A toda máquina: creadores de robots sexuales abren más fábricas

A toda máquina: creadores de robots sexuales abren más fábricas

En la última década la industria del sextech logró grandes avances y se sigue expandiendo.


El límite entre el sexo real y virtual es cada vez más difuso. En la última década la industria del sex tech logró grandes avances con el lanzamiento de los primeros robots sexuales al mercado, y se proyecta que para 2050 podrían ser más frecuentes las relaciones sexuales entre humanos y robots que entre personas.

El sextech es la unión entre la tecnología y el sexo, y abarca múltiples dispositivos que van desde los juguetes hasta los robots sexuales. Hoy, ya es posible adquirir los primeros ejemplares de estos humanoides: se pueden comprar por Internet, diseñar su aspecto físico, elegir los rasgos de su personalidad, y programarlos para lograr una experiencia sexual más placentera.

En ese marco, la compañía estadounidense Realbotix, conocida por desarrollar a Harmony, la primera muñeca sexual con inteligencia artificial con fines comerciales, planea abrir una segunda planta de producción previendo una demanda explosiva a nivel mundial.

El fundador y director de la empresa, Matt McMullen, anunció el próximo lanzamiento al mercado de la muñeca cibernética. Sin embargo, detalló que “la integración del modo X”, que consiste en un sensor que permite al androide “detectar movimiento” y responder con “sonidos y expresiones”, está retrasando su salida al mercado.

Por su parte, Brick Dollbanger, primer dueño de un prototipo de Harmony, que colabora de cerca con Realbotix en la mejora de ese producto, reveló que la primera tanda de entre 50 y 100 cabezas de esta muñeca inteligente probablemente estará lista a finales de septiembre.

Sin embargo, el nivel de demanda mostrado por los potenciales clientes ha superado la expectativa de la compañía que produce Harmony, por lo que Realbotix considera abrir nueva planta en las cercanías a la sede actual en San Marcos (California, EE.UU.).

“Sé que están algo pasmados por la cantidad de encargos y buscan expandirse a nuevas instalaciones cerca de la fábrica principal”, expresó Brick, que agregó que la empresa enviará las muñecas por todo el mundo. “¡Es muy excitante!”, admite.

El precio de un ejemplar de muñeca antropomórfica es de unos 10.000 dólares. Harmony es capaz de ‘hablar’ con su dueño y posee tecnología de aprendizaje automático para mejorar la interacción.

El sexo del futuro avanza hacia un destino cada vez más tecnológico. El matemático británico Ian Pearson, fundador de la firma Futurizon que se especializa en el impacto de la tecnología, pronostica que para 2050 el sexo con este tipo de robots será más común que el sexo entre humanos. Y no solo porque los robots sexuales con forma humana e Inteligencia Artificial se volverían más populares, sino por otras alternativas tecnológicas que modifican tiempo y espacio.

La experiencia en Argentina

En Argentina, TTD, un sexshop con base en la ciudad de Córdoba, importa desde 2015 muñecas sexuales y los últimos años incorporó los robots con IA. Los vende a través de su e-shop y otras plataformas de compra y venta online que garantizan la confidencialidad de sus clientes.

TTD fue el primer importador de estos productos en el país y hoy cuenta con 507 modelos disponibles. “Es un mercado similar al de los celulares, cada día sale un nuevo modelo, de una fábrica distinta, con otra fisonomía, articulaciones, y más tecnología”, comentan desde la empresa.

Según anuncian en su web, la muñeca con IA que se comercializa en Argentina “no es solo una robot fría, sino una compañera de la vida real”, porque su expresión facial “hace sentir que el robot realmente comprende y siente”. Por lo tanto, lo recomiendan para satisfacer necesidades fisiológicas y psicológicas.

“La mayoría de los clientes no lo toman como un sextoy (juguete sexual), si no de manera afectiva. Yo tengo clientes que las visten, las maquillan y hasta les hacen tatuajes; clientes que ya compraron 5 ó 6 y las ubican en distintos ambientes de la casa, una en el dormitorio, otra en el living, otra en la cocina”, sostienen.

 

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