Tristeza de Carnaval

Tristeza de Carnaval

"Seguramente, el Carnaval 2005 se festejará en las calles de Buenos Aires, tal como lo soñamos, pero este festejo deberá mantener vivos la Memoria y el reclamo de Justicia"


Me veo en la necesidad de escribir estas líneas, debido a la gran cantidad de vecinos que me preguntan acerca de los festejos del Carnaval 2005, por cuya restitución luché y logré a través de la sanción de la Ley 1322 y el Programa Carnaval Porteño (Ley 1527). Junto con estos logros, impulsé también el aumento del presupuesto anual que reciben las agrupaciones artísticas que intervienen en los carnavales y su inclusión en el proyecto de Ley de Mecenazgo que se está tratando en la Legislatura.

Todos conocen acerca de mi compromiso con las expresiones populares de nuestra cultura. Hoy, estoy también comprometido con una realidad social trágica y reciente que nos conduele a todos. Sostengo que en este doloroso contexto, me cuesta concebir la alegría que implica el Carnaval.

Siempre he señalado que la indiferencia y la naturalización social de atrocidades como el trabajo infantil, la pérdida de futuro o la muerte por desprotección son peligrosas, son el mayor "obstáculo para salir de ello", ya lo he dicho. Es mi sentir personal. En este sentido, cito la nota publicada en el diario La Nación del 22 de enero, por la doctora Silvia Bleichmar, donde desarrolla el concepto de "la banalidad del mal". Ahora bien, habiendo decidido los artistas y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la realización de los festejos del Carnaval 2005, de ningún modo me voy a oponer.
Desde la Comisión de Cultura de la Legislatura, de la cual soy su vicepresidente, hemos sugerido al secretario de Cultura, Gustavo López, medidas tendientes a maximizar la protección y seguridad para los vecinos y artistas que participen en los festejos.

Aclaro que mi sentir es personal, que no me expreso en nombre de nadie, sólo en el mío propio. En esta situación específica y dolorosa por la que toda la comunidad argentina está atravesando, seguramente encontraremos diferencias de opiniones.

Señalo además, que en el marco democrático dentro del cual convivimos, todas las opiniones merecen ser respetadas. Seguramente, el Carnaval 2005 se festejará en las calles de Buenos Aires, tal como lo soñamos, pero este festejo deberá mantener vivos la Memoria y el reclamo de Justicia.

(*) Diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, autor de la ley que restituyó el feriado de Carnaval en la administración pública.

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