El mismo tropiezo

El mismo tropiezo

Desde 2009 el TSJ está incompleto. El macrismo impulsó a Daniela Ugolini a fin de 2009 y ahora a Inés Weinberg de Roca. Nunca pudo imponer sus candidatas. Tropezar dos veces con la misma piedra


Una vacante en el máximo tribunal porteño más que una oportunidad se ha convertido en un escollo para Mauricio Macri. La división interna del macrismo, la corporación judicial y la cotización de la oposición volvieron a frustrar la intención del Jefe de Gobierno de la Ciudad de ocupar el lugar en el Tribunal Superior de Justicia que dejó libre hace ya varios años.

En menos de tres años, dos veces el líder del PRO impulsó un nombre formalmente para ocupar la vacante existente en la Corte porteña. En las dos oportunidades, Macri eligió una mujer como candidata, y en los dos casos, las postuladas surgieron del propio Poder Judicial de la Ciudad. Más allá de la coincidencia en género, las dos candidatas elegidas por el titular del Ejecutivo porteño para convertirse en ministra del máximo tribunal local, también tienen en común la falta de apoyo de al menos 40 de los 60 legisladores porteños.

También, las dos elegidas de Macri fueron cuestionadas en ámbitos judiciales (una llegó hasta el TSJ por conflicto de poderes y otra, fue denunciada ante el Consejo de la Magistratura local por supuestas inhabilidades). Más allá de las diferencias entre la primera candidata de Macri, Daniela Ugolini, y la última, Inés Weinberg de Roca, las similitudes son varias, y los errores políticos parecen repetirse.

Daniela Ugolini fue el primer nombre elegido por Macri para integrar el TSJ. A fines del año 2009, la candidatura de la fiscal ante la Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad llegó de la mano del por entonces Procurador General porteño, Pablo Tonelli. Fuertemente criticada por jueces del fuero CAyT por sus dictámenes a favor del Ejecutivo, y por ong’s y referentes de la oposición porteña, Ugolini debió enfrentar no sólo los cuetionamientos de sectores contrarios al macrismo, también sufrió la interna PRO.

La primera elegida de Macri atravesó más de 10 impugnaciones, enfrentó una audiencia pública violenta, y su postulación sufrió varias presentaciones judiciales que cuestionaron la legalidad del proceso llegando a generarse una causa por conflicto de poderes que concluyó en el Tribunal Superior de Justicia. Si bien, el conflicto de poderes concluyó con un fallo del TSJ respaldando la legalidad del proceso, el nombre de Ugolini había sido mancillado, y en la Legislatura los números no permitían ni soñar con llevar el expediente al recinto. Ugolini encontró en los jueces de primera instancia en lo contencioso, en legisladores opositores al PRO y en sectores del macrismo que buscaban fortalecer en aquellos años su poder en el ámbito judicial (el grupo liderado por Daniel Angelici más precisamente) a los responsables del fracaso de su ambición de ministra de la Corte porteña.

Inés Weinberg de Roca llegó a convertirse en la elegida de Macri años más tarde, luego de una reforma en el procedimiento para la postulación para evitar nuevos cuestionamientos (se creó una instancia previa a la presentación de la propuesta ante la Legislatura, donde el Ejecutivo hace pública la candidatura sometiéndola a la opinión de la ciudadanía). Si bien el Jefe de Gobierno consideró que el exponer a la opinión pública a su candidata primero en un procedimiento administrativo y luego en el procedimiento legislativo le garantizaría llegar al recinto sin mayores inconvenientes, la política le expuso su poder y le señaló su error.

En una designación política como es la que implica ocupar un lugar en el TSJ lo que tiene peso es la política y ningún procedimiento, currículum o peso propio son suficiente garantía para llegar al objetivo.

Si bien Weinberg sólo recibió una impugnación (Ugolini 13), el procedimiento no fue cuestionado, y su postulación llegó directamente del interés de Mauricio Macri, entre una candidata y otra también hay similitudes. Ambas fueron criticadas por integrantes del fuero CAyT por su doctrina jurídica conservadora; las dos no contaron con un fuerte apoyo de la corporación judicial local; ni Ugolini ni Weinberg lograron que el kirchnerismo les diera su voto (algo casi indispensable para lograr las 40 voluntades legislativas frente a los 26 votos del bloque PRO); y, más allá que las dos candidatas lograron ser respaldadas por el grupo macrista que integran José Torello, Pablo Tonelli, y Fabián Rodríguez Simón entre otros, ninguna de ellas contó con el apoyo formal de quien maneja los hilos de la política judicial macrista, el “Tano” Angelici.

Tras el conflicto de poderes y la falta de respaldo todos los sectores macristas, Ugolini presentó su renuncia a la candidatura al TSJ alegando razones “personales”. En la Legislatura, más allá que aún no está dicha la última palabra en la postulación de Weinberg de Roca y aún puede ser retomada una sesión especial para someter la candidatura a votación, hay quienes barajan la posibilidad de que la jueza porteña que integra el Tribunal de Apelaciones de la ONU siga los pasos de su antecesora y también diga adiós a sus ambiciones de Tribunal Superior.

Si la candidatura de Weinberg cae, si los 40 votos el PRO no logra colectarlos –en opinión de varios legisladores por el desinterés propio de la interna macrista que no considera propia a la jueza porteña y por lo tanto, no tiene intenciones de negociar-, Macri deberá hacer cumplir el dicho y, en la tercera dar por vencedora a la propuesta que el grupo de Angelici proponga.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...