El blanco y radiante polvo del poder

El blanco y radiante polvo del poder

Frente al ballotage llamado para el próximo 24, los pases de factura (y de línea política) corren en paralelo a las ofertas de seducción quer intentar frenar las pulsiones de prescindencia, a costa de perder algo más que los fueros, si a la realidad se la mira con el cristal deforme de la encuestología, esa ciencia infusa y que dice lo que el que consulta quiere escuchar


Es difícil que haya un argumento más rapaz que pasarse al bando no tan contrario -cualquiera sea la ideología que se diga representar- con la excusa de detener el imparable avance de las fuerzas realmente opositoras.

Sin embargo, ese argumento tuvo que escuchar un perdidoso Jorge Telerman de boca de algunos de sus ministros y secretarios en la primera reunión de gabinete después de los meses que prepararon el 3 de junio la cáída a la fosa de los leones.

A esta altura, no importa si Néstor Kirchner, según trascendió esta noche, levantará o no la candidatura de su ministro de Educación, Daniel Filmus, del ballotage programado para el próximo 24, que lo tendría que enfrentar a Mauricio Macri (y a Gabriela Michetti).

Las encuestas que el presidente lee, lo habrían empujado a esperar unos días más, y si las cifras no crecen -porque están muy bajas-, ordenará la despedida de una tarea que implica, como mínimo, empardar 22 puntos de diferencia.

En rigor, tras bambalinas ocurre (como siempre) lo más interesante. Si muchos piensan que ganar el ballotage es imposible, pocos, pero importantes, están pensando en cómo hacer para cooptar ese electorado vagamente progresista que quedará en el limbo; un limbo abolido, además, por la Iglesia de Pedro.

El legislador electo Aníbal Ibarra es uno de esos hombres: no quiere ni saber de Telerman, pero sí de sus votos, que se suponen de centroizquierda y han quedado huérfanos de representación.

Fuentes muy cercanas al ex jefe de Gobierno, también dicen que el líder de "Diálogo por Buenos Aires", antes que demonizar a Macri, preferiría advertir sobre el peligro que es el empresario acá, ahora, sentado en la poltrona mayor con una ciudad endeudada y a tiro de mercenarios.

Ibarra, su hermana Vilma y algunos más no creen posible pasar indemnes el 24 y aconsejarían concentrarse en las generales de octubre: una estrepitosa derrota ahora afectaría más a Kirchner que a Filmus (que ya hizo más de lo que muchos suponían).

Entretanto, continúan los preparativos para el acto del sábado, donde el presidente estará acompañado por algunos de sus nuevos aliados, entre los que se cuentan Claudio Lozano y Martín Hourest, de la CTA, y Jorge Selser, del socialismo auténtico.

En rigor, unos y otros se sumaron al espacio armado por Ibarra, Carlos Heller y Miguel Bonasso, que terminó sumado al proyecto Kirchner, quién según esas fuentes, no esperaría mucho más de mitad de semana para darle un corte a la operación ballotage.

El propio presidente estaría haciendo presión sobre Telerman para que éste vuelva al redil -descontando también que el acecho de Eduardo Duhalde y señora sobre el ex candidato, no sería una razón menor.

La otra, claro está, fue su declaración de prescindencia, que desató un vendaval de acusaciones y facturas impagas entre sus colaboradores.

Dos cuestiones se dirimen en esa posición. La primera, es el rumor de entregar el control de la ciudad a Macri antes del fin del mandato, asunto rechazado en las carpas del ingeniero a causa de las cuentas en rojo que presenta la gestión T.

Pero eso acaso podría destrabarse en una negociación que cambié el acoso a Macri por sus contactos y actuación como contratista del Estado en los 90, por un crédito que permita salvar ese rojo (y el pago de sueldos municipales atrasados con aumento).

Las contradicciones van quebrando el espacio T: los ministros Enrique Rodriguez, Juan Pablo Schiavi, Diego Gorgal, las ministras Ana Clement y Silvia Fajre negocian su entrada al universo K, del cual la colega Gabriela Cerruti ya es parte, y el secretario Raúl Fernández dijo que Macri no es lo suyo, y puso su renuncia (rechazada) sobre la mesa.

Telerman medita sus próximos pasos. Sus opciones son pocas o ninguna. Junto a él permanecen, fieles escuderos, su secretario de Prensa y Difusión, Oscar Feito, y el ministro de Hacienda, Sergio Beros. El secretario de Descentralización, Roy Cortina, no dio el sí, tampoco el no. Ni sí ni no. La caída de los dioses siempre es estruendosa.

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