Salud mental, la protagonista en esta “nueva normalidad”

Salud mental, la protagonista en esta “nueva normalidad”

Florencia Rodríguez analizó la “cuarentena más larga del mundo” y el contexto de crisis en la psiquis de las y los argentinos.


El encierro por la “cuarentena más larga del mundo”, la interrupción de las rutinas, el aislamiento de los afectos y la visualización del mundo desde casa a través de las pantallas, cambiaron nuestra percepción de lo externo y de nosotros mismos. Los duelos y la crisis prepandemia se sumaron luego a la inflación, la presión impositiva y a los altos niveles de pobreza en Argentina, junto al cierre de las escuelas y los comercios y una caída estrepitosa de la economía nacional e individual.

Nada de esto fue gratuito para la salud mental y es por eso que la Organización Mundial de la Salud alertó sobre una “epidemia” de padecimientos psicológicos y sobre la importancia de poner la salud mental en el centro de la agenda global de la salud pública. Propuso además que el bienestar mental se encuentre entre las prioridades para la recuperación post-pandemia del Covid-19.

Es por esto que Noticias Urbanas dialogó con Florencia Rodríguez, doctorada en Psicología en la Universidad de Flores y actualmente licenciada y profesora de psicología en la Universidad del Salvador, que se desarrolla en el campo de atención clínica de adultos y adolescentes con perspectiva de género.

Tal como contó Rodríguez, “durante la pandemia, miedos que anteriormente eran considerados irracionales y que fueron disparadores de diversos cuadros de ansiedad, comenzaron a volverse reales”. Ante esto, “se intensificaron los diagnósticos de trastornos de ansiedad (ataques de pánico, Trastorno de Obsesión Compulsiva, ansiedad generalizada), hipocondría, trastornos de alimentación, depresión, trastornos del sueño y adicciones” y han quedado cuadros de estrés crónicos, cuyas consecuencias son “cansancio excesivo, dificultades para conciliar el sueño, ansiedad y dolor muscular, entre otras”.

 

¿Qué cambió en la salud mental de la sociedad argentina, si se compara la época pre y post-cuarentena? ¿Qué enfermedades mentales ha producido o profundizado la pandemia?

Durante la pandemia, miedos que anteriormente eran considerados irracionales y que fueron disparadores de diversos cuadros de ansiedad, comenzaron a volverse REALES: había que protegerse de un virus del que poco se sabía y donde la información que circulaba por los medios e instituciones de salud era confusa y contradictoria. Lo que antes era el “miedo a la enfermedad” o el “miedo a la muerte”, causantes de crisis de ansiedad, se transformó en un miedo cada vez más real.

Eso significa que la cuarentena en sí misma es una situación que genera ansiedad y estrés. Dentro de esos grados de ansiedad, lo que anteriormente era considerado ansiedad patológica, pasó a ser una respuesta esperable a la situación sanitaria que estábamos atravesando.

Se intensificaron los diagnósticos de trastornos de ansiedad (ataques de pánico, TOC, ansiedad generalizada), hipocondría, trastornos de alimentación, depresión, trastornos del sueño y adicciones. También aumentaron las consultas por duelos. Los duelos por Covid son llamados “duelos complicados” y requieren un tipo de abordaje específico.

Además, por primera vez, los psicólogos también estábamos transitando la cuarentena y adaptándonos a los nuevos requerimientos, por lo cual se acentuó aún más la necesidad por actualizarnos, supervisar y armar redes con otros profesionales y también de cuidar de nuestra propia salud mental para poder acompañar a los pacientes en un contexto de pura incertidumbre. Nos adaptamos también a la atención y consultas online, que requieren un encuadre específico. Ése fue uno de los aspectos más positivos, porque el cambio de modalidad de atención propició que aquellos pacientes que estaban en tratamiento pudieran continuar y que los que querían empezar también pudieran hacerlo, con mucha más flexibilidad.

 

– ¿Se han intensificado también las adicciones?

Muchas personas, no sólo han perdido a familiares y/o amigos a causa del covid, sino que han perdido su estabilidad laboral y económica, sus rutinas, sus actividades y espacios de interés, sus vínculos sociales, y eso no sucede sin consecuencias. Cada persona, según los recursos emocionales que tenga, puede afrontar una situación de “crisis” de diversas maneras. Cuando no tenemos herramientas suficientes para poner en palabras lo que nos pasa, recurrimos a otros mecanismos evasivos, que derivan en conductas relacionadas con los excesos: de trabajo, de alcohol, de comida, de sustancias, de redes sociales. Es una manera de expresar la angustia y la desorganización emocional ante un contexto crítico.

 

– Si la Argentina fuera un paciente en tu consultorio, ¿cuál sería tu diagnóstico?

No podría dar un diagnóstico porque perdería de vista las individualidades y las características que hacen que cada persona sea única: su contexto, la red de apoyo, su personalidad, su historia de vida, sus intereses. Sí puedo decir que para todos fue una crisis que puso en jaque la propia vida. La pandemia nos obligó a PARAR, algo que en la realidad de ese entonces era muy difícil. Todos se vieron obligados a repensarse a sí mismos, con todo lo que ello implica. Por eso, para muchos, la pandemia significó costos, pero también beneficios, y hay que tener en cuenta ambos aspectos para hacer un diagnóstico completo.

 

– ¿Los efectos psicológicos de este cóctel de situaciones inusuales que trajo el Covid-19 ya están expuestos o algunos serán desarrollados a mediano plazo? ¿Qué consecuencias puede haber a nivel social?

Considero que en la vuelta a la “nueva normalidad” comienzan a evidenciarse aún más los efectos de haber transitado una pandemia y todas las restricciones que condicionaron la vida de las personas. Esto es porque para muchos, el estado de aislamiento les ha sido funcional a su padecimiento. Por ejemplo, una persona que sufre ansiedad social, al estar aislada, seguramente no presente síntomas y puede desarrollar su rutina normalmente. Pero al volver a retomar sus tareas y contacto con los otros, los síntomas reaparecen.

De por sí, estar tantos meses viviendo en condiciones que no son las habituales genera un estrés que, sostenido en el tiempo, se transforma en un estrés crónico y hoy se ven las consecuencias: cansancio excesivo, dificultades para conciliar el sueño, ansiedad, dolor muscular, entre otras.

A nivel general podría decir que hay más conciencia de la importancia del cuidado de la Salud Mental y de la importancia de implementar hábitos y estrategias que generen bienestar. Los argentinos realmente se han puesto a pensar y evaluar su vida cotidiana y a tomar decisiones en post de buscar ese bienestar y, por ende, una mejor calidad de vida.

 

– ¿Qué segmentos sociales sufrieron más daño en su Salud mental durante la pandemia?

Considero que las mujeres fueron una de las poblaciones más afectadas, debido a que en cuarentena han aumentado los casos de violencia de género. Muchas mujeres han tenido que convivir con su agresor 24 horas al día debido a las restricciones y eso, sin dudas, generó daño psicológico a estas familias.

Los niños y adolescentes también forman parte de los sectores más afectados, porque su mayor ámbito de desarrollo y crecimiento es la escuela y los vínculos que allí construyen. Y si bien continuaron con la modalidad virtual, no fue estable porque cambiaban las reglas constantemente. Además, también tuvieron que convivir con sus familias y con adultos que debían continuar realizando sus actividades laborales. El espacio limitado y las condiciones de aislamiento fueron un factor muy influyente.

Los trabajadores también sufrieron las consecuencias, porque la modalidad “home office” generó que muchos extiendan sus jornadas laborales más de lo debido. Otros, por el contrario, quedaron desempleados o no continuaron con sus actividades habituales.

Los ancianos y aquellos que pertenecían a los grupos de riesgo, fueron los más aislados, porque salir para ellos significaba la probabilidad de contraer el virus y en algunos casos, la muerte.

 

– Argentina es el país con mayor cantidad de psicólogxs, sin embargo, ¿considerás que el Estado argentino le da relevancia suficiente a la salud mental de la sociedad a través de, por ejemplo, políticas públicas, campañas de información y/o inversión?

Argentina es uno de los países con más conciencia sobre el cuidado de la Salud Mental, pero considero que no se le dio esa relevancia al tema durante la pandemia, ni hubo políticas públicas que acompañen el proceso. Todo el foco estuvo puesto en la prevención del Covid-19, pero sin pensar en las consecuencias en la Salud Mental de las personas. Si emocionalmente no contamos con las herramientas adecuadas, se debilita nuestro sistema inmunológico y somos cada vez más propensos a contraer enfermedades. Por eso, un abordaje en Salud debe ser integral. Salud física y salud mental van de la mano.

 

– ¿Está recomendado el consumo de ansiolíticos o antidepresivos?

Es importante saber que generalmente un tratamiento psiquiátrico va acompañado de un tratamiento psicológico. Con la medicación lo que se busca es estabilizar emocionalmente al paciente y disminuir los síntomas y en terapia se trabaja sobre la causa de los síntomas, psicoeducación y herramientas para lograr afrontarlo.

Por eso, en el caso de consumir ansiolíticos o antidepresivos, éstos deben ser recetados por un médico psiquiatra. Automedicarse libremente no puede ser una opción, porque estos tratamientos requieren seguimiento de un profesional idóneo.

 

-La cuarentena nos obligó a ver el mundo a través de pantallas desde casa: medios de comunicación, redes sociales, etc. ¿Cómo creés que esto afectó a la psiquis y percepción no sólo del contexto que nos rodea sino también de nosotrxs mismxs?

Sin dudas, los medios de comunicación y las redes sociales jugaron un rol muy importante. Se potenció mucho más su uso durante la cuarentena. En algunos casos los benefició, porque permitió que las personas puedan seguir adelante con sus actividades, pero en otros influyó de manera negativa, aumentando el estrés y las crisis de ansiedad. Es por eso que su uso es recomendado siempre que se pueda establecer un límite claro y pensar qué de esa información que consumo me sirve o no.

 

– ¿Cuál es la importancia de acudir a un/una profesional de la salud mental a tiempo?

Primero, es importante señalar que cuando sientas que un área de tu vida se ve afectada por cuestiones ligadas a la Salud Mental, es el momento de realizar una consulta a un profesional matriculado, puede ser psicólogo o psiquiatra. Ellos determinaran cuáles son los pasos a seguir y el tratamiento más adecuado. La consulta a tiempo es fundamental, sino los síntomas pueden ser sumamente limitantes y afectar también tu salud física. Buscar el bienestar e implementar estrategias de autocuidado es fundamental para un buen estado de salud general.

 

– ¿Qué hábitos o consejos podrías sugerirles a aquellas personas que aún no determinen comenzar terapia o que no tengan dinero para hacerlo?

Algunos piensan que Salud Mental es únicamente ir a terapia, pero no es así. Salud Mental son también los hábitos diarios que puedas incorporar para tener una mejor calidad de vida: realizar actividades que disfrutes, llevar adelante una alimentación con todos los nutrientes que tu cuerpo necesita, elegir un trabajo que esté acorde a tus intereses y deseos, construir vínculos sanos, buscar espacios para descansar cuando es necesario, realizar alguna actividad física, limitar los horarios laborales y/o de estudio, entre otros.

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