En el marco de una reunión que mantuvieron este lunes en Casa Rosada el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y la interventora de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Cristina Camaño, ambos se comprometieron a revisar todas las designaciones que hizo el anterior jefe de espías, Gustavo Arribas, durante los años de su gestión.
Según el detalle del desglose, de los 1.400 efectivos que conforman el cuerpo de la agencia, más de la mitad fueron designados a partir del 2016 bajo la conducción de Arribas.
Desde el Gobierno afirmaron que “más de la mitad del personal se nombró en tiempos de Macri mientras que el resto se hizo a los largo de 32 años de democracia”. De los más de 700 efectivos nombrados en estos cuatro años, la mayoría pasó a planta permanente en el tramo final de la gestión del extitular de la AFI.
“Del total que ingresó durante la gestión Arribas, el 82% lo hizo en planta permanente y el 70% de esos casos lo hicieron entre las PASO del 9 de agosto y el recambio presidencial del 10 de diciembre”, apuntó una fuente oficial a Clarín.
Según el Gobierno, hubo nombramientos y pases a planta “a las apuradas” desde la primera derrota electoral en las PASO de agosto. Por este motivo, Cafiero y Camaño resolvieron hoy que avanzarán con el análisis de cada designación y que para el 15 de enero habrá una definición para cada espía.
El Ejecutivo también hizo mención al costo de estas designaciones. “No se sabe dónde estaban ni con qué fondos se pagaban. Se supone que eran contratados pero no está claro. Tampoco se pudo dimensionar el costo de esas nombramientos”.
Tras el decreto de Alberto Fernández interviniendo la AFI, Cristina Camaño asumió como interventora y no sólo se encontró con nombramientos de los últimos seis meses, sino con injustificados pases a planta permanente, según reveló el medio Página 12. Si se calcula que el total de personal en la AFI es de unas 1405 personas, más de 800 fueron designadas en los últimos cuatro años y 600 ingresaron entre 1983 y 2015. O sea, Cambiemos se ocupó de meter personal de manera descontrolada, designando más gente en cuatro años que los que estaban en sus puestos en los 32 años anteriores.