Locura en el Borda

Locura en el Borda

Por Horacio Ríos

Por los hechos salieron a dar la cara el Jefe de Gobierno; su vicejefa, María Eugenia Vidal, y el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro. Pero no su autor intelectual, el ministro Daniel Chaín.


La agresión que desató la Policía Metropolitana contra todos los que estaban en las inmediaciones del Taller Protegido Nº 19 supone que debían existir poderosas razones para que tal ataque fuera ordenado por las instancias de conducción.
En este caso, surgió la mano habitualmente oculta del ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chain, el funcionario cuya área está a cargo de las obras. Él fue el que pidió la policía y el que pidió la represión. Esta responsabilidad no exime la del propio Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, ni la del ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro, sino que las tres se complementan entre sí.

La responsabilidad de Chain será analizada el martes próximo en la Legislatura, cuando concurra a la reunión de la Comisión de Obras y Servicios Públicos a la que fue citado para dar las explicaciones del caso.

La ineptitud política

La política que lleva adelante el macrismo suele estar plagada de torpezas, y lo ocurrido el viernes es una de las peores.
Pocos días antes, el kirchnerismo había sido acorralado y obligado a ponerse a la defensiva como pocas veces antes. Quizás habría que retrotraerse hasta 2009 para equiparar ese momento político.

La movilización del 18 de abril, la denuncia por corrupción de Jorge Lanata y el precio político que debió pagar para imponer la reforma judicial habían puesto contra las cuerdas al Gobierno nacional, que venía pasando por un difícil momento de cara a las elecciones legislativas de octubre próximo.

En este contexto de fuerte ofensiva por parte de la oposición, de repente apareció el apaleamiento de hombres de guardapolvo, de enfermos psiquiátricos y de periodistas y legisladores. Y todo cambió.

De un momento a otro, era Macri el que estaba a la defensiva, justo él, que pretendía pararse como un paladín opositor. ¿Y todo eso para qué?

Más allá de la motivación explícita que guía a Mauricio Macri para erigir un Centro Cívico en el barrio de Barracas, es indudable que si construye varios edificios y modifica los parámetros ambientales y físicos del lugar, modificará también los precios de los inmuebles de la zona. Esto es objetivo.

Y aquí vuelve a aparecer Daniel Chain, el hombre que conoce el entretejido del planeamiento urbano, el urbanista que sabe desarrollar los negocios inmobiliarios.

¿Por qué no se inauguró públicamente el nuevo el Taller Protegido Nº 19 ni se lo anunció, como es habitual que se haga con las obras que generan empatía con la población?

El director del Borda no sabía nada de la llegada de la policía ni del comienzo de los trabajos en el propio hospital que dirige.
La buena política es la que se hace de frente al público. Claro que el tenor de las obras debería provocar que la gente se sintiera beneficiada por ellas. En consecuencia, si el Pro sigue “mejorando la vida de la gente” sin tener la amabilidad de consultarla, es posible que estos resbalones se repitan.

Para peor, la zona del hospital Borda fue declarada “Monumento Histórico Nacional” en 1999, por lo tanto cualquier modificación que se realice en su interior debe ser aprobada por la Comisión Nacional de Museos. Adicionalmente, en ese terreno existe un yacimiento arqueológico urbano que aún no fue explorado, y el Gobierno de la Ciudad tampoco presentó el estudio de impacto ambiental que provocaría la instalación del Centro Cívico. Y había una medida cautelar vigente que impedía la destrucción del taller.
Si se suman las torpezas, el resultado puede ser infinito. Son tantas que un experto en conspiraciones podría pensar que son hechas intencionalmente.

El arte del palazo

Según denunció el diputado porteño Héctor “Tito” Nenna, “los policías entraron por la puerta de atrás del hospital a las 5.45 de la mañana, rompiendo un candado, a pesar de que existía una medida judicial que impedía la demolición, por lo cual la Sala 2ª del fuero Contencioso, Administrativo y Tributario les aplicó una multa de 20 mil pesos a Macri, a Chain y (al procurador general, Julio) Conte Grand”.

A media mañana, del taller ya no quedaban nada más que escombros, y fue en ese momento que se desató la primera oleada represiva. Cerca de las 10.30, los efectivos de la Guardia de Infantería cargaron sobre los trabajadores de la Asociación de Trabajadores del Estado.

Luego de dispersarlos, los más de 400 policías se concentraron en las cercanías de las vallas que ocultaban de la vista de los trabajadores el sector del taller, que ya para entonces estaba casi totalmente demolido. Los trabajadores, mientras tanto, realizaban una asamblea para decidir qué hacer.

A las 11.20, los diputados porteños presentes, entre los que se encontraban Tito Nenna, Ariel Basteiro, Jorge Selser, Aníbal Ibarra, Rafael Gentili, Guillermo Bodart y Laura García Tuñón, acompañados por el diputado nacional Horacio Pietragalla, se acercaron a la valla para pedir por el jefe del operativo. En ese momento, el jefe de la Policía Metropolitana, Horacio Giménez, se apersonó ante ellos y contestó al pedido de que se retiraran las fuerzas de seguridad solicitando diez minutos para hablar con sus superiores.

Cuando los legisladores se alejaban del lugar para hablar con los trabajadores, repentinamente los policías avanzaron sobre ellos y comenzaron la segunda secuencia represiva, de características dantescas.

Nuevamente la violencia se adueñó de un terreno en el que se supone que el Estado intenta curar las heridas del alma, que llevan a muchos hombres a perderse de sí mismos. En ese mismo lugar, la policía apaleó a sindicalistas, a pacientes psiquiátricos, a periodistas, a diputados, a familiares de los enfermos y a trabajadores de los hospitales públicos.

El diputado Fabio Basteiro recibió varios balazos de goma en las piernas y un palazo en las costillas; Tito Nenna fue arrojado al suelo y golpeado; Bodart recibió gas pimienta en los ojos, al igual que Gentili –ambos debieron ser atendidos en el hospital Santa Lucía–, y Pietragalla también fue golpeado.

La batalla cultural

La secuencia represiva terminó en este punto, pero después fue el momento de las palabras, del intento de los distintos sectores de la política de hegemonizar la interpretación de los hechos.

Macri, que estuvo oculto todo el día, recién salió a hablar con la prensa a las 19.30. Fue una mala decisión, porque debió enfrentar a unos cuarenta periodistas muy enojados por las agresiones contra los trabajadores de prensa y no tuvieron en esta ocasión las actitudes complacientes habituales.

Luego de apenas seis preguntas, cuando la temperatura comenzaba a elevarse, repentinamente Macri se dio media vuelta y se fue, después de victimizarse con frases del tenor de “este fue un día muy triste, en el que los violentos volvieron a ganar”.

Pero no cabe la victimización en este caso. Si hubiera diálogo no habría lamentables sucesos como los del viernes último. Quizás el diálogo que solicita el Pro con tanto énfasis a otros estamentos gubernamentales esté ausente en la Ciudad.

Es indudable que la administración Macri nunca consulta con la gente sus decisiones. Pasó en varias ocasiones, como en el vallado del Parque Centenario, que también fue impuesto a palazos. Es habitual escuchar el latiguillo: “Le estamos mejorando la vida a la gente”. El problema es que la gente a veces prefiere que no la favorezcan tanto con beneficios que no pidió.

PM: Impericia, intimidación y desorganización

Analizar la secuencia represiva del viernes último arroja algunos resultados preliminares sumamente preocupantes.

La primera conclusión es que no hubo gases, por lo que es dable suponer que la policía no trataba de dispersar a los que se manifestaban. ¿Para qué, entonces, mantenerlos aferrados al terreno? Pues, para batallar hasta ganar. Para quebrar la resistencia de los sindicatos y para concretar una demolición que había sido impedida un año atrás.

Las dos secuencias de la batalla en la que los policías forzaron a los trabajadores a enfrentarlos, puesto que no había habido disturbios hasta que ellos atacaron, tuvieron un claro fin intimidatorio. Como no lograron su propósito y los manifestantes se quedaron en el lugar, golpearon indiscriminadamente a todos los presentes, incluso a los fotógrafos que trataban de retratar a los que reprimían.

En los combates se pudo ver a policías sin conducción en el terreno, que avanzaban y retrocedían al compás de arrestos individuales. Dos secuencias dan cuenta de esto. En una de ellas, un oficial tomó del cuello a un compañero para que volviera a la formación, ya que hubiera expuesto a los demás si hubiera seguido avanzando. Una formación de ataque es la clave de la Guardia de Infantería, cuya fila se debe sostener sin rupturas porque eso compromete la seguridad de los policías. La otra secuencia es la de un policía algo excedido en hidratos de carbono que, después de sostener un diálogo con algunos diputados, volvió a sus filas y de repente arrancó y agredió desde atrás, cobardemente, a un manifestante, para luego regresar a la seguridad de las filas policiales.

El objetivo principal de la policía era evitar la interrupción de los trabajos de demolición. Para eso estaban en el Borda y operaron de acuerdo con esa pauta. ¿Por qué si no estaban allí desde antes de las seis de la mañana? ¿Para golpear a los internados? ¿A los periodistas porque sí? ¿A los diputados porque son opositores?

Nada de esto sería lógico. No se despliega a 400 efectivos para ocupar un espacio vacío, tal como describieron al campo de batalla Macri y Vidal en sendas conferencias de prensa. Tampoco hubo agresiones contra los trabajadores de la empresa constructora, que estaban tras un vallado, muy lejos de los trabajadores de ATE.

Por último, es peligroso situar en un terreno en el que hay disturbios a una fuerza policial que no tenga una conducción con amplios conocimientos sobre el accionar de una fuerza disuasiva. Si en la fuerza no hay elementos que sean expertos en disuasión, la consecuencia inevitable de esa torpeza es el combate cuerpo a cuerpo, y esto tiene como resultado que haya efectivos heridos, accidentes y hasta muertos por la acción policial, algo que, milagrosamente, en esta ocasión no ocurrió. De todos modos, si la Policía Metropolitana sigue en esta senda es seguro que los habrá prontamente. En esta ocasión, la impericia y la torpeza de sus mandos provocaron heridas a 13 policías y a alrededor de 60 personas más. Un despropósito.

Diputados apaleados

Tito Nenna: “El ataque fue premeditado”

“Esta represión tiene que ver con la matriz ideológica, no solo de la Policía Metropolitana, sino del Gobierno porteño”, denunció el diputado Francisco “Tito” Nenna.

Profundizando el concepto, el legislador declaró que “esta policía avanza sobre los derechos de los trabajadores, de la comunidad hospitalaria y de los ciudadanos. Se puede ver esto en el escándalo de las escuchas telefónicas, en la represión en el Parque Indoamericano, el Parque Centenario y contra los ocupantes de la Sala Alberdi”.

“Las asociaciones psiquiátricas de varias partes del mundo se mostraron muy extrañados, dijeron que era la primera vez que veían que ocurría algo así. El secretario general de ATE del Borda contó que en 1972, cuando estaba la dictadura de Lanusse, hubo represión por un conflicto salarial, pero fuera del Borda. La represión fue en el puente que está sobre la calle Suárez, frente al hospital”, relató el legislador y docente.

“El ataque fue premeditado, porque el propio ministro Montenegro, que fue interrogado el sábado en una sesión especial de la Legislatura porteña, reconoció que a los policías se los pidió su colega de Desarrollo Urbano Daniel Chain”, siguió relatando el legislador.

Alejandro Bodart: “Ese hombre está desesperado”

El legislador del MST-Proyecto Sur alegó que “ese hombre está desesperado por un negocio inmobiliario. Le pusieron el ojo al hospital Borda, pero también al Moyano y al Tobar García, por eso metieron la pata y se les salió la cadena”.

Luego, Bodart expresó que “se les fue la mano. Hacía mucho que no se veía algo así, pero la sociedad tiene un límite. Chain es el que inició el proceso que culminó con esta represión al mandar a demoler el edificio. Este es un personaje oscuro, que está detrás de los negocios de la obra pública, es el primer eslabón de la cadena”.

En cuanto a la represión en sí, Bodart denunció que “el operativo lo armó Macri, pero el que le puso fecha y hora fue Chain. Existe una decisión de avanzar con las obras a cualquier costo, tal como se vio con el Metrobús y el Borda, específicamente”.

Fabio Basteiro: “Mientras reprimían, demolían”

El legislador, que fue baleado en las piernas, expresó que “hubo un manejo irresponsable y planificado para armar un operativo distractivo. Mientras reprimían, demolían”.

Luego, describiendo la conferencia de prensa en la que el Jefe de Gobierno intentó explicar la represión, Basteiro dijo que “cuando surgieron los cuestionamientos, Macri dijo lo que dicen siempre acerca de los grupos minúsculos que atacan a la policía, como lo hicieron desde la Década Infame”.

Finalmente, el legislador de Buenos Aires para Todos anunció: “El lunes presentamos ante el Juzgado Nº 16 Criminal y Correccional de Laura Bruniard una querella contra Macri, Vidal, Rodríguez Larreta, Chain y Montenegro por abuso de autoridad”.

Aníbal Ibarra: “Fue una represión indiscriminada y salvaje”

El exjefe de Gobierno porteño y actual legislador Aníbal Ibarra, que estuvo presente en los terrenos cercanos al Taller Protegido demolido en momentos en que la Policía Metropolitana cargaba contra todos los que se encontraban en la zona, desmintió a Macri. “Violento fue el Gobierno, que entró de madrugada en un hospital público para tirar abajo un edificio sin tener la autorización legal y después reprimió en forma indiscriminada y salvaje”, manifestó, en diálogo con NU.

A continuación, Ibarra describió los terribles momentos que vivió: “No respetaron a los pacientes, ni a los médicos, ni a los periodistas que estaban allí. Antes, nosotros intentamos frenar a los policías metropolitanos, pero estaban tan cebados que fracasamos en el intento de poner racionalidad”, relató el presidente del bloque del Frente Progresista y Popular.

Contra los periodistas

Es posible que en el futuro los trabajadores de prensa deban ir a cubrir las manifestaciones con un blindaje semejante al que usan los bravos policías metropolitanos.

Esto viene a cuento porque, en una movilización en la que no había más de 1.000 manifestantes y 400 policías, al menos 12 trabajadores de prensa fueron atacados en forma brutal por la policía que comanda Mauricio Macri. El herido más grave en la represión fue el camarógrafo de C5N Mario Ricci, que resultó herido en un brazo y debió ser sometido a una intervención quirúrgica.
Por otra parte, Pepe Mateo, fotógrafo de Clarín, resultó herido por una bala de goma en la mandíbula mientras trabajaba, y además fue primero maltratado, provocado y luego detenido por la Policía Metropolitana, por nimios motivos.

En la misma secuencia fueron heridos por balas de goma Alberto Samudio y Sebastián Vázquez, de Telefé; Carlos Torres, camarógrafo de Canal 13; Soledad Larghi, cronista de América; otro camarógrafo de C5N, Mario Gavilán; el camarógrafo de Crónica TV Fabián Alasi, y dos cronistas más, una de ellas revistaba en CN23 y la otra en Canal 26.

Entre las decenas de periodistas golpeados se encuentra el cronista Gabriel Eiriz y el camarógrafo Leonardo Piccone, ambos de Télam. “Ricci fue alcanzado por los disparos a tan solo dos metros de distancia, cuando cubría los incidentes en el Borda que se iniciaron esta mañana”, denunció Rubén Santos, camarógrafo del mismo canal, que vio a otros periodistas heridos.

La guardia del hospital Borda atendió al menos a doce trabajadores afectados en la vista por el gas pimienta, mientras que otros fueron trasladados al hospital especializado en oftalmología Santa Lucía.

Movilización en repudio a los palazos

Columnas de ATE, CTA, Miles, Tupac Amaru, La Cámpora, la CCC, el Partido de la Victoria, la Corriente Peronista, Forja y el Partido Obrero se movilizaron el martes 30 de abril al Palacio de Gobierno porteño para protestar por la represión contra los trabajadores del Borda.

Uno de los oradores fue el secretario general de ATE Capital, José Luis Matassa, que pidió el juicio político de Macri y la renuncia del ministro de Justicia y Seguridad, Guillermo Montenegro. “Más allá de los matices, contra la represión del gobierno de Macri, todos juntos los trabajadores decimos basta de represión”, planteó el sindicalista.

La protesta incluyó un paro de 24 horas de los estatales de ATE, en tanto que los médicos bonaerenses afiliados a Cicop pararon por 48 horas, lo mismo que los empleados de los talleres protegidos y los hospitales Borda, Tobar García y Braulio Moyano, que funcionan bajo la órbita de la seccional porteña de UPCN.

Loa trabajadores del subte abrieron los molinetes entre las 12 y las 13 para facilitar la asistencia de los manifestantes a la marcha, según anunció la Asociación Sindical de Trabajadores del Subte y el Premetro.

El secretario General de la Unión de Trabajadores de la Educación, Eduardo López, señaló que, si bien concurrieron a la marcha hasta la Jefatura de Gobierno, lo mismo mantuvieron “abiertas las escuelas, porque para cerrar escuelas y hospitales lo tenemos al Jefe de Gobierno”.

A su vez, el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, destacó que la represión no fue “un exceso”, sino “la decisión del Jefe de Gobierno y de quienes lo secundan de arrasar con los derechos de la ciudadanía y reprimir”.

“Lo que sucedió el viernes es absolutamente ilegal”, dijo a su tiempo el secretario general de la Junta Interna de Talleres Protegidos del Hospital Borda, Marcelo Frondizi.

La CGT Azopardo se solidarizó con los manifestantes mediante un comunicado en el que afirmaron que “la agresión sufrida de parte de la Policía Metropolitana, que provocó medio centenar de heridos, no puede quedar impune”. Firmaron la nota el líder de los Camioneros, Hugo Moyano, y el secretario general del Sindicato de Vendedores de Diarios, Omar Plaini.

El presidente del bloque de legisladores porteños del FpV, Juan Cabandié, se sumó a los repudios al afirmar que “cuando se acude a la represión es porque se acaba la política”, y comparó la actitud de Macri con la del Gobierno nacional. “El mejor ejemplo de no reprimir la protesta social son Néstor Kirchner y Cristina Fernández”, dijo.

El legislador porteño del FpV Francisco “Tito” Nenna declaró que posee fotos de las balas de plomo que utilizaron los policías metropolitanos en la represión y advirtió que las presentará ante la Justicia. “Vamos a ir por una acción penal contra Macri por heridas a los pacientes del hospital Borda”, dijo el sindicalista docente de la CTA.

Por su parte, el fotógrafo de Clarín José “Pepe” Mateos relató ante los micrófonos de radio Vórterix que fue agredido por policías metropolitanos mientras intentaba “hacer la foto de cuando estaban demoliendo el edificio”.

 

 

 

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