Denuncian que Metrovías descuida la salud de sus trabajadores

Denuncian que Metrovías descuida la salud de sus trabajadores

La comisión de delegados de la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) en Metrovías, realizó una concentración frente a la Legislatura porteña para denunciar las condiciones insalubres a las que están expuestos por trabajar bajo tierra. Exigen que se les restituya la jornada laboral de 6 horas y que se tomen las medidas necesarias para eliminar la contaminación sonora, electromagnética y de vapores de productos cancerigenos


Un grupo de 200 trabajadores de Metrovías se hicieron presentes, junto con representantes de las asambleas barriales y de militantes del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), frente a la Legislatura de la Ciudad para repudiar el accionar del Grupo Roggio al frente de la empresa concesionaria del servicio de subtes porteños. Afirman, que Metrovías prioriza los negocios por sobre la salud de sus empleados, que están expuestos diariamente a la contaminación por productos carcirogenéticos.

Los trabajadores indican que al frenar los subtes liberan fibras de asbestos que, junto con el polvo negro de grafito que se genera en el motor eléctrico, se desprenden constantemente y se dispersan en el ambiente. Ambos productos son contaminantes altamente tóxicos.

Las fibras de asbesto son livianas y se introducen por vía respiratoria en los pulmones, en donde provocan lesiones irreversibles. La enfermedad que produce se llama "asbestosis" y puede provocar cáncer. Por esto mismo, el asbesto está siendo prohibido en muchos países. En la Argentina existen resoluciones del Ministerio de Salud que exigen el recambio del material tóxico.

MUCHO RUIDO

La contaminación sonora que sufren los empleados de Metrovias fue denunciada también por los usuarios del servicio. Existe una causa judicial abierta en la que próximamente se obligaría a la empresa y al Gobierno de la Ciudad a solucionar el problema. Las línea C en todo su recorrido y la D entre las estaciones Ministro Carranza y Congreso de Tucumán, generan un ruido superior al permito por la ley.

En el caso de la línea C, Metrovías instaló algunos caños que echan agua cada vez que pasa el subte. De esta manera reducen la fricción entre las vías y los vagones, pero no la anulan. En tanto, las últimas estaciones de las línea D se construyeron instalando los rieles sobre vigas de cemento, lo que provocó que las estaciones se convirtieran en campanas de resonancia.

Además de afectar la capacidad auditiva, la contaminación sonora aumenta la presión sanguínea, produce problemas al corazón, predispone a la violencia, ocasiona estrés y disminuye la concentración. Las células del oído interno, una vez destruidas, no se restituyen.

MÁS PROBLEMAS

La temperatura, sobre todo en la estación Callao de la línea B, alcanza entre 5 y 10 grados más que en la superficie. Por otra parte, en la estación Independencia de las líneas C y D, las filtraciones constantes de combustible que provienen de la estación de servicio Shell, provocaron que la empresa oculte las "goteras", según denunciaron los empleados que allí trabajan.

En tanto, también denunciaron que la iluminación es defectuosa, que trabajan en condiciones de aislamiento y que hay escaso oxigeno bajo tierra.

JORNADA LABORAL

La jornada laboral "bajo nivel" en los subterráneos fue de seis horas, por insalubridad de acuerdo al Decreto 10667/46, desde 1946 hasta 1967, cuando el gobierno militar impuso las siete horas de trabajo. La misma se mantuvo hasta 1973, momento en que primó nuevamente la de seis horas hasta que en 1980, nuevamente otra dictadura, aplicó las siete horas. Con la vuelta de la democracia -en 1984-, se retomaron las seis horas hasta que el servicio de subterráneos se privatizó en 1994. A partir de allí, Metrovías obligó a sus empleados a cumplir una jornada laboral de ocho horas.

La comisión de delegados de la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) en Metrovías denunció las alteraciones con el sueño que sufren los empleados por trabajar constantemente bajo tierra. Las mismas tienen que ver con que por considerarse labor insalubre se recomienda que la jornada laboral no superen las 6 horas. Esta recomendación responde a que está comprobado que quienes realizan estas tareas tienen dificultades con la producción de melatonina, que es la sustancia encargada de regular los ciclos circadianos -reloj biológico-. Estos cambios degenerativos generan problemas en la salud y en la concentración de los trabajadores, por lo que también la seguridad del servicio se ve afectada.

Con el objetivo de que la jornada laboral vuelva a durar seis horas, los legisladores porteños, Raúl Puy (ARI) y Jorge Altamira (PO), presentaron cada uno un proyecto de ley.

ADHESIONES

La diputada de la Ciudad, Vilma Ripoll (MST en IU) y los trabajadores de Aerolíneas Argentinas, se solidarizaron con la protesta. "Lo único que quiere la empresa es recaudar, le importa muy poco la salud de sus trabajadores", expresó Ripoll, quien además agregó que apoya esta lucha porque todos los días, cuando viaja en subte, ve las condiciones en que trabajan.

En tanto, los maleteros de Aerolíneas Argentinas, recordaron los tiempos en que se movilizaron junto a los trabajadores de Metrovías, para recuperar la aerolínea de bandera.

ANTENAS DE CELULARES

Las empresas de telefonía celular Movicom, CTI y Personal, instalaron antenas en los túneles de los subterráneos. Mientras que Movicom y CTI las tienen distribuidas por casi todas las líneas, Personal solamente las ubico en la estación Belgrano de la línea E.

Existen informes elaborados en Estados Unidos que afirman que las antenas de celulares no provocan alteraciones a la salud -cáncer-, si son ubicadas a más de cuatro metros de altura, pero las que se instalaron en Buenos Aires están a 50 centímetros del suelo.

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