"Si Mauricio quiere reafirmarse a nivel nacional, no puede pegarle a un Presidente que tiene el 70 por ciento de imagen positiva porque eso es herir el sentimiento de la gente", reflexiona uno de los principales operadores del presidente de Boca.
La frase resume un debate que se abrió en Compromiso para el Cambio, el partido de Mauricio Macri, a partir de las ácidas críticas que disparó el empresario a mediados del verano y que le terminaron generando una crisis puertas adentro, con los peronistas que lo acompañaron en su candidatura capitalina. Peronistas que, en el plano nacional, adhieren a Néstor Kirchner.
"Si Macri se convierte en el principal opositor a Kirchner, que no cuente con nosotros", amenazaron desde el Congreso y la Legislatura porteña los legisladores del PJ. En el congreso, por ejemplo, Macri tiene tres diputados peronistas que, además, están integrados al bloque oficialista.
"Por esta mezcla de cosas, pondremos en práctica la teoría del péndulo. Esto es: cuestionaremos lo que nos parece mal, pero Mauricio no va a construir su lugar generando un polo de oposición a Kirchner", explicó a NOTICIAS URBANAS el operador macrista.
De hecho, en sus últimas declaraciones públicas, el presidente de Boca suavizó su discurso hacia el gobierno nacional y hasta le arrojó flores a Kirchner. "Es increíble el poder que ha construido", fue uno de los elogios que le dedicó últimamente.
En la nueva estrategia del empresario, figura:
· Salir a recorrer el país con la excusa de Boca. La idea es proyectar su figura a nivel nacional aprovechando las actividades del equipo y la popularidad que eso le da en el interior del país.
· Construir lazos políticos con los gobernadores y jefes de distritales, en el marco de esta agenda de salidas que planea desarrollar durante todo el 2004. Entre marzo y abril visitará Neuquen, Salta, Bahía Blanca y Tandil.
· Competir en el 2005 en Capital, encabezando la lista de legisladores. A fines del año pasado, algunos macristas habían lanzado el globo de ensayo de una candidatura bonaerense, pero esa idea parece haber perdido peso.
· Elegir al jefe porteño como un claro opositor. "Vamos a ejercer una dura oposición", prometen los macristas. Alrededor de Macri especulan con que Kirchner se va a "cansar de Ibarra vea que no hace nada" en la Ciudad.
· Reordenar su tropa en la Legislatura. Algunos legisladores se quejan porque dicen que Macri los trata como si fueran empleados de una de sus empresas. Aquí jugará un rol preponderante la serenidad y el aplomo en la conducción de Santiago de Estrada.
Así las cosas, entre péndulos, giros, flores y cada tanto alguna trompada, Macri se recicla en la era K.
