“Necesitamos despolitizar la gestión de la Auditoría”

“Necesitamos despolitizar la gestión de la Auditoría”

Entrevista a Vicente Rodríguez, auditor de la Ciudad. La partida de María Victoria Marcó a las huestes del Gobierno nacional abrió una vacante en el colegio de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires. Ante esta situación, el Pro impulsó la llegada del contador Vicente Rodríguez.

Vicente Rodríguez, auditor de la Ciudad.

Si bien cuenta con sólo 37 años de edad, Rodríguez forma parte del ya mítico Compromiso para el Cambio, una de las patas sobre las que se construyó el Pro en la Ciudad de Buenos Aires, allá por el 2003.

Siempre cercano a Pablo Clusellas (actual Secretario Legal y Técnico de la Presidencia) y al abogado presidencial todoterreno Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, Vicente Rodríguez desempeñó varias funciones en el ámbito porteño. Desde el 2008 al 2011 trabajó junto a Clusellas en el Gobierno de la Ciudad, luego tuvo un primer paso por la Auditoría de la Ciudad hasta el 2015, año en el cual desembarca en el Instituto de Juegos y Apuestas de la Ciudad.

Ahora, Rodríguez arriba nuevamente a la Auditoría, en este caso ya como auditor. Y lo hace en un momento álgido de la política porteña, con las PASO ya en el horizonte. Esta coyuntura, sumada a la gestión del organismo, fueron algunos de los varios temas sobre los cuales Noticias Urbanas entrevistó al flamante funcionario.

¿Cuál es su ADN político? ¿Cómo y cuándo  ingresa al mundo de la política?

Mi ingreso a la política se da no por el lado de la militancia sino que fue más por razones laborales. Cuando Mauricio Macri gana las elecciones como jefe de gobierno en el 2007, gente allegada a Pablo Clusellas me convoca a asesorarlo en cuestiones de técnicas presupuestarias. En el 2009, fui designado Director del Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires y ahí comienza formalmente mi relación con la política, a la cual luego me afianzo a través de los valores que encontré dentro de Compromiso para el Cambio.

¿Con quién se lleva mejor: con Pablo Clusellas, Fabián Rodríguez Simón o José Torello?

Me llevo bien con los tres. Con Pablo (Clusellas) tuve más una relación más cercana por una cuestión laboral persistente en el tiempo durante la primera gestión de Macri en la Ciudad. Pero mi relación es excelente con los tres.

Si bien ya trabajó en la Auditoría, ahora asumió el cargo de auditor. ¿Cuál fue su primera impresión sobre la actualidad del organismo?

Mi visión es ahora distinta. El cambio de rol al pasar a ser ahora auditor permite visualizar desde otra óptica distintas situaciones. Hay temas pendientes pero los estamos trabajando muy bien entre todos los auditores. Más específicamente, junto a Raquel Herrero, Jorge Garayalde y Facundo Del Gaiso hemos logrado conformar en poco tiempo un equipo de trabajo muy sólido.

En cuanto a la gestión diaria, en el tiempo que estuve afuera de la Auditoría, el colegio de auditores logró, por ejemplo, el primer Convenio Colectivo de Trabajo. Ahora estamos analizando la posibilidad de mudarnos a un edificio propio, lo que redundaría en múltiples beneficios, que van desde una sensible mejora en lo que respecta al ámbito laboral para los empleados de la auditoría, hasta un significativo ahorro para las cuentas del organismo, ya que dejaríamos de alquilar distintas oficinas para su funcionamiento.

¿Coincide con la idea de que la Auditoría debe investigar al Poder Ejecutivo?

Por supuesto que no. La Auditoria General de la Ciudad, es un organismo creado por la Constitución y tiene como fin el de ser un órgano de control externo, auditando y proponiendo recomendaciones al Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Dedicado a medir resultados y a promover la mejora de la calidad de la gestión pública, contribuyendo a alcanzar una sólida cultura de rendición de cuentas.

¿Cómo es la dinámica de trabajo entre los auditores? 

La Auditoría general trabaja en comisiones, como el poder Legislativo, en las cuales nos repartimos entre los siete auditores generales. El colegio de auditores se reúne todos los días miércoles, en donde se analizan y tratan temas institucionales, además tratar los proyectos finales de informes para su posterior aprobación.

La carrera electoral marca los tiempos. ¿Cómo piensa que estos vaivenes pueden afectar el funcionamiento de la Auditoría?

La verdad es que no debería. La Auditoría es un organismo técnico. Indudablemente, desde el colegio de auditores se analizan distintas áreas que por momentos se encuentran cercanas a la política. Pero estoy completamente convencido de que necesitamos despolitizar la gestión de la Auditoría.

Si bien usted no era auditor en ese momento, las derivaciones del caso Time Warp dispararon posturas encontradas hacia el interior de la Auditoría. De hecho, días atrás procesaron al director general de Habilitaciones y Permisos de la AGC, Diego Pérez Lorgueilleux, por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. ¿Hechos como éste pueden complicar el funcionamiento del organismo?

Resulta claro que si bien la Auditoría se trata de un organismo por definición técnico, también es cierto que cada uno de nosotros procedemos de determinados espacios políticos. Deberíamos evitar que cuestiones exógenas impidan el correcto desempeño de este órgano de control. Como señalé, la Auditoría no tiene como tarea investigar o cuestionar judicialmente al Poder Ejecutivo. Su tarea es auditar y recomendar mejores políticas de gestión pública, justamente para prevenir estas situaciones.

¿Ya pudo analizar cuáles temáticas piensa desarrollar durante su gestión como auditor?

Actualmente soy presidente de la Comisión de Economía, Hacienda y Finanzas. Además formo parte de ocho de las quince comisiones que existen. Desde que me desempeño en la función pública, siempre he intentado participar en aquellos desafíos relacionados con el ámbito presupuestario, ya que soy de profesión contador público, con especial énfasis con proyectos que impulsen la modernización del Estado.

También se desempeñó en el Instituto de Juegos y Apuestas, en un momento clave como fue el traspaso de sus competencias. Después de tantas idas y vueltas, ¿cuál es su experiencia o su opinión sobre esa transferencia?

Creo que constituye un paso trascendental en materia de potenciar cada vez más la autonomía porteña. La Ciudad de Buenos Aires era el único distrito que no regulaba ni controlaba el juego en su jurisdicción. A partir del traspaso impulsado en conjunto por el Gobierno nacional y el de la Ciudad, ahora quedó en la misma condición que el resto de las provincias, que regulan y controlan por su cuenta la actividad. Creo que estas acciones como también las de lograr que las empresas del juego reconocieran sus deudas impositivas con la Ciudad y comenzaran a pagarlas forman parte de un camino largo en busca de la completa autonomía del distrito y que debe continuarse con el traspaso de la Justicia, del puerto y demás competencias.

Con respecto a las elecciones legislativas, ¿piensa que en la Ciudad se va hablar de los baches y del Metrobús o la participación de Carrió terminará nacionalizando el escenario?

Creo que se va a hablar un poco de todo. Es verdad que la presencia de Carrió quizá termina nacionalizando una elección local. Pero yo creo que el termómetro para estas elecciones será la gestión en la Ciudad. Y según distintas encuestas la de Horacio (Rodríguez Larreta) tiene una aprobación superior al 65%. Entiendo que la mejor campaña que pueden hacer en la Ciudad es mostrar y hacer visibles todas las transformaciones y los avances que se están logrando desde la gestión en la Ciudad.

Como funcionario político del Pro, ¿cómo analiza la gestión de Horacio Rodríguez Larreta?

Como funcionario de este espacio yo veo a la gestión de Horacio como una continuidad y también como una evolución de la gestión de Mauricio Macri al frente de la jefatura de Gobierno. En ese entonces, Mauricio tuvo que sentar las bases para comenzar a diagramar una ciudad más moderna, más segura y más inclusiva. Yo creo que ahora Horacio le está dando a la gestión en la Ciudad una impronta propia muy fuerte con la urbanización de las villas, en especial de la Villa 31, lo cual permite alcanzar una ciudad más integradora y más justa. A eso hay que sumarle una cantidad de obras de infraestructura como el Paseo del Bajo, la Villa Olímpica en Soldati y el reordenamiento del tránsito a través de la red de Metrobuses que van a mejorar la calidad de vida de todos los vecinos.-

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