Posiblemente, no haya en el país un solo argentino que no conozca a Víctor Hugo Morales. El periodista sabe hacerse escuchar y tiene ya una audiencia consolidada y un prestigio cultivado.
Para bien o para mal, Víctor Hugo siempre está en el ojo de las tormentas políticas, y al sintonizarlo ahora en la AM 750 de Víctor Santa María, la audiencia puede prever cuál será su postura. Todo es muy claro y previsible.
Aún así, resulta tan oscuro como imprevisible, y tan desconocido para la mayoría de su audiencia, que el mismo periodista que hoy se plantea como “progre” y férreo opositor al actual Gobierno, al que tilda de “derecha”, haya halagado al mismísimo genocida y represor Jorge Rafael Videla y haya defendido a la dictadura que dejó 30 mil desaparecidos.
“Por siempre gracias general, Argentina está en paz, sin usted no se hubiera podido hacer este Mundial”, enunció en una columna del diario Mundocolor.
Pochoclos en mano, aún hay más: “El Mundial de Argentina fue una experiencia formidable. Se organizó prescindiendo de los dirigentes de los clubes, con la exclusiva conducción de gente que solo pensaba en el deporte del país y no en las minúsculas rencillas que también caracterizaron siempre el panorama futbolístico del vecino país. Desde la soberbia fiesta de inauguración, hasta el último minuto que duró el torneo, estuve asombrado por el despliegue inteligente, unificado, fervoroso, de los argentinos en torno al evento. Para mí quedaba demostrado una vez más que no existían los imposibles en el fútbol cuando se tiene una conducción capaz y desinteresada”.
Allá por el 78, mientras los Falcon verdes merodeaban por las calles, el célebre comunicador opinaba: “Son soldados, ganaron la batalla y la guerra, trajeron la paz y la esperanza, la reconciliación y la confianza”.
Durante tantos años de carrera periodística, Morales aprendió a ver la paja en el ojo ajeno, vida donde hubo muerte, lealtad donde hubo traición y democracia donde hubo dictadura.
