Ni Uber, ni taxi: She Taxi

Ni Uber, ni taxi: She Taxi

La iniciativa fue de María Eva Juncos, una taxista de Rosario. La idea nació luego de oir que muchas pasajeras le hablaban sobre la inseguridad de viajar en taxi. Busca expandirse por todo el país.


Con el fin de disminuir los incidentes de acoso y violencia de género, para generar mayor seguridad en las pasajeras, llega “She Taxi”. Se trata de la primer aplicación argentina, que tiene el fin de solicitar taxis conducidos por mujeres y quiere expandirse por el país.

La iniciativa fue de María Eva Juncos, una taxista que trabaja hace diez años en Rosario. La idea nació luego de escuchar que muchas de sus pasajeras le comentaban sobre la inseguridad o el miedo que les ocasionaba viajar en taxi.

Asimismo, se informó que la aplicación es gratuita y está disponible para iOS y Android. Tal así como es el sistema en otras herramientas similares, el usuario debe darse de alta ingresando un nombre y contraseña.

Una vez que se pide el vehículo, automáticamente se reciben los datos de la conductora y se puede ver el recorrido a través de un mapa. También, cuenta con un chat para poder comunicarse con la conductora durante el trayecto y hasta cinco minutos, luego de haber concluído el viaje.

She Taxi cuenta con 70 taxistas inscriptas en Rosario. Son todas conductoras registradas, con habilitación municipal y se aplica el mismo precio que en todos los taxis, con el plus de que no hay que abonar ningún valor adicional.

La aplicación ya lleva 2800 viajes realizado, por ahora solo en la ciudad santafesina, ya que, por el momento, es la única del país donde se encuentra habilitada. Pero se estima que en dos semanas, el servicio llegará a la ciudad de Córdoba y se está evaluando la posibilidad de lanzarlo en Salta, Tucumán y Buenos Aires.

Existen proyectos similares en otras partes del mundo. Por ejemplo, en Pakistán funciona Pink Taxi; en Nueva York, existe una aplicación llamada She Rides: Women for Women y en Brasil está Femitaxi, que funciona en las ciudades de San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte.

Estas acciones se enmarcan dentro ciudades seguras libres de violencia contra las mujeres, un programa de la Organización de las Naciones Unidas que busca que el transporte público sea un lugar seguro para las mujeres.

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