Tomada: “El retroceso de la capacidad adquisitiva los pone contentos”

Tomada: “El retroceso de la capacidad adquisitiva los pone contentos”

Entrevista exclusiva con Carlos Tomada, presidente del bloque de Unidad Ciudadana en la Legislatura.


Carlos Tomada fue ministro de Trabajo de Néstor y Cristina Kirchner durante los 12 años de sus gobiernos. Cuestiona la gestión de Mauricio Macri por sus políticas económicas, laborales y sociales. Cree que la pérdida de poder adquisitivo del salario es parte de una decisión política e ideológica y que en la Casa Rosada se festeja como un objetivo cumplido.

–¿Está de acuerdo con los Moyano en que hay una operación política en su contra? ¿Qué piensa de las movilizaciones para respaldarlos?

–Lo que está pasando con Pablo Moyano es claramente una operación política. Eso no puede negarse. No importa lo que pase en el expediente, no importa lo que cada uno piense, es evidente que en este contexto una decisión como la que se pretende tomar y se difunde por los medios tiene, claramente, un objetivo político. A partir de ahí, la respuesta también es política. Y en esa medida, me parece lógico que haya gestos de rechazo político. Ese rechazo se puede expresar en movilizaciones, en solidaridad de todo el arco sindical. Ahí hay claramente sectores políticos. Lo veía en la conferencia de prensa en la que estaba el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires, Gustavo Menéndez, y seguramente va a seguir recogiendo adhesiones de distintos sectores políticos. Es así. No se puede seguir utilizando a la Justicia para desplazar a sectores políticos con total impunidad.

–¿Cree que la causa no tiene asidero en la realidad?

–Yo creo que los procesos judiciales en manos de una Justicia y un Poder Judicial justo y equilibrado, que cumple sus funciones, tienen que seguir siempre adelante. A eso no me opongo. Pero me parece que esto tiene que ver con la política, o peor, con la política partidaria, con neutralizar el rol de la oposición. Los procesos tienen que seguir su trámite. Sería bueno que la Justicia fuera un poco mejor, pero bueno, ese es otro problema.

–¿Está de acuerdo con las declaraciones de Sergio Massa en los Estados Unidos, donde dijo que el próximo gobierno va a tener que renegociar el acuerdo con el Fondo?

–Es difícil seguirlo a Massa. A mí, por lo menos, a veces se me complica. Pero me parece bien, creo que este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional es algo sobre lo que va a haber que hablar mucho y discutir mucho. Y repensarlo a partir de un cambio de gobierno, sin lugar a dudas.

–¿El Gobierno hizo bien al recurrir al FMI? ¿Tenía otra salida?

–Yo creo en lo que ellos decían creer: que nunca iban a recurrir al Fondo Monetario. Creo que la experiencia argentina en esa materia habla por sí sola. Si hay algo que el pueblo argentino, más allá de la política partidaria, tiene claro es que cada vez que la Argentina recurrió al Fondo Monetario Internacional les fue mal a los trabajadores y a los sectores más débiles. Y por otra parte, es una lógica que se da con el Fondo en todo el mundo. No hay un nuevo Fondo Monetario Internacional, es siempre el mismo y siempre con los mismos resultados. Sea en Asia, en África o en Europa, como lo vemos quienes estamos más informados o en la Argentina. Históricamente, no solo hoy, el Fondo siempre les hizo daño a los argentinos y a las argentinas.

–¿Los problemas de la economía de la Argentina son parte de un plan del Gobierno o producto de sus errores?

–No, yo no creo en los errores ni en la incapacidad. Creo que tienen una decisión, una mirada de la Argentina. Una mirada ideológica. Este debe de ser uno de los gobiernos más ideológicos que hemos tenido, y esa mirada les hace tomar medidas como devaluar brutalmente, abrir las importaciones a todo tipo de producción extranjera y no defender la producción argentina. Los lleva a la generación de desempleo como mecanismo. Ellos solo creen en el ajuste, esa es la única política en la que creen. Estas mismas ideas proponían ajuste en 2003, con el país en llamas. Creían que era mejor seguir apretando sobre el salario y las jubilaciones en lugar de iniciar el camino de la demanda agregada, del restablecimiento del mercado interno y de recuperar la industrialización y el empleo. Me parece que eso es lo que incide, esa mirada, esa decisión ideológica. Además, no solo en los contenidos, sino también en las formas, revelan una gran impericia. Pero eso son las formas. Además, demuestran un profundo desprecio por lo público. Eso de que el presidente del Banco Central renuncie mientras está el Presidente en el extranjero me parece un desprecio insólito por lo público.

–¿Cree que tiene futuro la alianza entre Massa y Pichetto?

–No tengo ni idea. Hay que preguntarles a ellos qué quieren. No creo que eso tenga demasiado futuro.

–¿Piensa que puede ganar una fórmula peronista que deje afuera a Cristina Kirchner?

–No sé qué quiere decir el peronismo sin Cristina. Cristina es peronista, tiene toda una trayectoria en ese sentido y el pueblo se la reconoce. En todo caso, los calificativos corren por cuenta de ellos.

–¿Habla con ella?

–Sí, pero no tengo un diálogo permanente y sistemático.

–¿Hablan del año que viene? ¿De su rol?

–No, se habla de política, de lo que pasa en Brasil, de que hay que empezar a construir y pensar de cara al futuro en términos programáticos, en los nuevos temas. Hablamos de un futuro muy distinto al pasado que tuvimos.

–¿Cree que el próximo gobierno va a tener una tarea difícil?

–Sí, claro, va a estar muy difícil, pero en todo caso no creo que las soluciones sean las mismas de 2003. Creo que el escenario internacional, local y personal de cada uno de nosotros es distinto. Sí creo que va a haber que tener la misma convicción y audacia que tuvieron Néstor y Cristina para enfrentar una situación dramática. Incendiaria. Si pudimos llevar adelante esa situación, seguramente se podrá enfrentar este desastre que van a dejar acá.

–¿Cómo ve la situación social? ¿Vislumbra un escenario de alta conflictividad?

–La situación social es dramática, en la Capital, las provincias, en fábricas y establecimientos. Es muy preocupante, hay una suerte de acumulación no casual de desgracias sobre los sectores populares. El empleo empieza a tener caída desde febrero de 2018. Las paritarias han sido un fracaso, uno de los grandes fracasos de este año. No se ha dado respuesta a los trabajadores, porque los salarios han venido corriendo desde comienzos de año detrás de los precios. Y el Gobierno no ha hecho nada. Al contrario, ha tratado de que esto siga así, y lo ha logrado con el cepo salarial, que exigen que se rompa ya. La exigencia ahora es “paritarias ya y para todos”. No para un gremio que pueda sortear algo. Tiene que haber un Estado que favorezca la recomposición de un salario que ya perdió, pero la pérdida tiene que ser la menor posible. Si no, vamos a vivir momentos de enorme conflictividad. Se han generado condiciones para una conflictividad galopante, y eso es preocupante. Esto no es una cuestión de poner palos en la rueda o de buscar la conflictividad por sí misma, sino que pasa aquello de que cuando siembras vientos, cosechas tempestades. Me parece que el derrumbe de los puestos de trabajo en la industria, el retroceso de la capacidad adquisitiva y de las asignaciones universales, sin duda, a ellos los pone contentos. De eso no tengo dudas. No tengo dudas de que este año, en ese sentido, en cuanto a objetivos, es un buen año para ellos. Ya lo decía el vicejefe de Gabinete en los Estados Unidos, cuando afirmaba que habían logrado bajar los salarios y los ingresos de los argentinos. Como si fuera un gran logro. Ellos van a sentir que lograron algo importante. Mientras que los trabajadores van a sentir que este ha sido el año con mayor retroceso de sus salarios de los últimos tiempos.

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