Isabel de Sebastián: “Apunto a ser una cantante nacional”

Isabel de Sebastián: “Apunto a ser una cantante nacional”

Por Enrique Colombano

En 2013 lanzó su disco debut como solista, que fue muy bien recibido por el público y la crítica. Ahora, la intérprete va por mucho más. El 2 y el 9 de mayo se la puede escuchar en Boris.


Isabel de Sebastián transita su vida entre Nueva York y Buenos Aires. En el norte del continente tiene a su familia, y en el sur, su carrera de cantante, relanzada en 2013 con un CD al que la crítica, por unanimidad, catalogó como uno de los mejores del año. Se tomó bastante tiempo para terminarlo y el resultado valió la pena: nueve temas exquisitos, de diferentes estilos, que son, cada uno, una gema en sí mismo. Una obra contundente que va desde el rock y el pop al bolero, pasando por la cumbia peruana y la balada folclórica, con matices de guitarras que parecen sacadas de un spaghetti western musicalizado por Ennio Morricone. Su voz y su interpretación también ganaron con el correr de los años hasta convertirla en lo que es hoy: una cantante extraordinaria.

En los 80, Isabel lideraba Metrópoli junto a Ulises Butrón y Celsa Mel Gowland, una banda pop que lanzó dos discos al mercado: “Cemento de contacto” y “Viaje al más acá”. Junto a Fabiana Cantilo, Vivi Tellas y Edith Kucher también integró las míticas Bay Biscuits, aquel grupo de chicas vanguardistas que en algunas ocasiones acompañaron a los Redonditos de Ricota. Compuso “En camino” junto a Gustavo Cerati y Charly Alberti para el disco “Signos”, de Soda Stereo, y fue corista de Luis Alberto Spinetta –con quien grabó “Privé”–, y de Virus, cuando la banda de los Moura presentó en vivo “Relax”.

En el 89, Isabel se fue a los Estados Unidos a grabar un álbum solista que nunca salió, y durante más de una década casi no supimos de ella. En ese lapso se enamoró de Bob Telson –un talentoso compositor y pianista, autor, entre otras obras, de la banda de sonido de la película Bagdad Café–, se casó con él, tuvo hijos, incursionó en el tango, lo promovió y se fue acercando a diferentes estilos musicales.

Volvió a la Argentina en 2003 para cuidar a su mamá, que atravesaba los últimos tramos de su vida. Y decidió quedarse, a pesar de la crisis política y social que azotaba al país. En 2007, a dúo con Telson, lanzó Trip, un fino álbum con temas del compositor norteamericano, donde prima el jazz, que fue presentado por la pareja en espacios como La Trastienda y Notorious. Finalmente, Isabel decidió saldar la cuenta pendiente con su carrera solista y sacudir a todos con un regreso a los primeros planos que la encuentran con esa madurez que da el haber recorrido un largo camino.

“A esta altura de mi vida rescatar una carrera de artista es realmente un privilegio que no esperaba vivir. Es un bonus track”, confiesa Isabel, con quien nos juntamos a charlar en un bar de Palermo.

–¿Esperabas tal aceptación de tu disco?

–La verdad es que no. Primero, porque la industria discográfica está quebrada y hay pocas maneras de llegar a la gente. Además, es un disco muy ecléctico que, quizás, no es lo que mis fans de los 80 esperaban. Por eso fue una sorpresa cómo reaccionó la prensa y cómo lo recibió el público. Una sorpresa muy grata. En el único lugar donde pagué mi eclecticismo fue en los Premios Gardel, ya que, a pesar de las buenas críticas, no obtuve ninguna nominación. Es un disco imposible de definir en una terna. Tiene rock, pop, latino, guitarras del Lejano Oeste. ¿Cómo hacés para clasificarlo?

–¿Estás empezando a armar un nuevo álbum?

–Estoy en eso. Todavía no empecé a grabar, aunque sí ya hay algunas canciones. Mi idea es trabajar con mis músicos más cercanos, David Bensimón y Mauro Cambarieri, que son los que también me produjeron el disco y la pelearon. Estoy haciendo algunos demos con ellos. Además, están saliendo muchas otras cosas, como dos presentaciones que voy a hacer el 2 y el 9 de mayo en Boris, un lugar muy querido por los músicos. El dueño, Daniel Gropper, nos trata muy bien. Es muy bueno que exista un espacio así en Buenos Aires. Sobre todo por la estructura de maltrato a los músicos que hay en muchos otros lugares.

–¿Es la primera vez que cantás ahí?

–He cantado como invitada, pero nunca con un show propio. Para mí implica un desafío extra porque lo que yo hago, a pesar de tener momentos de intimidad, está muy relacionado con el pop y con el rock. Boris es un lugar que se adapta mucho mejor a lo que yo hacía con Bob Telson. Lo que hago ahora, en cambio, tiene batería, bajo, guitarras eléctricas. Es un formato que va más para lo que se denomina “caja negra”, es decir, el escenario que, de los cuatro lados, tiene uno abierto hacia el público y los otros tres cerrados para proteger los niveles de volumen. Acá estoy más expuesta. Voy a tener que buscarle la vuelta.

–¿Invitados?

–Los que estuvieron en el disco, seguro: Machito Ponce, Celsa (Mel Gowland), Leo García. Siempre hay invitados.

–¿Hacia dónde querés apuntar tu carrera?

–A ser una cantante nacional.

–¿Y qué significa semejante título?

–Alguien que, haga la música que haga, tanto originaria de la Argentina como de otros lugares, logre ser una voz que resuene en lo que somos, que nos una. Que encarne en algo en lo que cada uno se pueda reconocer. Yo creo que la música es universal. De hecho, mis canciones en español le llegan a mucha gente en los Estados Unidos que no entiende el idioma. En la Argentina, ser de mi generación implicó escuchar a Mercedes Sosa y también a los Rolling Stones. Yo soy fiel a lo que me hizo emocionar. No me asustan las mezclas ni pido disculpas por eso. Pero, de todas maneras, a mí me interesa mucho la palabra. Y siento que hay mucho espacio por conquistar en el corazón de la gente.

–Compartiste escenarios con Spinetta, ¿cómo viviste su partida?

–Me disparó sentarme a escribir. Y podría decirte que me provocó tanto dolor como maravilla hacia su persona. Porque eso es lo que tiene la muerte. De alguna manera, la dimensión de la existencia de una persona aparece ahí en su enormidad. Ese reconocimiento hacia Luis, que estaba implícito en todos mis días, ese día explotó como nunca. A Luis tengo mucho que agradecerle. Para mí fue muy particular. Porque yo canté con él. Grabé con él. Él ha tenido una influencia muy grande en mi vida. Cuando yo tenía 14 años me sentía muy sola. Tuve una adolescencia tremendamente turbulenta, y unas de las pocas cosas con las que me sentía acompañada eran las canciones de Luis. Él tenía una capacidad lúdica, de juego con las palabras, que me abrió mucho la cabeza. Reanalizando su obra la semana posterior a su muerte, no pude dejar de ver el increíble aporte que tuvo en mi universo simbólico. En mi disco hay una canción que él hizo con letra del marido de mi abuela, que era inédita. Me da mucho placer que ese tema exista y haberlo podido grabar.

Isabel proviene de una familia atravesada por el compromiso político. El segundo marido de su abuela, al que ella menciona, era Rafael Alberti, renombrado poeta español y militante del PC cuyos versos alentaron la resistencia de los republicanos durante la Guerra Civil tras el levantamiento de Franco. La abuela de Isabel, María Teresa León, también fue escritora y, en esos años, jugó un rol activo junto al poeta, militando en la Alianza de Escritores Antifascistas. Luego de la derrota republicana, ambos debieron exiliarse hasta la muerte del hombre fuerte de España. María Teresa siempre le recomendó a Isabel estudiar mucho. Mucha historia, mucha filosofía. “En la vida vas a tener que tomar decisiones y las tenés que saber tomar”, le dijo alguna vez, en alguna carta. Quizás por esa herencia, Isabel nunca haya dudado en expresar sus propias ideas políticas que la llevaron, por ejemplo, a defender públicamente al Gobierno nacional cuando, después de la muerte de Néstor Kirchner, algunos auguraban un golpe de Estado, o a luchar por los relegados derechos de los intérpretes musicales. La reciente Ley Nacional de la Música, que crea un instituto de fomento de la actividad, la tuvo entre sus más fervientes impulsores junto a Diego Boris, Cristian Aldana (El Otro Yo) y su amiga Celsa Mel Gowland. “Yo estuve en un país como Vietnam donde, prácticamente, no hay música. Ahora recién empiezan a escuchar allí a algunas bandas de rock de otros países, pero hay un vacío enorme. Eso también puede llegar a pasar acá y en cualquier lado. No tenemos que dar por descontado que la música es algo que vaya a existir siempre. Tenemos que tomar conciencia de que si nos gusta la música, debemos sostener un rol activo y defenderla”, remarca Isabel.

Ahora su energía está puesta en su carrera y en sus hijos, que regresaron a los Estados Unidos al igual que Bob, de quien se separó tiempo atrás pero con quien mantiene una buena relación. “No es fácil estar en dos lugares. Trato de organizarme lo mejor que puedo y siempre siento que no hago lo suficiente en ninguno de los dos lados. Es inevitable. Pero no voy a dejar atrás mi vida en familia con mis hijos y tampoco este proyecto artístico, que es un privilegio para mí”, subraya. Y hay que creerle. Además de los shows que tiene en carpeta, acaba de grabar, con dirección de Adrián Caetano, el video de “Te mataría”, uno de los tantos temas de su disco solista que musicalizaron los capítulos de la serie de TV Farsantes el año pasado. Y va por más. Por conquistar todo el espacio que queda en el corazón de la gente. Por el sueño nacional.

Dónde verla

En Boris (Gorriti 5568), los viernes 2 y 9 de mayo, a las 21:30.

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