Corridas, temores y tasas de interés: el combo nuestro de cada día

Corridas, temores y tasas de interés: el combo nuestro de cada día

Dujovne habló de evitar una "megacrisis", un concepto más temerario aún.


Unos días antes de que la nueva corrida del dólar decretara el fin de un mes de calma, en uno de los salones del ala presidencial de la Casa Rosada, un funcionario cercano al presidente Mauricio Macri expresaba, confiado, que en el mediano plazo el Gobierno estaba dispuesto a promover una reducción en las tasas de interés, en sintonía con el Banco Central, a cargo del exministro Luis Caputo.

Solamente unas horas pasaron desde esa afirmación, tras un mes sin turbulencias cambiarias, cuando la Argentina amanecía en su lunes negro, con una fuerte escalada del dólar, que llegó a 30 pesos y motivó una serie de medidas oficiales, entre ellas la de aumentar las tasas de interés en un 40 por ciento.

Nadie del equipo económico supo pronosticar la crisis. Las medidas del lunes se fueron cocinando en simultáneo con las reuniones entre Dujovne y Caputo con la delegación del Fondo Monetario encabezada por el italiano Roberto Cardarelli, que llegó al país para su primera auditoría técnica tras el acuerdo stand by de 50 mil millones de dólares.

En esos momentos, el Gobierno se confesaba aliviado por la llegada del caso de los cuadernos, porque se volvía a poner la atención sobre la corrupción kirchnerista, aunque también salpicara a la familia presidencial. Así se descomprimía la agenda mediática sobre la situación económica, que sigue arrastrando al Presidente en la caída de su imagen.

La situación es tan grave que hasta los propios funcionarios nacionales asustan al público con sus declaraciones públicas. Primero fue el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien sostuvo, en declaraciones a La Nación, apenas el cielo volvía a ponerse negro otra vez, que el “objetivo central” de todo el Gobierno “sigue siendo evitar una gran crisis económica”.

Dujovne, en cambio, habló de evitar una “megacrisis”, un concepto más temerario aún. “Tenemos una responsabilidad muy grande, que es la de evitar una megacrisis en la Argentina, como la que ya vivimos tantas veces, como en 2001 y en los años ochenta. Eso es lo más importante: evitar una crisis porque en cada crisis acumulamos nuevas camadas de pobreza”, aseguró el coordinador económico, ante la sorpresa del conductor y periodista Alejandro Fantino, que insistió sobre el tema ante la confesión del ministro sobre el escenario de crisis que el Gobierno trata de evitar.

Finalmente, Dujovne trató de volver sobre sus pasos y explicar que “no hay ninguna posibilidad de crisis, porque estamos trabajando para evitarla” y que “trabajamos todos los días” para lograr ese objetivo. En esa entrevista, también admitió que la idea de gradualismo fue solamente un nombre y que si no hubiese sido por la Justicia, que frenó entonces algunos aumentos tarifarios, el Gobierno hubiera ido más a fondo desde el primer minuto de su gestión en la Casa Rosada.

Al paquete de medidas económicas para contener la suba del dólar, con restricciones cambiarias incluidas que evocaban –por su mala comunicación– al cepo de los años kirchneristas, Macri resolvió apurar el ajuste fiscal que venía negociando el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con los gobernadores. La decisión, que tuvo el aval del Fondo Monetario, fue adelantar para este año algunas de las medidas que se están negociando en el Presupuesto del año próximo. Así llegó la postergación de la reducción de las retenciones al aceite de soja y la eliminación del Fondo Sojero, los aportes que la Nación coparticipaba con las provincias por el impuesto a la soja.

“En este contexto del deterioro en el precio de los bonos del país, una suba en el riesgo país, con la depreciación de la lira turca de los últimos días, bueno, decidimos adelantar la parte del Presupuesto que podemos hacer ahora, para ir mostrando que el Presupuesto no es algo binario”, explicó Dujovne, y agregó: “Decidimos que el Fondo Sojero, que era la coparticipación de los recursos que proveía el impuesto a las importaciones de soja, ya no se comparta con las provincias y quede en manos de la Nación. Ya les habíamos avisado a los gobernadores”, sostuvo.

Es cierto, esta vez hubo aviso, pero no es cierto que se haya consensuado el adelanto para este año. El encargado del aviso fue el ministro del Interior, quien se ocupó de adelantar la eliminación del fondo que repartía cinco mil millones de pesos entre todas las provincias. Fuentes de la Casa Rosada aseguraron que el enojo público de algunos gobernadores es “entendible”. “Es normal que tengan que quejarse porque son opositores, pero por otro lado están recibiendo más plata por el 15 por ciento de la coparticipación, que son 150 mil millones de pesos.”

A diferencia de otras medidas, como el mismo anuncio de recurrir al Fondo Monetario Internacional, el Gobierno se encargó de poner en aviso a cada uno de los mandatarios provinciales. “Esto es dar señales claras al mercado de que el país va hacia el equilibrio de las cuentas fiscales”, es lo que repiten cerca del ministro sobre una de las medidas que ya tenían “cierto consenso”, para que empezara a regir a partir del próximo año. Para la Casa Rosada no hay tensiones en ese diálogo, porque los gobernadores también tienen atada su suerte al plan económico del gobierno de Cambiemos.

La inflación, otra de las grandes preocupaciones, todavía es timoneada por los vaivenes del tipo de cambio, y para Dujovne “va a llevar muchísimo tiempo construir un esquema en el cual cuando se mueva el tipo de cambio el traspaso a precios sea menor”. El temor, que ya recorría los pasillos de la Casa Rosada incluso antes de esta nueva crisis cambiaria, era que el caso de los cuadernos, en el que aparecen implicados exfuncionarios kirchneristas y los principales empresarios de la construcción, no impactara sobre la economía.

Aunque lo puede beneficiar desde lo político, el asunto lo podría perjudicar en lo económico. Al respecto, el ministro apuntó públicamente que “hay que generar los mecanismos para que no se frene la construcción, como pasó en Brasil” tras el caso Odebrecht. “Hace ruido en el corto plazo, pero cuando salgamos de la conmoción y caigan empresarios, esperamos que no afecte a las empresas y a la generación de empleo”, decía un alto funcionario a Noticias Urbanas, hace apenas una semana, cuando el rechazo a la legalización del aborto y el caso de los cuadernos se disputaban el centro de la agenda mediática. “Queremos que se haga justicia”, decía el funcionario, al mismo tiempo que lo despegaba al Presidente de los negocios de su primero hermano Ángelo Calcaterra, y agregaba que el Gobierno de Cambiemos “puede mostrar lo que se hizo por la transparencia y nuestra agenda pasa por ahí” porque “es un eje que siempre estuvo”.

Sobre la discusión del aborto, la Casa Rosada entiende que “el balance es positivo” porque se ha logrado “un antes y un después en la apertura para generar debates fuertes” y que tuvieron que pasar casi cien años para que el Congreso volviera a discutir el tema del aborto. La última vez había sido con la sanción del Código Penal, que ahora el Gobierno se apura para renovar, donde sí estará incluida la despenalización (y no la legalización) de la interrupción del embarazo.

El Gobierno entiende también que “pese a lo que muchos creen, la relación con los sectores más conservadores, está muy bien”. “No podemos negar que fueron meses de altísima tensión; es momento de sanar heridas”, aseguran sobre el ruido interno que se generó, con posturas a favor y en contra, en el seno de Cambiemos. Así, mientras se intenta desactivar la corrida cambiaria, Macri apuesta a otro debate político de alto voltaje como el que quedará inaugurado este mes cuando envíe al Congreso de la Nación el anteproyecto de reforma del Código Penal, del que finalmente quedará afuera la discusión por la baja en la edad de imputabilidad.

“No hay consenso ni dentro del Gobierno ni afuera. A nosotros nos cuesta zanjar esas diferencias entre los ministerios de Seguridad, Justicia y Desarrollo Social”, aseguró a este medio uno de los voceros de esas tres carteras. Después de ese debate, al Gobierno no le quedará demasiada agenda para promover, teniendo en cuenta que lo que resta del año estará atravesado por la discusión sobre el Presupuesto y en las próximas semanas podría haber un encuentro formal entre Mauricio Macri y el líder opositor Sergio Massa. “A Mauricio no se le caen los anillos”, aseguraron desde el ala presidencial, al ser consultados sobre ese encuentro. No serán los anillos, pero el Presidente sigue cayendo en las encuestas y hoy su suerte parece estar atada al devenir económico.

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