La Mesa Electoral, el Pato Rengo y un futuro incierto para el peronismo

La Mesa Electoral, el Pato Rengo y un futuro incierto para el peronismo

El Presidente convocó a una Mesa Electoral, pero todos asistirán a una Mesa Política, pero cada uno juega su juego.


La reunión de la conducción del PJ bonaerense, realizada en Merlo el último 31 de enero, rescató de su apatía al Frente de Todos, al presidente, a los ministros del Gobierno nacional que aún se esperanzan en recuperar al partido para las elecciones de fin de año y hasta a la militancia, que siempre está activa, aunque a veces la falta de conducción –el mayor problema de estos días- la sumerge en la inmovilidad.

En la quinta El Colonial, sede de la Municipalidad y de otras dependencias administrativas, se dieron cita los intendentes de la Primera y la Tercera Sección Electoral, convocados por la tríada política que conforman el gobernador Axel Kicillof, el ministro de Economía Sergio Massa y el presidente del PJ provincial Máximo Kirchner.

Las decisiones que se tomaron allí –en especial para la conformación de Listas- preocuparon seriamente al presidente del PJ nacional, cargo que causalmente ostenta por estos días el presidente de la Nación, Alberto Fernández. El constante reclamo de crear una Mesa Política, que emanaba de casi todos los sectores que componen la alianza gobernante, desoída hasta ahora por Fernández, renuente a aceptar cualquier cuestionamiento a su gestión de gobierno, fue finalmente tomado en cuenta por el Albertismo, aunque a Regañadientes.

La primera misión que deberán cumplir los emisarios de la Casa Rosada será minimizar los efectos de la Mesa. El propio presidente se encargó de enfatizar que la misión de la Mesa convocada será delinear la estrategia electoral y que no será tomada en cuenta ninguna opinión sobre la marcha de la administración. Fue el General Perón el que se encargó hace muchos años de definir una comisión como un camino hacia el vacío. No tiene por qué haber una excepción en esta circunstancia.

Hasta los días anteriores a la convocatoria a la reunión -que se realizaría el 16 de febrero próximo a las 19:00 en la sede del PJ Nacional, Matheu 130-, los operadores del presidente negaron toda posibilidad de que la mesa fuera anunciada a la brevedad, cosa que finalmente quedó desmentida por los hechos.

Esta misión difusa que se le otorgará a la Mesa Electoral –así la denominó el presidente- pudo que hasta ahora todos los sectores anuncien que surgieron a sus segundas líneas a la reunión. Inclusive, estaba previsto que el fin de semana que pasó se hizo un encuentro previo con los gobernadores amigos de la Casa Rosada en Chapadmalal, que quedó trunco ​​ante la ausencia anticipada por varios de ellos.

De todos modos, nadie muere en la víspera ni se suicida si tiene destino. Todos los sectores convocados –PJ, gobernadores, sindicalistas, movimientos sociales, intendentes y dirigentes importantes- anunciaron su complacencia con la iniciativa. Lo único que los puede alejar, entonces, es que ante la falta de conducción demostrada en otras ocasiones por el presidente, sus enviados se deciden a “romper” la Mesa y enviarla a vía muerta, una posibilidad que algunos líderes consideran viable ante la más mínima crítica contra la gestión presidencial que surja en las reuniones.

El consenso general es que los que asisten van a llevar en carpeta algunos reclamos específicos. Para empezar, plantearán cuatro temas fundamentales: salarios, tarifas, dólar y sumas fijas para paliar la caída de los primeros. “no es auditar, es construir el futuro”, deslizó uno de los que estará el jueves próximo en Matheu 130.

Por otra parte, el gobernador chaqueño, Jorge Capitanich, mostró su conformidad con la formación de la Mesa, que era una de las aspiraciones de la Liga de los Gobernadores, aunque evitó definirse a favor de la candidatura de Alberto Fernández a su reelección.

Aparentemente, esta opción es puesta en escena por el presidente sólo para disminuir las consecuencias del Síndrome del Pato Rengo, que condena a los presidentes que transcurren el final de su mandato a la soledad y al abandono de sus laderos más fieles, que casi siempre eligen apostar por sí mismos.

Todos los sectores de la coalición oficialista acuerdan con su necesidad, pero si cada uno juega a su juego, la dispersión es casi inevitable. Exitosa o no, la Mesa Electoral, Política o lo que sea, deberá enderezar un camino tortuoso.

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