El ajustado triunfo de Horacio Rodríguez Larreta deja unas primeras impresiones. La primera y más clara es que en esta elección los opositores al Pro se unieron contra Mauricio Macri y le dieron su voto a Martín Lousteau, un candidato que, a diferencia del jefe de Gabinete porteño, no polariza votos en contra. Diferente habría sido el caso del Mariano Recalde si hubiese accedido al balotaje, ya que el kirchnerismo también aglutina el sufragio “anti”. Y más fácil, también, para el electo jefe de Gobierno.
Rodríguez Larreta por fin verá cumplido su sueño de gobernar la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y el Pro se asegura cuatro años más en el poder en el distrito. Pero, pese al triunfo, el resultado no fue el esperado por Macri, que pretendía mostrar una clara victoria para sus pretensiones presidenciales.
En el kirchnerismo primó la consigna de “lijar” la candidatura nacional del líder del Pro, pese a las declaraciones públicas de Recalde de no apoyo a ninguno de los dos candidatos en la Ciudad.
Sin embargo, pese a su euforia porque Macri no logró la ventaja deseada, el Frente para la Victoria deberá leer con atención estos resultados. Porque un escenario de polarización también puede llegar a complicar a Daniel Scioli en una eventual balotaje nacional. El objetivo de ganar en primera vuelta deberá ser prioritario para el futuro del kirchnerismo.
