Lo prometiste, te creímos, más te vale cumplir…

Lo prometiste, te creímos, más te vale cumplir…

El siguiente editorial apareció en el último número del semanario NOTICIAS URBANAS. La autoría del mismo es de Fernando Riva Zucchelli y su visión acerca de lo debería suceder en la Ciudad tras las elecciones de este domingo


Qué significa ser un medio especialista en la política de la Ciudad. Es una pregunta que nos hemos hecho muchas veces y nos la han hecho también en variadas ocasiones. Lo primero que brota ante el interrogante es la palabra "cocina", eufemismo que consiste en conocer el o los lugares en donde realmente se deciden las cosas en el tiempo exacto y lo que allí pase. Coordenadas correctas de personajes, tiempo y espacio equivalen a tener el problema periodístico solucionado. Y si hablamos de cocina hay que hablar de cocineros en donde pasa lo mismo que en los lugares. No siempre los que más renombre o nivel de conocimiento tienen son los que toman las decisiones que más tarde o más temprano terminarán por afectar a la ciudadanía toda y por que no a los cuatro millones de visitantes que esta urbe recibe diariamente. Hay zonas minadas y cazabobos, y también senderos limpios hacia la noticia, esa es la diferencia, conocerlos.

La sola mención de los candidatos que se enfrentarán el domingo próximo en la primera vuelta electoral grafica una postal de la realidad política de nuestra Ciudad. Los que tienen más chance de vencer, obviamente capturarán entre ellos la casi totalidad del electorado, pero también están aquéllos que seguros de constituir minorías dentro del distrito no le esquivan al bulto y se prenden en la compulsa más reñida y agresiva que vivimos en los últimos tiempos. Completan la oferta también los testimoniales que sin ninguna aspiración de cargos, intentan mostrar caminos diferentes a los tradicionales como parte de ese fenómeno tan civilizado como el de expresarse en libertad, opinar y proponer.

Desde que esta agencia vio la luz y este posterior semanario, la que vivimos será la cuarta elección entre legislativas y ejecutivas, además de la del 2000 entre Ibarra y Cavallo que nos agarró en época de gestación pero ya en marcha. Vimos cómo funcionaron distintos Ejecutivos, cómo se iban generando las instituciones que definió la Constitución "Zaffaroni" de 1996 como la Defensoría del Pueblo, la Auditoria, la Sindicatura, el Ente Regulador y la triste experiencia con que se desarrolló la primer formación judicial de la Ciudad, que pasó de una anhelada esperanza de recuperación histórica de valores a una de las peores frustraciones que vivimos como sociedad. También pasaron varias formaciones legislativas cada una con su impronta, algunas de excelente nivel, quizás la primera sobresalió un poco más, hasta la penúltima con una atomización nunca pensada y su consecuente deterioro, hasta un juicio político como el que terminó con el mandato del ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra.

Con nuestra espíritu independencia informativa, creemos ser el medio menos sesgado en esta etapa intratable para las editoriales, los que resistimos presiones u extorsiones, y promovemos el desarrollo más plural, aquél en que todas las vertientes del pensamiento de alguna manera han sido expresadas en nuestras páginas, lo que nos ha traído más de un dolor de cabeza pero a la larga muchas más satisfacciones. También nos equivocamos a veces como todos los que hacen algo con pasión y en esta política porteña muchos hacen y deshacen en una pretendida intimidad que se transforma en público cuando nosotros se lo contamos.

No es caprichosa la descripción de todo lo que hemos vivido y conocido de los hombres y mujeres que rigieron y rigen desde sus respectivos lugares los destinos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hemos visto quien trabaja más y gestiona mejor, quien tiene más aprecio por las instituciones, quien entiende mejor por dónde pasa la solución de los problemas que tenemos y quien se deja -o no- seducir por reclamos legítimos pero minoritarios y cede a las presiones que incomodan a la mayoría. Es por eso que ante esta nueva oportunidad que se nos presenta a los porteños de elegir a un nuevo (o no) jefe de Gobierno y a treinta legisladores que oficiarán de recambio legislativo nos parece formativo y democrático, intentar una aproximación al tema desde una óptica positiva que nos aleje de la agresión y una vacía lucha por más poder, esa que le cambia la vida al que gana, a algunos que pierden ganando y a otros que -aunque suene raro- ganan perdiendo. Todos ellos no son más de trescientos. Ni el 0,010 del electorado.

No vamos a hablar aquí de encuestas, ni de de favoritos, ni de especulaciones a las que nos referimos en otras secciones de esta misma revista.
Desmenuzando la oferta electoral y qué hay detrás de cada candidato a jefe de Gobierno, tenemos la íntima convicción que los tres con mayor intención de voto no podrán transitar su período de gobierno sin resolver cuestiones que siguen pendientes para la Ciudad. Y lo decimos casi con certeza absoluta. El próximo gobierno tendrá por ejemplo que trasladar competencias desde la Nación a la Ciudad o denunciar desde el primer día públicamente ante la sociedad que no es su voluntad o que no es voluntad del Gobierno Nacional. Pero nada. Así de fácil.

El doble discurso de ambos lados de la Plaza de Mayo con el que transitamos desde la sanción de la Constitución hace once años con la cuestión del puerto, la Policía, el transporte y todos los demás temas deberá transformarse en una política de Estado que parta de acuerdos concretos con plazos de estricto cumplimiento para su ejecución y sanciones en su defecto.

Macri, Telerman y Filmus, desde los distintos resortes que manejan, "algo" tienen que ver con que esto se pueda concretar de una vez y para siempre. Se quedarán entre ellos con el 95 por ciento de la Legislatura y uno de ellos con la jefatura de Gobierno. Los tres lo prometieron hasta el cansancio en los cientos de reportajes que han dado en campaña. No importa quién gane, ustedes nos dijeron que se puede y ahora -con cualquier resultado- tendrán las herramientas para ello. Pues háganlo. Se lo reclamaremos con respeto pero con vehemencia y paciencia.

Telerman habló hasta el hartazgo del "espacio público" como prioridad uno y en ello englobamos (y suponemos que él también) no sólo las placitas y veredas, sino la soterración de las vías y eliminación de las barreras, los canales aliviadores y el lago regulador en la Costanera, la urbanización de las villas, el ordenamiento del transporte y todo lo que hace a lo público, a lo que tiene que hacer el Estado en función del bien común, para que nosotros, porteños, mejoremos nuestra calidad de vida y no la empeoremos como vino sucediendo. Seguro que lo hará, mejor o peor pero el Pelado lo intentará porque la ciudadanía si lo elige lo votará para eso y se lo recordará a cada instante, para que si se le va, le vuelva a la cabeza.

Filmus pertenece a un gobierno que hizo de la obra pública una de sus más preciadas banderas, no sería racional pensar que con el apoyo del gobierno nacional y el presupuesto local, Julio De Vido ponga manos a la obra de manera contundente en una ciudad donde siempre le costó entrar -justo en épocas de su socio actual Ibarra-, le fue un poco mejor después con Telerman y luego por razones miserables pusieron todo (hasta el subte) en el freezer. Pero con Filmus y los K, obras vamos a ver muchas, no tengo la menor duda.

Y con el ingeniero Macri y su fama de hacedor (la verdad que con la gestión en Boca lo goleó a Heller), es casi natural que con su mayoría legislativa y sus equipos que tienen ya estos temas preparados, hagan en cuatro años más que los progre en el doble. Hay criterios de hacer más y de hablar menos en el que Macri parecería superar a sus contrincantes, incluso en campaña y, sobre todo, porque a los demás ya los vimos a casi todos y el boquense es de lo viejo casi lo único nuevo, aunque no tanto como el hermano de Adriana Brodski. No nos animamos a opinar en otros rubros pero obras sí, Mauri las va a hacer.

El vecino quiere soluciones, no comunas, si estas vienen con las comunas mejor pero nunca se vio una protesta masiva y popular por el grosero atraso en la implementación de las mismas (y algunas manifestaciones hay en BA). Hay que cumplir con al Carta Magna pero la deuda es con la gente, hasta en este caso.

El último párrafo se lo lleva la desigualdad Norte -Sur. Nos tienen repodrido con el discurso espasmódico electoral, Ibarra dirá que con él nació la Corporación, Telerman que la potenció con los Polos y encima puso la piedra fundamental del Hospital de Lugano y el estadio de Tenis y Macri hablará con Margarita Barrientos del tema comedores y con sus "cráneos" del déficit habitacional y la cantidad de viviendas por año, que es obra y de eso ya hablamos. La desigualdad no se irá jamás mientras exista esta Ciudad, esa es la verdad que nadie dice, pero lo que sí hay que hacer es redistribuir mejor el presupuesto y generar dignidad donde no la hay, el presupuesto hay que volcarlo en la dignidad perdida para los pobres primero y la dignidad ofendida para los ricos después. Los negocios ya están, vayan por lo demás que hace falta y gratifica. Les prometo que si lo hacen se quedan a vivir en Bolívar 1.

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