A 68 años de de la creación de FORJA, hoy vamos por Patria, Pan y Trabajo

A 68 años de de la creación de FORJA, hoy vamos por Patria, Pan y Trabajo

"Quiero decir que es más importante hallar el lenguaje para interpretar e interpelar a las nuevas generaciones que vienen a la política, que dejar testimonio de las opiniones e ideas coyunturales de una generación que mucho ha dado".


La actual fecha remite necesariamente al 68 aniversario de la creación de FORJA, el 29 de julio de 1935, circunstancia que podría inspirar la consigna del año 1938: PATRIA, PAN Y PODER AL PUEBLO.

El mejor aporte para este momento debería estar orientado a poner las bases de una reconstrucción política del Movimiento (dicho con mayúsculas) y el campo social (digo, las clases y sectores de clase y las alternativas para encontrar un destino común) hoy atomizado y, peor, confundido por el machacar de 25 años de pensamiento único; y a poner el activo físico e intelectual de la Generación del 70 al servicio de las luchas del presente: la larga etapa de resistencia y de lucha reivindicativa de las actuales generaciones militantes debe encontrar el rumbo para aquilatar su propia experiencia y transformarse en propuesta y organización política. Nuestra generación adeuda a este proceso contemporáneo el aporte practico, intelectual y teórico que es producto de su extensa experiencia.

La necesidad política actual a la que deberemos avocarnos consiste, entonces, en lograr el texto sintético, a nivel de consignas, de una convocatoria sensata, práctica e inspiradora (fundada eso sí en un análisis veraz y estratégico de la realidad nacional e internacional).

Quero decir que de cara a la realidad presente, me parece más útil la política y la ideología que las recetas técnicas para dar solución a los problemas que arrastra el país. Que es más importante hallar el lenguaje para interpretar e interpelar a las nuevas generaciones que vienen a la política, que dejar testimonio de las opiniones e ideas coyunturales de una generación que mucho ha dado.

En previa síntesis: Que deberíamos mirar adelante y no a la coyuntura. Que, en orden a una actividad concebida como misión, nuestra labor es de predicadores más que de realizadores.

Al fin, lo más importante de cuanto logremos plasmar en documentos será nuestras firmas. Si derivan alguna autoridad, será por el testimonio de vida que atestiguan, más (y no digo únicamente) que por nuestros conocimientos e inteligencia.

ANTECEDENTES

Vale acudir a experiencias ilustrativas de etapas históricas similares. FORJA, por ejemplo, produjo su "Manifiesto Liminar" en 1935, que editó años después como folleto. Aparte de largas consideraciones retóricas propias de la época, tenía un pequeño "programa". En el prólogo no ahorran definiciones, llamando al pan, pan y al vino, vino. No hacen concesión alguna a ninguno de los sectores políticos y sociales a los que apela. Al contrario, al no bajar ninguna bandera, propenden a convencer con la verdad dicha con toda crudeza, en un discurso netamente proselitista dirigido a los "verdaderos radicales" y a "los jóvenes".

El documento de la Asamblea Constituyente de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, considera: "Que el proceso histórico argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de la Soberanía Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América…", declara: "Que la tarea de la nueva emancipación sólo puede realizarse por la acción de los pueblos… consumando hasta la totalidad la obra truncada por la desaparición de Hipólito Yrigoyen… única forma de cumplir incorruptiblemente los ideales que le dieron vida y determinan su perduración histórica al servicio de la Nación Argentina", y "abre sus puertas a todos los radicales y particularmente a los jóvenes que aspiren a intervenir en la construcción de la Argentina grande y libre soñada por Hipólito Yrigoyen". Y concluye: "Por el radicalismo a la soberanía popular. Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino".

En lo que yo llamo un "pequeño programa", se fijan como objetivo revelar el silencio de radicales alvearistas y socialistas frente a lo que denominan "El estatuto legal del coloniaje", al que describen sumariamente.

Pero creo que lo destacado, que acompañará luego todas sus proclamas, panfletos y documentos, son las lemas. Sus consignas reclamarán:

"Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre" (1935)
"Patria, Pan y Poder al Pueblo" (1938)
"Radicalizar la revolución y revolucionar al radicalismo" (1943)

De esa última época es, por ejemplo, el siguiente texto, que denota la vocación latinoamericanista revolucionaria del nuevo grupo y mucho más: "Como en 1810, sólo por la acción de los pueblos, la Argentina y los países indoamericanos conquistarán la emancipación económica. Ciudadano, no se resigne. Luche. Oponga la rebelión de su conciencia a la fuerza de los usurpadores".

Otro volante de FORJA, que adelanta la definición de conceptos que el peronismo convertirá en sus banderas una década y media después, dice: "En el territorio más rico de la tierra vive un pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la Nación y el Pueblo el dominio de nuestras riquezas, no seremos una Nación soberana ni un pueblo feliz. Hay que sentir y obrar como argentinos. Contra todos los vendepatrias nativos y contra todo imperialismo. La restauración argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y el imperio de la justicia".

Para qué vamos a hablar de los famosos "programas" de La Falda y Huerta Grande, que expresaban deseos inalcanzables y reivindicaciones más que utópicas. Sólo el Programa de la CGT de los Argentinos vino acompañado de un largo "programa" que, en realidad, era una descripción de los actores del proceso en curso a los que se convocaba.

La circunstancia presente también trae a mi memoria aquel "Programa del Consejo Provisorio de la JP", que fue el germen de la JP de las Regionales. Y los de las numerosas agrupaciones de la época, mucho más preocupadas por hallar la bandera convocante alrededor de la cual nuclearse que de pensar en propuestas de gobierno. Siguen la misma línea de los forjistas: aunque luego hubo un "programa" (las Pautas Programáticas), primero hubo consignas conceptuales.

Se podrá objetar que el extraordinario éxito que coronó aquellos afanes se debió a que teníamos un Perón referente, unificador y comandante; pero, modestamente, hoy tenemos un Kirchner. En torno a él vamos a referenciarnos, a unirnos y hasta a obedecer, si todo sigue el soberbio curso que ha iniciado.

Ese pretencioso "programa" de 1972 nunca fue un verdadero programa. En realidad, era un conjunto de demandas materiales y simbólicas. Tres de ellas aludían a reivindicaciones propias del momento; otras dos a reclamos "utópicos" (que sin embargo luego serían realidades), en orden de creciente contrariedad con el orden constituido. Pero cumplió su objetivo de (Lenin) nuclear alrededor de una bandera sostenida por un hombre solo a todos los que ansiaban justicia, desde la premisa lukaksiana de que a la hora de la crisis la ideología reemplaza a la política.

Palabras más o menos, lo recuerdo:

1.- Por la devolución de la CGT a los trabajadores y la convocatoria inmediata de las convenciones colectivas de trabajo.
2.- Por la libertad de todos los presos políticos, gremiales y conexos.
3.- Por la convocatoria a elecciones libres y sin proscripciones.
4.- Por el retorno incondicional de Perón a la patria y al poder.
5.- Por la devolución del cadáver de Evita.

Volviendo a nuestra realidad actual, y en orden a capitalizar experiencias anteriores, si lo que nos proponemos es convocar a la reconstrucción de la militancia política para constituir la "fuerza propia" que dé un cimiento de masas a la nueva etapa, insisto en que más que avocarnos a un tedioso debate sobre políticas de Estado deberíamos discutir cuáles son las consignas convocantes de la hora.

En esa línea, paso a detallar una propuesta, basada en mi creencia de que más que convencer a otros intelectuales, lo que necesitamos es una herramienta de lucha:

1.- Queremos producción y trabajo, única fuente de riquezas, dignidad y paz.
2.- Queremos recuperar el patrimonio material y simbólico de la Nación y el manejo de nuestras riquezas naturales y potencialidades productivas.
3.- Queremos rescatar nuestra autodeterminación comprometida por la deuda externa y la soberanía enajenada a los organismos y corporaciones financieras.
4.- Queremos un país hermanado en la tradición de una historia auténticamente federal y democrática.
5.- Queremos la unidad de la Patria Latinoamericana y un país abierto a todos los pueblos del Continente.

Se podría agregar (por consecuencia con nuestros compañeros caídos y sus familias y aunque eso signifique "mirar al pasado") algún punto referido al esclarecimiento total de los delitos penales y económicos cometidos por la última dictadura y el castigo a todos los culpables. Una buena porción de las capas medias a las que necesitamos sumar lo considera una reivindicación pendiente y entronca con el pensamiento del Presidente sobres las leyes de impunidad.

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