Doctora de los juguetes, iniciativa que lleva alegría a la región

Doctora de los juguetes, iniciativa que lleva alegría a la región

Silvia Moreno, impulsora de la iniciativa, comenzó recolectando juegos infantiles en desuso de diferentes familias tras la muerte de su hija en 2015.


Silvia Moreno es de Posadas, ciudad de la provincia de Misiones y comenzó con una idea simple: recolectar los juguetes que los hijos de algunas de sus amigas ya no usaban para donarlos a alguna entidad caritativa.

Desde muñecas sin brazos hasta camiones a escala con rueditas partidas, ella recibía y juntaba todo lo que podía en su casa. No importaba si el juguete estaba dañado, Silvia cocía, pegaba y ensamblaba todas las piezas que eran necesarias para dejarlo en condiciones. Luego de reparar lo que hacía falta, buscaba algún sitio que realmente pudiera aprovechar todo lo recolectado.

En el 2015 Silvia Moreno sufrió la perdida más dolorosa de su vida: Mora, su tercera hija de 32 años, fallecía tras una larga lucha contra el cáncer. Aquel episodio desolador para cualquier madre marcaría en Silvia el comienzo de un proyecto solidario.

Su primera entrega consistió en 600 bolsas de juguetes que tuvieron como destino la capilla de una iglesia. La historia de su iniciativa solidaria, para ese entonces, ya había captado la atención de los medios provinciales, así como también los de Buenos Aires, quienes destacaron su rol y la apodaron como la ‘doctora’ de juguetes.

A partir de ahí empecé a recibir juguetes de todas partes del país. Muchas veces el costo mismo del envío superaba al valor del paquete. Eso marcaba que la gente tenía muchas ganas de ayudar”, cuenta Moreno. Con esa nueva notoriedad se vio superada por la cantidad de objetos y juegos infantiles que le llegaban a su casa. La dificultad por clasificar tantas piezas y detectar sus fallas ─además de repararlas─ fue tanta que se le sumaron doce voluntarios para que colaborar con la misión solidaria.

Además, le fue cedido un depósito para el guardado de todos los envíos que le llegaran. De esta manera, Silvia pasó a tener un sitio destinado solo para almacenar aquellos juguetes dañados que ya nadie quería, como si fuese un ‘hospital’ a donde ingresaban para curarse y continuar con su destino: divertir a los niños. “No somos una ONG”, advierte Moreno. “Lo hacemos todo a pulmón”, agrega.

La organización entre los mismos voluntarios fue fundamental para cumplir con éxito la operación. Algunos cocían, otros cortaban y usaban el pegamento y otros con más conocimiento, como Silvia, se encargaban de arreglar las piezas mecánicas y electrónicas. Así, las bolsas que eran destinadas a las diferentes entidades se acumulaban con más facilidad en el depósito. En 2019, para el día del niño, el ‘Hospital de Juguetes’ logró juntar y entregar unos 10.000 paquetes a niños de diferentes poblaciones rurales.

Durante la epidemia del mortífero virus el ‘Hospital de Juguetes’ siguió en funcionamiento, aunque tuvieron una baja en sus voluntarios. Actualmente, hay cinco personas –de las 12 iniciales– colaborando desde sus casas en la reparación y posterior distribución de las bolsas. Todos los elementos infantiles, por otro lado, se higienizan previamente de una manera minuciosa, no solo por protocolo ante el covid-19, sino también porque muchos de ellos son enviados a hospitales oncológicos de la provincia y deben estar libres de cualquier bacteria.

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