La diputada santafesina del Pro, Gisela Scaglia, apuntó, en una charla con Noticias Urbanas, que “siempre estuvieron las condiciones para volver a clases, lo ridículo fue que durante un año nunca se intentó siquiera el regreso”, en medio de la polémica por el inicio del ciclo lectivo 2021.
M iembro de la Comisión de Educación en la Cámara baja, la legisladora cuestionó que el regreso a las aulas en medio de la pandemia se haya convertido en una discusión marcada por la grieta, pero defendió el modelo porteño de retorno del ciclo escolar el 17 de febrero y apuntó contra los gremios docentes.
También exigió que el oficialismo dé explicaciones en el Congreso, tanto por las clases como por la vacuna Sputnik V: “La noticias que tenemos de la vacuna se dicen y desdicen todo el tiempo”, señaló.
-¿Hay condiciones seguras para volver a clases?
-Siempre estuvieron las condiciones para volver a clases, lo ridículo fue que durante un año nunca se intentó siquiera el regreso. Se suspendieron las clases y nunca se hicieron esfuerzos ni los gobernadores ni la Nación para volver. Por eso, creo que este año más que nunca hay que poner el foco en el regreso a las aulas y mirar un poco lo que hizo la Ciudad de Buenos Aires, que fue uno de los pocos distritos que se animó a pensar en un retorno a clases con un protocolo y una propuesta de burbuja y de presencialidad que funcionó. Me parece que es un buen sistema para que se pueda copiar. Los protocolos tienen que ser parte de la lógica que tenga cada provincia.
-Pero ya habría consenso con las provincias de que se retorne en marzo y el propio Fernández dijo que es una prioridad para 2021.
-En buena hora. Yo siempre voy a celebrar que piensen en el regreso a clase. Me parece ridículo que se haya armado una grieta en que si tenemos que volver o no a las escuelas. Hemos escuchado a los ministros [jefe de Gabinete, Santiago] Cafiero y a [el ministro de Educación, Nicolás] Trotta ponerse de un lado de la grieta, cuando lo que hay que hacer en este momento es volver a clases. No es nada ilógico lo que se está pidiendo. Tiene que ver con un país que necesita volver a la normalidad. En el mundo nadie cerró las escuelas. Los únicos que cerramos las escuelas fuimos los argentinos, en un momento en que no había casos. No hay que ponerse de un lado o del otro, que si vos pedís que abran las escuelas sos de Juntos por el Cambio y si no querés, sos del Frente de Todos.
-¿La grieta se tragó también la vuelta a clases?
-Eso es tan tonto, ¿no? Qué atrasados tenemos que estar para pensar que ese tiene que ser un debate sobre en qué lugar estás parado. La Argentina es con escuelas. Y ese es uno de los puntos en los que deben coincidir todos los políticos. Yo no creo que nadie se anime a pensar que nuestro país puede seguir teniendo la no-presencialidad. Y lamento por aquellos que pensaron que ésa era una posibilidad. Siento que en esta búsqueda de encontrar un punto en el cual marcar una diferencia se quisieron llevar puesta a una generación de chicos y chicas que necesitan presencialidad.
-¿Cómo debería ser el regreso a clases?
-Cada localidad le va a dar su forma. Está la posibilidad de empezar a trabajar con burbujas, con protocolos de seguridad. Para eso hay que afinar la logística y me parece que pocos están pensando que todas las escuelas tengan uno o dos termómetros para medir la fiebre en cada ingreso, el alcohol en gel, productos de limpieza para estar todo el tiempo sanitizando, la distancia dentro del aula, los barbijos que quizás hay que garantizar, mejor conectividad y más equipamiento tecnológico, máscaras para los docentes. Más la organización de los grados, distribuidos por días u horas. Es un desafío que aún no se está pensando.
-Usted puso de faro a la Ciudad de Buenos, que adelantó las clases para el 17 de febrero pero que se encontró con el rechazo de los gremios docentes. ¿No hay que incluirlos en esta discusión?
-El docente no es el gremio. Y los gremios muchas veces lo que hacen son discusiones ideológicas. Todavía no he visto un gremio docente que quiera discutir calidad educativa. No está. Para mí pasa por otro lado la discusión del retorno a clases. La resistencia a una medida que tome un gremio no me parece significativa, porque hay que mirar a las familias o a los chicos. Ellos quieren volver a la escuela, a reecontrarse con los compañeros.
-Uno de los reclamos de los maestros es la vacuna.
-Es claro que una vez que se vacune a todo el personal de la salud, en segundo lugar tienen que estar los docentes y los que desarrollan muchas otras tareas que son esenciales. Ahora, qué pasó con la vacuna es otra discusión. Porque está toda la mentira de que la Argentina podía tener un millón de vacunas ya en este tiempo, que sabemos que es algo irreal y que hoy solamente contamos con 300.000 dosis de la primera dosis. Si hasta los propios miembros del Frente de Todos marcan un montón de cosas que no están cumpliendo con la vacunación.
-¿No cree en la vacunación del Gobierno?
-No hay información pública respecto a la vacuna: qué pasa con la Sputnik V, qué pasa con otros laboratorios, qué convenios tenemos. La noticias que tenemos de la vacuna se dicen y desdicen todo el tiempo. Así funcionan.
“El docente no es el gremio. Y los gremios muchas veces lo que hacen son discusiones ideológicas. Todavía no he visto un gremio docente que quiera discutir calidad educativa. No está. Para mí pasa por otro lado la discusión del retorno a clases”.
-¿Ustedes esperan que Nicolás Trotta y Ginés Gonzáles García comparezcan ante el Congreso?
-Hay tres personas que deberían presentarse ante la Cámara de Diputados: Cafiero, que no fue y no cumplió con su deber constitucional; Trotta y Ginés, por las clases y las vacunas. En este contexto, en esta Argentina, no puede ser que no puedan reunirse con algunos diputados para dar explicaciones. Creo que el primero que debería ir es Ginés y que cuente qué pasa con la vacuna.
-Pronto se iniciarán las sesiones extraordinarias y el oficialismo avanzaría con la Reforma Judicial, ¿le preocupa? ¿Qué expectativa tiene para el año parlamentario?
-Espero que este Congreso pueda hablar los problemas reales que tiene la gente, que el oficialismo entienda que no pueda llevarse puesta a la República, que hay temas que no son parte de la agenda de la gente y que también el diálogo nos permita muchas veces discutir y mejorar algunas normas.
-2021 también será un año electoral, ¿hay discusiones internas en el Pro? ¿Hay un ala más dura y otra más dialoguista?
-Todos tenemos el mismo objetivo de que Argentina pueda estar gobernada por otras personas. Quienes estamos en Juntos por el Cambio entendemos que hay cosas que no se pueden soportar en la Argentina y que para nosotros realmente tienen que ser de otra forma. Cada uno sabrá en sus provincias construir la mejor alternativa para ganar una elección como primer paso para el 2023, que espero sea con un presidente de Juntos por el Cambio.
-¿Ese presidente podría ser alguien que no sea Mauricio Macri?
-Todo dependerá de quién quiera encabezar ese proceso. Yo estoy acá porque en el 2009 me convocó el Pro, me gustó lo que estaba haciendo Mauricio en la Ciudad y creí y empezamos a caminar juntos en Santa Fe. Pero creo que Mauricio es Horacio [Rodríguez Larreta], Mauricio es María Eugenia [Vidal], Mauricio es Patricia [Bullrich]. Somos un espacio en el que, sin lugar a dudas, tenemos grandes dirigentes y referentes y cada uno tiene un montón de condiciones para pelear por la presidencia.