‘Ningún candidato de la oposición está canalizando el affaire Nisman’

‘Ningún candidato de la oposición está canalizando el affaire Nisman’

Por Laura Di Marco

El consultor Raúl Aragón analiza el 18F y las repercusiones del caso Nisman. En el ámbito local, explica por qué “Macri se equivoca al apoyar abiertamente a Larreta".


“No es lo mismo una catarsis colectiva que un movimiento social”, asegura el consultor Raúl Aragón en un rápido paneo que hace el día después de la marcha del silencio, en la contratapa de Noticias Urbanas. Mientras procesa datos para una encuesta posmovilización (contará con 3 mil casos, adelanta), advierte que, para que las protestas perduren y tengan traducción política, tienen que encontrar una estructura adecuada.

“Y hoy ningún candidato de la oposición está canalizando esta protesta, ni el affaire Nisman”, afirma.

Director de la consultora que lleva su nombre, Aragón es analista de opinión pública y tiene como clientes a políticos y organismos provinciales. Hizo un doctorado de Comunicación Social en la Universidad de La Plata y actualmente enseña en la cátedra de Opinión Pública en el posgrado de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

“La marcha fue importante –dice– pero no hubo dos millones de personas en la calle como en el 8N. ¿Si esto va a tener continuidad? ¿Quién lo sabe”.

–¿Y cómo llega a la conclusión de que ningún opositor está capitalizando la marcha del silencio si aún no hubo mediciones posteriores a la protesta?

–Con un cálculo sencillo. Si tomamos la Capital, el 85 por ciento de los porteños votó a la dirigencia opositora en las últimas elecciones. Y si, paralelamente, tomamos la cantidad de gente que fue a la marcha, unas 300 mil o 400 mil personas (según la Metropolitana, por ejemplo), vemos que los convocados son apenas entre el 15 o el 20 por ciento de ese electorado. Entonces, no es la dirigencia política la que los convocó. Por otra parte, la gente fue por muchos motivos.

–Había mucha gente despolitizada en la marcha que se movilizó simplemente por empatía con una tragedia. La orfandad de las hijas de Nisman movilizó a muchos. Es decir, una parte fue movida más por emociones que por política.

–También hay que decir que otra fracción se movilizó por una demanda republicana: fue a pedir una Justicia independiente. Y esta es la primera vez que, en democracia, la gente se moviliza por un valor. No es una marcha en contra de la inflación o para pedir más seguridad sino para pedir transparencia en una investigación judicial. En una palabra, hay argentinos que fueron a la plaza a pedir una Argentina de mayor calidad institucional.

–Pero usted dice, sin embargo, que si comparamos la marcha del silencio con protestas como las del 8N, la manifestación no fue tan numerosa.

–Evidentemente, porque hay mucha gente desinteresada de estas cuestiones. Y el número de desinteresados también es alto. Pero eso también habla de la debilidad de la dirigencia opositora.

–¿Y qué puede pasar con las demandas que se expresaron?

–No es lo mismo una catarsis colectiva que un movimiento social. En Egipto, las protestas duraron un mes. En España también se quedaron un mes. El día del renunciamiento de Evita, la gente esperó tres horas una definición: ahí había un movimiento social. En cambio acá la gente va un rato, protesta un poco y vuelve a su casa. Y después, todo se diluye. Después del 8N, no pasó nada. Yo no soy trostkista, pero en la Historia de la Revolución Rusa, Trotsky sostiene que los bolcheviques –que eran minoría– se quedaron con el liderazgo de la revolución porque eran los únicos que tenían la estructura para canalizar esa protesta.

–Vamos a la Ciudad, ¿cómo ve el conflicto desatado por la interna entre Michetti y Larreta?

–Bueno, ella va a ganar y Macri se equivoca al apoyar abiertamente a Larreta.

–¿Por qué?

–Porque si Larreta pierde las PASO, el análisis será que el candidato de Macri perdió en su propio territorio. No sé quién le habrá aconsejado blanquear ese apoyo, pero es un error.

–¿Qué dicen los números?

–El Pro hegemoniza en la Ciudad, con Michetti a la cabeza (22,1 por ciento), a la que le sigue Larreta (17,3); luego viene Martín Lousteau con 13,2 por ciento, y finalmente Juan Cabandié, con un 8,5 por ciento. El kirchnerismo tiene un 10 por ciento en la Ciudad, así que Cabandié canaliza ese núcleo duro. Bastante más atrás vienen Diego Santilli (7,8), Graciela Ocaña (3,9) y Cristian Ritondo (3,3).

–¿Por qué Ocaña está tan abajo?

–Porque hoy la gente no quiere liderazgos de denuncia. Quiere propuestas propositivas y Ocaña no está encarnando esa opción.

–¿Por qué Massa no logró construir un candidato en la Ciudad?

–Bueno, el candidato de Massa para la Ciudad siempre fue, en verdad, Lavagna, pero mide un 10 por ciento y no quiere arriesgarse.

–¿Y a nivel nacional? ¿Quiénes entran al balotaje?

–Continúa el triple empate entre Scioli, Massa y Macri. En mis números hoy entran a la segunda vuelta Scioli y Massa, pero Macri se está acercando. También está creciendo De la Sota.

–¿Y Randazzo? Cristina tuvo un gesto fuerte con él y muchos kirchneristas dicen que Scioli no tiene tan asegurada la interna.

–Bueno, ocurre algo curioso cuando medimos las PASO dentro del Frente para la Victoria. Allí Scioli tiene un 16 por ciento y Randazzo entre un 8 y un 9 por ciento. Pero cuando le preguntamos a la gente qué pasaría si, en lugar de Scioli, el candidato bendecido por Cristina fuera Randazzo, entonces te dicen que votarían a Randazzo, que sube varios puntos acercándose a Scioli. Así que no está claro el panorama allí. La verdad es que no se entiende lo que hizo Scioli.

–¿Por qué?

–Porque si hubiera renunciado en su momento al kirchnerismo, hoy tendría muchas más chances de ser el próximo presidente y de liderar el peronismo. En cambio, si pierde la interna, se va a tener que ir.

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