Alé Alé: el apoyo

Alé Alé: el apoyo

Pese a la orden de desalojo que pende sobre las cabezas de los trabajadores como una espada de Damocles, continúan en Estado de Israel 4503, aguantando. Aquí, algunas muestras de apoyo.


Noticias Urbanas se comunicó con varios referentes del arco político para conocer el respaldo a la lucha de los trabajadores de la cooperativa Alé Alé, formada en enero. Por estos días, los cooperativistas de la parrilla de Villa Crespo esperan una respuesta positiva de parte de los dueños del inmueble, respecto a la propuesta de alquiler del local hasta julio de 2014, tiempo en el que, según la iniciativa propuesta por los trabajadores, el restaurante se mudaría a otro local, respetando la lógica horizontal de trabajo.

Itai Hagman: “Con Alé Alé, la memoria popular se pone en acción”*

Las empresas recuperadas por sus trabajadores constituyeron un emblema de la crisis económica, social y política de 2001. Sus patrones –poco generosos en los momentos de buenas ganancias– tenían la malsana costumbre de fugarse y abandonar las instalaciones cuando llegaba la época de las vacas flacas. Ante esta situación surgieron muchas experiencias en donde los propios laburantes decidieron hacerse cargo de la gestión para sostener sus fuentes de ingresos, demostrando que de la desesperación pueden nacer respuestas creativas y solidarias.

Hay muchos ejemplos de empresas recuperadas que funcionan con éxito en la Ciudad de Buenos Aires y en otros lugares del país. Todas debieron enfrentar problemas como la dificultad para organizar con criterios cooperativos la producción, la venta y la distribución de las ganancias, así como el boicot en las redes de comercialización por parte de empresas clientes o proveedores. Y por supuesto la batalla legal para que el Estado reconozca el legítimo derecho de los trabajadores a ser dueños de la empresa que se empeñaron en levantar. Porque, claro, los mismos dueños que quebraron y los abandonaron incumpliendo la ley luego pretendieron utilizar a la Justicia para desalojar a los trabajadores acusándolos de ocupantes.

Que una situación de estas características vuelva a ocurrir en una Argentina diferente a la de 2001 podría ser motivo de sorpresa. Pero nos enseña que la memoria popular no se difumina como una moda pasajera. Por el contrario, persiste un reflejo y un aprendizaje de que los trabajadores pueden gestionar las empresas y que ante una quiebra no deben resignarse sino ponerse en acción. Desde principios de este año los trabajadores del restaurante Alé Alé, junto a otros cuatro que pertenecían a la misma cadena, están protagonizando una nueva experiencia de autogestión cooperativa. Hoy sufren un intento de desalojo por parte de los dueños del inmueble. El Poder Ejecutivo y las legislaturas deberían actuar en apoyo a quienes se organizan para garantizar sus derechos más básicos, comenzando con la preservación de las fuentes de trabajo.

*Militante de Marea Popular. Excandidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires por Camino Popular.

Edgardo Form: “Los cooperativistas solo piden seguir trabajando con dignidad”*

Los cuarenta trabajadores asociados en la cooperativa de trabajo Alé Alé no son rebeldes sin causa. Solo piden algo tan sencillo como esencial: el tiempo necesario para encontrar otro local, trasladarse pacíficamente y seguir trabajando con dignidad. Nada más y nada menos.

Todo comenzó con un proceso de vaciamiento de una cadena gastronómica, gestionada por un grupo empresarial inescrupuloso cuya sigla es OJA. Esta firma ha sido la titular de los restaurantes porteños Los Chanchitos, Mangiata, Don Battaglia y La Soleada, además del ya nombrado Alé Alé.

Frente a esta circunstancia que hizo crisis a fines del año pasado, y ante el riesgo inminente de la pérdida de su fuente de trabajo, los operarios de los cinco emprendimientos tomaron el camino de la solidaridad y se organizaron bajo la forma jurídica cooperativa, con el asesoramiento y la asistencia técnica de la Federación Argentina de Trabajadores Autogestionados (Facta).

Cuatro de las cinco cooperativas lograron formalizar contratos de alquiler con los dueños de sus respectivos locales, pero en el caso de Alé Alé, pese a la voluntad manifiesta y reiterada de sus asociados, no fue posible debido a que los titulares del predio ubicado en Estado de Israel al 4500 tienen el objetivo de realizar un negocio inmobiliario.

En tales circunstancias, el juez Martín Christello, a cargo del Juzgado Civil 103, dispuso el desalojo de las instalaciones y pasó el oficio de lanzamiento a la Policía Metropolitana. Frente a la inminencia de tal medida y al igual que en anteriores notificaciones de desalojo, en la madrugada del 2 de diciembre una gran cantidad de vecinos, referentes políticos y sociales, así como numerosos medios periodísticos, se congregaron en la sede del restaurante para expresar la solidaridad con sus trabajadores y solicitar una instancia de negociación.

Al momento de redactar estas líneas pareciera instalarse la sensatez y se abre la esperanza de un acuerdo que satisfaga a las partes, sin recurrir a la violencia y garantizando sobre todo el ejercicio de un derecho humano esencial: el trabajo decente.

*Legislador porteño (Nuevo Encuentro), autor de un proyecto de ley para declarar de utilidad pública y sujeto a ocupación temporaria el inmueble en cuestión.

María Elena Naddeo: “Vale la pena imitar el ejemplo de la cooperativa”*

La lucha del personal del restaurante Alé Alé para evitar el desalojo y mantener la fuente de trabajo constituye uno de los ejemplos de organización colectiva más importantes del último período.

Enfrentando un proceso de vaciamiento y quiebra, con traslado de fondos y deudas pendientes, los trabajadores de los cinco restaurantes de la firma, entre ellos Alé Alé, resolvieron conformar cooperativas de trabajo, a fin de mantener abierto por sus propios medios el emprendimiento, ahora convertido en una empresa social recuperada. Y lograron a lo largo de casi un año volver a darle al restaurante niveles altos de calidad y prestigio en el barrio y en toda la Ciudad.

Desde un primer momento, la flamante cooperativa Alé Alé, con la cálida presidencia de Andrés Toledo, apeló a la convocatoria pública, a la movilización social. Asesorada por la Federación de Empresas Recuperadas –con la activa presencia y aporte de Federico Conditi– y un equipo de abogados y abogadas muy comprometidos con la defensa de las fuentes de trabajo; en ese sentido destacamos a Ornella Nociti y a diversos bloques políticos.

Con Edgardo Form, Aníbal Ibarra y Claudia Neira, entre otros, presentamos el proyecto de expropiación temporaria del inmueble con pago de alquiler a cargo de la cooperativa y de expropiación de los bienes muebles a fin de lograr del Estado de la Ciudad una intervención en defensa de los trabajadores y, al mismo tiempo, como salida razonable para los dueños. El oficialismo de la Ciudad, desde una perspectiva ideológica opuesta, negó el tratamiento de la ley que hubiera resuelto el conflicto de forma duradera.

Frente al nuevo e inminente desalojo, es el calor de la solidaridad construida a lo largo del proceso de lucha el que permite una nueva suspensión, respaldada ahora también con la presencia comprometida de la Nación, evidenciada con la gestión directa de los diputados nacionales Juan Carlos Junio, Andrés Larroque y Horacio Pietragalla.

En estos momentos se busca una salida negociada que permita lograr el tiempo necesario para que la Cooperativa Alé Alé siga prestando sus funciones y su trabajo quizás en otra sede. Todo ello es parte del compromiso en sede judicial que deberá formalizarse en los próximos días.

El ejemplo de la Cooperativa Alé Alé y la articulación política y social construida marcan el camino correcto: la lucha por una sociedad donde el interés de la ganancia individual del capital sea reemplazada por el trabajo colectivo en forma cooperativa y solidaria. Por eso el ejemplo es emblemático y profundo. Vale la pena imitarlo.

*Legisladora del Frente Progresista Popular

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