Un nuevo movimiento político

Un nuevo movimiento político

"Este nuevo Frente para la Victoria que se va pariendo -no sin dificultades y obstáculos-, tiene no solo la responsabilidad de ir por una victoria electoral significativa, sino también, la de apuntalar los siguientes dos años de gobierno, seguramente, de profundización de los cambios".


El Presidente ha expresado que las próximas elecciones legislativas de octubre, serán un plebiscito para su gestión. Al respecto dijo que en dichos comicios, se votará en esencia, si se está a favor o en contra del rumbo con que el gobierno va llevando a nuestra nación.

Con esta definición contundente por delante, que refleja también valentía y convicciones, cabe esperar que un significativo abanico de fuerzas -que desde distintas historias, posturas y lugares, venimos apoyando y apuntalando este proyecto nacional en marcha- nos unamos en la pluralidad, para contribuir al triunfo de Néstor Kirchner.

Este nuevo Frente para la Victoria que se va pariendo -no sin dificultades y obstáculos-, tiene no solo la responsabilidad de ir por una victoria electoral significativa, sino también, la de apuntalar los siguientes dos años de gobierno, seguramente, de profundización de los cambios.

Estos cambios deben abarcar todas las esferas de la vida del país: la economía, la sociedad, la cultura, y por cierto, a la política. Sin una transformación profunda de esta, difícilmente nuestro pueblo vuelva a sentirse convocado a la participación en ella, como ha sido tradición por estas tierras desde la independencia a la fecha. Y sin participación popular organizada en la política, extendida y comprometida, complicado será vencer a los enemigos y construir una Argentina distinta.

Debemos ser capaces de entusiasmar a nuestro pueblo, para materializar una nueva epopeya como nación. Como hicieron los patriotas de Mayo de 1810 y el General San Martín desde el ejército libertador. Como lograron en su momento, Hipólito Yrigoyen y Juan Perón. Como sucedió en los años setenta, con la juventud revolucionaria al frente e, incluso, en los comienzos de los ochenta con la recuperación de la democracia. Ese es el gran desafío que tenemos por delante y, para abordarlo con éxito, tenemos que reconstruir la vida y las organizaciones políticas.

No tiene por qué haber un camino único para ello. Es la nuestra, una sociedad muy diversa, social, cultural, política e ideológicamente; con una rica y plural historia; con peso de las realidades regionales y locales. Es absolutamente válido, entonces, señalar que debe ser un amplio frente que nos cobije a todos, el sustento político del Presidente y del nuevo proyecto nacional en curso. Como también que allí dentro, debe expresarse esta pluralidad con singularidades concretas.

Seguramente, hay muchos compañeros justicialistas que entienden que deben y pueden renovar su partido para ponerlo plenamente junto a Kirchner, y están trabajando para ello.

Sabemos también que a no pocos radicales les gusta aquella idea del Tercer Movimiento, y andan buscando la forma para que el viejo partido -o por lo menos una parte de él- se reconcilie con sus orígenes. Son solamente dos ejemplos -de muchos otros- en la búsqueda por reconstruir las organizaciones políticas, para participar en la gestación de una nueva representación. Siempre puede haber gatopardismo. Eso es inevitable. Basta con estudiar nuestra propia historia para sospecharlo. Pero eso no invalida los esfuerzos genuinos que se depositan en esta dirección.

Pensamos también, que existe un gran espacio kirchnerista en el activo político y social organizado, y en la sociedad misma; donde una parte ya no se siente atraída por los partidos tradicionales, en tanto que otra, nunca se expresó a través de ellos. En ella se manifestó en el pasado reciente, en forma mas acabada, la resistencia al modelo neoliberal; y es también donde muy probablemente, anida el pensamiento de mayor convicción respecto de que hay que ser firmes y audaces, si queremos cambiar en serio la Argentina. Es por ello que la figura de Kirchner produce allí tanta adhesión.

Ese segmento político, donde recalan todo tipo de identidades y experiencias, no tiene hoy -en una porción mayoritaria- representación; como no sea la bandera genérica -no por ello menos importante- del kirchnerismo. Es nuestra obligación, entonces, trabajar intensamente para construirla: Hay que fundar (en tiempos más bien cercanos) un nuevo Movimiento Político que lo represente.

Movimiento en el que tengan lugar aquellos -que en los momentos de la resistencia- fueron capaces de organizarla en la base social agredida; así como también, los que -cada uno desde su lugar-, nunca arriaron las banderas nacionales y populares y hoy, aspiran a que se transformen en una realidad en el proceso histórico que estamos viviendo.

Deben ser parte, además, los que creen que una democracia fuerte es aquella en la que participa el pueblo; de igual modo, quienes piensan que la renovación y la reconstrucción de la política, debe venir, sin concesiones, de la mano del compromiso militante, de la mística, la honestidad y el rol protagónico de todos.

Hay que poner en pie un Movimiento que gane peso rápidamente en los sectores populares, para aportar desde allí al éxito de este proyecto, de construir el país en serio que encabeza el Presidente Néstor Kirchner.

(*) Secretario General Corriente Patria Libre)

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