaba la atención de nadie, o por lo menos del resto. En las gradas se encontraban las organizaciones de víctimas de violaciones.

Aquellos que conocen la justicia en las cárceles hablan sobre la suerte de los violadores una vez que llegan al pabellón. La justicia la tiene que ofrecer el Estado.

Los principales candidatos para las elecciones de medio término no se encontraron en el recinto. ¿Por qué con un tema trascendental a los políticos les cuesta debatir a fondo?

Al final del día nos encontramos con una modificación en las leyes para que un juez e investigadores cuenten con más elementos a la hora de hallar a violadores.

Por eso las ideas, las plataformas electorales, además de la verba, deben presentarse de manera simple y sin rodeos con el objetivo de ayudar a los ciudadanos a inferir dónde están los mejores para ocupar una banca.

¿Alcanza que Gabriela Michetti, segura senadora por el Pro a partir de diciembre, explique que está en contra de una reforma de la Constitución como se supone pretende el kirchnerismo?

¿Qué significa otro “modelo” al que encarna Mauricio Macri, como señala Claudio Lozano, de Camino Popular?

Stolbizer, Alfonsín y Ceballos amasando pan cuando sabemos que la cocina no es el fuerte de ellos, ¿qué transmiten?

¿A Juan Cabandié le suma una foto con Parrilli en Las Nereidas para desterrar a Colón del territorio porteño?

La Legislatura porteña votó una ley para que el ABL no suba por encima del 40 por ciento. ¿Eso es bueno o es malo? Significa que en 2014 habrá más aumentos de los impuestos.

¿Qué legislador trabaja en un proyecto para que el Estado recaude los mismos fondos sin la necesidad de la presión tributaria existente?

Los partidos políticos tienen rango constitucional, es un grado de institucionalidad muy alto. Ahora bien, las estructuras son de bajo nivel, ya que no cuentan con técnicos en las áreas esenciales, y las escuelas de gobierno no producen esas “cabezas” del futuro.

Los jefes de campaña y los asesores de marketing sopesan hoy sus mejores programas para convencer a los candidatos de qué manera ofrecerse ante la sociedad. Eso no significa que detrás haya documentos, papers, equipos y usinas de pensamiento proyectado.

La legitimidad está siendo revalidada cada hora a partir de la vida transparente merced a las redes sociales. Pablo Bruera, intendente de La Plata, pueda dar testimonio de “plazocracia”.

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