La diputada nacional por la Provincia y líder del GEN, Margarita Stolbizer, está en la nebulosa. Con dos años más de mandato en su banca, no parece dispuesta a jugar su nombre en ninguna boleta en los comicios de 2015 desde el espacio que ayudó a fundar, el Frente Amplio UNEN.
Fuentes de su entorno más cercano consultadas por Noticias Urbanas respondieron ante la pregunta por las versiones sobre su posible candidatura a intendenta en el partido de Morón, gobernado hoy por Lucas Ghi (Nuevo Encuentro).
“Ella no lo tiene en consideración lo de Morón y tampoco quiere ser candidata a gobernadora. Sólo pensaría en volverse a postular si se lo pide algún presidenciable, como gesto para que crezca el FAU en Provincia”, informaron.
Es que Margarita tiene un altísimo nivel de conocimiento en el electorado bonaerense y, sin haberse postulado ni haciendo campaña, todas las encuestas que la miden la ubican segunda, con alrededor del 15% de las preferencias, sólo superada por el todavía kirchnerista Martín Insaurralde.
Stolbizer ya fue candidata a gobernadora en 2003, 2007 y 2011 (su mejor resultado fue en 2007 cuando iba colgada de la boleta de Elisa Carrió), pero nunca estuvo con posibilidades reales de acceder al Sillón de La Plata, algo que desgastó su figura (aunque mantiene un núcleo duro de votantes).
En el FAU, hasta ahora, los tres precandidatos a gobernador ni sueñan con índices de conocimiento y preferencia como los de Stolbizer. Tanto Miguel Bazze (UCR), como Gerardo Milman (GEN) y Jorge Ceballos (Libres del Sur) no están en la agenda mediática, copada por el kirchnerismo y el massismo.
Abocada a lo nacional, Margarita es una de las “halcones” en relación a la posible alianza con el Pro en las presidenciales, en sintonía con todo el FAU bonaerense, a diferencia de lo que pasa en Capital y el interior.
Una de las incógnitas será hasta qué punto no pelear una intendencia de un municipio con buena visibilidad como Morón no le es conveniente a una dirigente como Stolbizer y a un espacio como el FAU. Al Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella le sirvió como trampolín para exhibir una gestión distinta a la del PJ, aunque luego eligió ser subsumido a la estrategia kirchnerista.