Las primeras jugadas para una elección crucial

Las primeras jugadas para una elección crucial

Son comicios que definirán las posibilidades presidenciales de varios candidatos. Y aunque recién se disputarán el año que viene, hay movidas al respecto y alternativas de choque entre pesos pesados.


El año que viene, como cada dos años, el mayor distrito del país renovará 35 bancas de la Cámara de Diputados de la Nación. Pero también, como pasa cada seis años, renovará sus tres senadores que lo representan en la Cámara alta del Congreso nacional. En 2011, con el huracán Cristina en la boleta, esa disputa pasó inadvertida, ganando por goleada Aníbal Fernández. En 2017 no será así.

En 15 meses, cuando se desarrollen las primarias, los ojos de todo el mundo político y mediático estarán puestos, justamente, en esa contienda: dos bancas por la mayoría y una por la minoría para representar a 14 millones de bonaerenses tendrán un impacto nacional inevitable en dos aspectos: la consolidación (o no) política del Gobierno nacional y la redefinición del liderazgo en el espectro peronista.

Pero si quien gane o pierda (solamente dos partidos se reparten las bancas) redefine cuestiones de liderazgo y catapulta a los presidenciables, la holgada lista de diputados que representen a la Provincia puede engordar las filas oficialistas y sacar a Cambiemos de la engorrosa y constante tarea de negociar cada paso o, si el electorado le es esquivo, robustecer a alguno de los bloques opositores y darles mayor visibilidad (como pasó con el Frente Renovador en 2013).

El frente peronista

Dos de los principales liderazgos peronistas no van a competir en la boleta bonaerense del PJ-Frente para la Victoria (si es que no se disuelven ambas marcas electorales). Como ya se relató en números anteriores, el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey no tiene pensado armar un espacio propio en la Provincia y apoyará a quien surja en el justicialismo. Posmoderno al estilo Marcos Peña, su entorno no ve la necesidad de sumar espacios en el mayor distrito del país como un paso inexorable a su postulación presidencial en 2019. Su esfuerzo está puesto en ganar en Salta y mantener la instalación mediática nacional (su casamiento iría en esa dirección).

Tampoco Sergio Massa competirá en una boleta PJ-FpV. Fuentes del Frente Renovador dan por muerta la posibilidad de que el tigrense vuelva al PJ y dirima una candidatura siquiera en primarias con ellos en las próximas elecciones (en 2019 es otro cantar). Liderando los sondeos de imagen positiva, el rol de opositor constructivo le otorgó un halo de seriedad que había perdido en su debacle de hace un año, cuando su partido fue desguazado a manos de Daniel Scioli.

Massa necesita renovar una quincena de diputados y para ello no hay otra persona salvo él que traccione los votos necesarios para que esa merma no se note (es difícil que logre un resultado similar al de 2013, cuando arañó el 43 por ciento). Desde el massismo explican que las filtraciones de que su candidatura a senador no es segura “son para generar un poco de misterio y que crezca la expectativa”. Un viejo vicio que en 2013 le dio resultado pero que hoy por hoy parece una zoncera.

El candidato del PJ-FpV (¿se mantendrá esa sigla?) con altas posibilidades de presentarse es Florencio Randazzo, quien ya activó sus movimientos y reuniones pero se mantiene distante de Urtubey y Massa. En silencio, trabaja para su construcción propia a la espera que decante el cristinismo duro (con quien quedó enfrentado) y se reordene el partido.

El excandidato presidencial Daniel Scioli, fiel a su estilo, mantiene vasos comunicantes con todos. Ni rompe con el kirchnerismo ni se aleja de los gobernadores del peronismo tradicional. Su legado en la gestión bonaerense le juega en contra pero eso no le importó: a los pocos días de asumir Macri, ya hizo trascender su interés de competir por la senaduría en 2017, aunque sus chances parecen casi nulas tras la derrota presidencial.

La improbable disputa de las damas

Algunos especulan con que las dos mujeres más importantes de la vida política argentina desde Eva Perón podrían tener su duelo para alquilar balcones en la mayor vidriera del país: nada más ni nada menos que Cristina Kirchner y Elisa Carrió. Pero si bien el cristinismo duro sueña con esa posibilidad, la realidad hoy muestra que es algo lejano e improbable. La expresidenta enfrenta varios desafíos judiciales que prometen complicarse con el correr de los meses, y una porción del PJ provincial ya no le responde. Aunque, por ahora, cuenta con un núcleo duro de votantes nada desdeñable y que, si la reactivación económica no llega, podría incrementarse en los sectores populares.

Por su parte, y a caballo del vendaval judicial contra Lázaro Báez, Carrió viene subiendo en las encuestas –por lo bajo en Pro admiran que a pesar de sus años en política y de su núcleo duro de imagen negativa, su positiva subió 11 puntos– y podría ser candidata en Provincia por haberse mudado a la localidad bonaerense de Exaltación de la Cruz. Además, en Cambiemos hay carencia de dirigentes con alto nivel de conocimiento y la campaña sería más fácil con un chacal político del tamaño de Carrió en la cancha.

Si bien Cristina no ha hecho una sola mención de interés sobre volver a ser candidata a senadora (arrasó en las elecciones de 2005, dándole el tiro de gracia al duhaldismo), su densidad política hace inevitable esa especulación, aunque fiel al estilo que cultivó durante tantos años, mantendrá la expectativa hasta el final y decidirá según las posibilidades reales de un triunfo. Volver a la Cámara de Diputados, donde estuvo a principios de los 90, tampoco suena probable, aunque significaría un ingreso asegurado.

Consultada sobre el tema, Elisa Carrió dio importantes definiciones días pasados en TN. La cofundadora de Cambiemos opinó que Cristina “será candidata a senadora en Santa Cruz”, pero agregó enseguida: “En caso de que lo sea en Buenos Aires, confrontaremos”.

Zigzagueante, Carrió niega su postulación a senadora, se escuda en que ella es un “infarto” para las encuestas (“un día estoy arriba y otro día estoy abajo, me inflan y desinflan”) y que no se sabe cómo estará al momento del cierre de listas. Pero aseguró dos elementos claves: que “jamás” romperá Cambiemos y que está “dedicada a investigar las mafias de la provincia de Buenos Aires, peores que las federales, las más peligrosas del país”.

Algunos del Pro señalan que su acercamiento y defensa a la gobernadora María Eugenia Vidal viene por ese lado. Sorprendió que su crítica hacia la designación de Gustavo Ferrari como ministro de Justicia bonaerense fuera tan lábil, mientras que fustigó a la vicepresidenta Gabriela Michetti por cuestiones más personales que políticas. El encuentro de Vidal y Carrió en Nueva York podría ser el prólogo de una asociación táctica de cara a 2017. Lo único seguro en Cambiemos es que la gobernadora será uno de los ejes de la campaña, más allá de los nombres que aparezcan en la boleta.

El primo Macri y el radicalismo

Jorge Macri es la otra figura que hoy aparece para encabezar una nómina de Cambiemos en la Provincia. Como esta elección presenta dos cabezas de lista (diputados y senadores), ofrece la posibilidad de que una sea encabezada por Carrió y otra por Jorge Macri o viceversa (hoy las alternativas se presentan como intercambiables). Las encuestas, la conveniencia, los vaivenes de Carrió con el Pro y otros factores coyunturales irán delineando las posibilidades de cada uno. El otro socio de la alianza, el radicalismo, hoy exige el número dos en la boleta de senadores. Y si finalmente encabezaran las listas Carrió y Jorge Macri, también apuntarán a colocar el segundo lugar en la nómina de diputados.

Por ahora, las fichas comienzan a moverse, y mientras los chispazos por la situación económica ocupan la agenda, por debajo y de a poco la dirigencia empieza a tejer el 2017.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...