Los teutones están que trinan y ríen. El porno ya no es sólo cuestión de francesas, libertinas, masoquistas y fetichistas. Acaso sea porque la política aperturista de la primer ministra conservadora Angela Merkel es menos conservadora de lo que parece, pero las rubias se lo están pasando en grande.
Ariadne von Schirach, nieta de un dirigente nazi procesado en Nuremberg, acaba de publicar un ensayo, "El baile en torno al placer", que levantó polverada, y la sostuvo con palabras a tono.
"El viagra es una bendición, que mantiene la erección durante horas y está siempre a disposición", escribe, descocada, alocada, enloquecida e insatisfecha.
El abuelo Baldur, en su momento líder de las Juventudes Hitlerianas (donde militó el Premio Nobel Gunter Grass), fue responsable de la deportación a los campos de exterminio de más de 190 mil judíos vieneses, la joven, licenciada en Filosofía y Letras, apuesta todo al órgano
Ariadne dice que "el amor es un reto, siempre es un reto", y mezcla ensayo, relato e investigación sobre el sexo "duro", de aguja y tacón, que asegura, según su opinión, que "la sociedad se haya vuelto cada vez más pornográfica".
Bautizada por el diario "amarillo" Bild como "la filósofa del porno de Alexanderplatz", la nieta también recuerda al padre de su padre, condenado a veinte años de cárcel, como un pionero de las "fiestas negras" de Berlín, cuando Berlín aún estaba de fiesta.
