La imagen de una silla de ruedas de plástico en la puerta del Hospital Argerich desató una polémica sobre el estado de los hospitales públicos. A pesar de la desmentida de que se fabriquen ese tipo de sillas y de la aclaración de que fueron donadas por la organización Free Wheelchair Mission, la noticia se expandió como reguero de pólvora.
Noticias Urbanas dialogó con la secretaria gremial de Médico Municipales y jefa del Departamento de Diagnóstico y Tratamiento del Hospital Udaondo, Alcira Fiorini, sobre el tema.
“A mi me llamó la atención que los medios se ocuparan tanto del tema de la silla con todo lo que paso en el Argerich en relación a las barras bravas. Y que no se dijera nada de cómo respondió de una manera muy eficaz a la violencia externa que podría haberse trasladado al hospital, como pasó en el caso del Santojanni con los barras de Chicago”, manifestó Fiorini.
“Y lo que terminan sacando es una silla de plástico que donaron y que sólo se usa para trayectos cortos. Ni siquiera son muchas. Tienen una utilidad corta y en el Argerich no habrá más de cinco”, agregó la secretaria gremial de Médicos Municipales.
Al referirse a la situación de los hospitales porteños, Fiorini señaló que hay que diferenciar los casos y que no todos tienen la misma problemática.
“La situación en los hospitales varía según el lugar donde están ubicados, la zona y el perfil de cada uno. Esas variables modifican la situación de cada hospital. Sin embargo, hay una necesidad común que es el problema de la falta del insumo más importante que es el recurso humano. El gobierno porteño a veces pierde el norte en lo relacionado a las prioridades. Y el problema es que los concursos se hacen, se ganan pero los nombramientos tardan en realizarse”, remarcó la jefa del Departamento de Diagnóstico y Tratamiento del Udaondo.
“En este momento lo que más se necesitan son anestesiólogos, terapistas, neonatólogos y obstetras de guardia”, finalizó Fiorini.