Castillos en el aire

Castillos en el aire

La desmanicomialización es uno de esos concepto-valija que sirve para que el Frente de Artistas del Borda reclame la hora de aplicarla, para que los psicólogos se inquieten y los laboratorios empiecen a relamerse.


Ramón Carrillo 375. Graffitis y afiches de SUTECBA dicen: "No al cierre del Hospital Borda". Hall central. De un lado, un par de hombres barbudos de sacos con olor a guardado, prenden un pucho tras otro. Como si compitieran. No saben qué hacer, se excusarán más tarde, con esas horas que se estiran como chicle. "Si pasás por la enfermería, vas a escuchar un concierto de tos", grafica un ex compañero.

Del otro lado, un viejito en posición fetal sobre una silla de ruedas, piensa. ¿O está dormido con los ojos abiertos? En el intento de que una de las moles neuropsiquiátricas de Barracas no lo trague o mejor, que empiece atragantándose con su gesta: desde el 84 el Frente de Artistas del Borda lleva adelante el proyecto de desmanicomialización porteño. "No luchamos por el cierre del hospital público sino de los manicomios, esos lugares de encierro indefinido de las personas", aclara de entrada Alberto Sava, fundador del frente que resuelve todo en asamblea, un rato después de que un pibe que esperaba ser atendido en los consultorios externos que dan justo a la oficinita del FAB, se jactara de haber tocado con Pappo, preguntara si es verdad que Paolo, el rockero estuvo internado allí, y pidiera, con excesivo decoro, una moneda.

"La primera experiencia desmanicomializadora fue en Trieste, Italia, donde el manicomio tardó siete años en cerrarse. El Estado dispuso el funcionamiento del hospital general con un área de salud mental que articulaba internaciones de quince o veinte días, con tratamiento ambulatorio. Cuando las familias no podían ayudarlos, los pacientes se iban a vivir de a dos o tres personas a casas o departamentos, no a hogares de medio camino. Paralelamente, se crearon cooperativas de trabajo de externados, o mixtas", cuenta Sava. "En Río Negro, Córdoba y Buenos Aires se tendió a ese proceso. El único lugar donde tuvo éxito fue en el primero, aunque fue más precario que a la italiana", agrega, y recalca que con el avance de la farmacología, ¡el psicoanálisis! y la psiquiatría, los neuropsiquiátricos carecen de sentido.

Y aquí el arte, opera a modo de nexo entre la locura y la desmanicomialización. Por eso, veinticuatro años atrás, Alberto Sava fue convocado por el psicoanalista José Grandinetti para iniciar "un camino de transformación del Borda" junto a psiquiatras, psicólogos, sociólogos, asistentes sociales, deportistas y artistas de otras ramas, además del mimo.

Actualmente, el Frente de Artistas cuenta con talleres de marionetas, teatro, plástica, música, expresión corporal y danza, en las antípodas del firme como sí de la excusa terapéutica. En el FAB, describe Sava, no hacés de cuenta que escribís.

-¿Cuál es la perspectiva del Frente?

Alberto Sava:-Nosotros hacemos arte como cualquier grupo de afuera, con pacientes internados, externados y de atención ambulatoria, a quienes llamamos talleristas, y con quien quiera acercarse. Por lo general, son personas que tienen relación con el sufrimiento mental. Los que coordinan los talleres son artistas.

-¿Por qué?

A.S.:-Porque creemos que el artista puede fomentar el proceso creador de la a hasta la z. Pero también participan coordinadores psicológicos, ya que la intervención del arte en el campo de la psiquis puede producir obstáculos que el artista no puede contener: hay personas que se inhiben, les cuesta actuar o no quieren salir. Ahí se observa el fin desmanicomializador del arte, porque el manicomio socava la capacidad de pensar, de sentir, de hacer. Con el arte se trabaja la subjetividad, recuperando la potencialidad de ser humano. Al mismo tiempo, se organiza un proyecto de salida para presentar las producciones y al basarse en una dinámica colectiva, se debate sobre el para qué del manicomio.

-¿Afuera hay mucho de "a ver qué hacen estos loquitos", minimizando sus expresiones?

A.S.:-Y sí, al principio la gente mira despectivamente. Sin embargo, con la denuncia que supone la presentación, empieza a comprender de una forma más solidaria el fenómeno de la locura.

-¿Y cómo se vive la contradicción entre el mecanismo psiquiátrico, hegemónico en el Borda, y la lógica desmanicomializadora del Frente?

A.S.:-La institución conoce pero no reconoce esta experiencia. El FAB no tiene recursos humanos ni presupuesto. Nos hemos ganado el espacio por fuerza propia, si bien solemos pedir subsidios al Estado de la Ciudad o al nacional, como para la organización del Festival Latinoamericano de Artistas Internados y Externados en Hospitales Psiquiátricos, idea del Frente, que ya va ir por el décimo. En cuanto a las funciones, por ejemplo, el 80 por ciento de lo que se gana va para los talleristas y el resto a un fondo común. Hace poco estuvimos en Padua con la obra "Diario", del taller de mimo. La idea es salir al menos una vez por semana -dice Sava acerca de la asociación que presentaron Héctor Bidonde y Patricia Walsh mediante, proyectos de ley para concretar el programa y con eso, hacer que sus colaboradores dejen la condición ad honórem para dar mayor continuidad al trabajo.

-¿En qué estado se podría decir que está la desmanicomialización?

A.S.:-En el 84 la palabra casi ni se podía pronunciar. Desde el 2000 se han cerrado manicomios en varias provincias, como en San Luis. En Río Negro se prohibió la creación de manicomios tanto públicos como privados. En Buenos Aires, el FAB, La Colifata, Pan del Borda y Cooperanza influyeron para que la Ciudad tuviera su ley de salud mental, la 448. Pero ahora, el plan de Macri de cerrar los neuropsiquiátricos es una trampa ligada al negocio inmobiliario, no a la desmanicomialización. Y el director del hospital (Miguel Ángel Materazzi), se queja porque cada paciente cuesta 5 mil pesos mensuales. Con un tercio de esa cifra, se podría resolver la subsistencia del paciente afuera.

"Esta realidad no va a terminar hasta que el hospital no cierre", sentencia Sava, para quien el teatro participativo, "hecho de historias reales", es el espécimen del "arte mezclado con lo cotidiano". Y no se cansa de parafrasear a Enrique Pichón Rivière en eso de que el arte tiene que producir cambios. Indefectiblemente, insiste.
Así las cosas, el Frente de Artistas del Borda se contonea en un doble movimiento: un poco de reivindicación de la locura y otro poco de impugnación del estigma social. "El afuera es el verdadero Borda", afirman los fumadores de la entrada. "Es la suciedad", precisa Eduardo, un ex paciente que ahora frecuenta menos el taller de teatro. Pero justamente el afuera es el norte del FAB. Tarea difícil, entonces. Ese "uruguayo de Montevideo" también recuerda su paso por la Unidad Penal 20 en la que los guardias se especializan en el golpe. "Te entra por acá, te duele acá y te repercute acá", dice señalándose la panza, el corazón y la sien. "Este hospital es el quinto infierno de Dante", interviene Nicolás, coordinador del taller de desmanicomialización, de corte teórico. "Él es un catalizador de disciplinas, porque pinta y estudia psicología", asegura Eduardo sobre el joven. "Pero, pará un poquito, ¿quién es Dante? ¡Qué ignorante soy!", bromea con falso enojo. Nicolás retoma la palabra con paciencia, serio, y expone: "Es un trabalenguas llevar a cabo la desmanicomialización".
Mientras un mate apenas dulce circula en ronda imperfecta en la reunión del taller de mimo, Carlos, "un ex fanático religioso", según se define, advierte que los enfermeros a veces transmiten sus propias patologías a los pacientes. En cambio Matías Honigman, un estudiante de psicología que coordina el taller, hace lo posible por no satanizar a los trabajadores y entiende que el meollo de la problemática de la salud mental radica en una política pública como la gente: sin hospitales-depósitos. Y antes de salir casi corriendo al trabajo, Martín Abregú, el coordinador artístico del mismo espacio, expresa su orgullo por la puesta de "Diario".
Pero además, en el FAB tienen otros motivos para inflar el pecho, como la revista de poesía "Corpiños en tus ojos" y el programa de radio "Comió maní?", que se emite por AM 530, "La voz de las Madres". Las Madres también editaron un libro en el que se vuelca la historia del Frente, y se ofrece tácitamente una pregunta ante el mito de la omnipotencia de la ciencia (y la impotencia del Estado), que deslegitima otros abordajes. Porque, en definitiva, ¿qué es ser cuerdo, qué es ser loco?

(PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SEMANARIO NOTICIAS URBANAS Nº 151 DEL 28/08/08)

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