El Eternauta: una fábula sobre la Argentina de siempre

El Eternauta: una fábula sobre la Argentina de siempre

Netflix estrenó una miniserie basada en la historieta de ciencia ¿ficción?


És el año 1963. En la Argentina gobierna Arturo Umberto Illia, líder de la Unión Cívica Radical, que ha triunfado sobre la proscripción del peronismo, cuyo líder, Juan Domingo Perón, ha sido derrocado cuatro años atrás.

En un chalet de Vicente López, Héctor Germán Oesterheld trasnocha. Son las tres de la madrugada y el único sonido que escucha el escritor es el de la pluma corriendo sobre el papel. Trabaja con la ventana abierta, a pesar del frío. “Mirar las estrellas descansa”, se explica a sí mismo.

Repentinamente, en la silla ubicada frente a él, un crujido. Oesterheld piensa que sonó como si alguien se hubiera sentado en ella. Sorprendido y asustado, comprueba que una silueta se corporiza poco a poco ante sus ojos. El aparecido mira lentamente a su alrededor y de repente dice: “estoy en la Tierra, supongo”. Juan Salvo, El Eternauta, había regresado a casa para contarle al cronista su increíble aventura.

Salvo habla de una nevada mortífera, de una invasión extraterrestre, de los poderosos Gurbos, de los timoratos Manos, de los Cascarudos, de los obscuros e infames Ellos y de sus intrépidos amigos humanos, que enfrentaron a los extraterrestres y cayeron en sus manos para sufrir un terrible y nebuloso destino.

Los Oesterheld, una familia arrasada

El autor de El Eternauta, Héctor Germán Oesterheld y Elsa Sánchez, su esposa, tuvieron cuatro hijas mujeres: Estela, que fue asesinada el 13 de diciembre de 1976, Longchamps; Diana, que fue secuestrada en Tucumán el siete de agosto de 1976; Beatriz, que el 19 de junio de 1976 fue secuestrada en San Isidro y el siete de julio su cuerpo le fue entregado a su madre, tras ser asesinada en un enfrentamiento fraguado y Marina, que fue secuestrada también en San Isidro el 27 de noviembre de 1976. Todas ellas y sus maridos -Raúl Araldi (de Diana) y Oscar Seidus (de Marina) están desaparecidos.

El autor de una las obras de ficción más importantes de las letras latinoamericanas, por su parte, fue secuestrado en La Plata el 27 de abril de 1976. Cuando asesinaron a Estela, su hijo Martín fue llevado al chupadero de la policía bonaerense conocido como Vesubio, adonde estaba secuestrado su abuelo y pasó unos días con él. Luego, fue restituido a su familia. Héctor Germán Oesterheld habría sido asesinado en algún momento, en el año 1978.

Juan Salvo no es el héroe, es uno de los héroes

El Eternauta no es una saga del pasado lejano. Fue escrita a partir de 1957, pero es una historia que ha ocurrido y que sigue ocurriendo. Relata una historia de opresión y resistencia. De tecnologías que se usan para someter y de sus supuestas víctimas, que dejan de serlo cuando enfrentan a sus verdugos y se unen con otros para ser libres de verdad, como dijo Moris.

Imagine el lector que su mundo, su ciudad y sus amigos desaparecen repentinamente en medio de una nevada tóxica, que mata a quien es alcanzado por sus copos asesinos. Sólo un pequeño grupo sobrevive para reconstruir lo destruido. La ciudad en la que viven, trabajan, van de compras y se visitan ahora es un desierto y un lugar desconocido. Para peor, deben salir a pelear contra extraños y mortíferos animales que han llegado desde algún lugar de la galaxia.

Primero aparecen, en cuanto los argentos se organizan e intentan contraatacar a sus enemigos, los cascarudos, unos bichos que parecen hormigas gigantes. Después irán apareciendo otros animales más peligrosos, como los Gurbos, unos enormes rinocerontes que derriban edificios a su paso. Luego llegarán los Manos, que manejan a unos hombres robots, que luchan para el enemigo.

Siguen las batallas y hay varias derrotas. El grupo queda reducido a un puñado de hombres, que llegan hasta la Plaza Congreso, adonde descubren el centro de la invasión. Allí están los Ellos, los verdaderos enemigos de la Tierra. Obviaremos las comparaciones, las metáforas y las analogías, pero su accionar se asemeja a otras muchas invasiones que se han producido en Latinoamérica, África, Asia y Oceanía.

Juan Salvo no es el héroe, es uno de los héroes

El Eternauta no es una saga del pasado lejano. Fue escrita a partir de 1957, pero es una historia que ha ocurrido y que sigue ocurriendo. Relata una historia de opresión y resistencia. De tecnologías que se usan para someter y de sus supuestas víctimas, que dejan de serlo cuando enfrentan a sus verdugos y se unen con otros para ser libres de verdad, como dijo Moris.

Imagine el lector que su mundo, su ciudad y sus amigos desaparecen repentinamente en medio de una nevada tóxica, que mata a quien es alcanzado por sus copos asesinos. Sólo un pequeño grupo sobrevive para reconstruir lo destruido. La ciudad en la que viven, trabajan, van de compras y se visitan ahora es un desierto y un lugar desconocido. Para peor, deben salir a pelear contra extraños y mortíferos animales que han llegado desde algún lugar de la galaxia.

Primero aparecen, en cuanto los argentos se organizan e intentan contraatacar a sus enemigos, los cascarudos, unos bichos que parecen hormigas gigantes. Después irán apareciendo otros animales más peligrosos, como los Gurbos, unos enormes rinocerontes que derriban edificios a su paso. Luego llegarán los Manos, que manejan a unos hombres robots, que luchan para el enemigo.

Siguen las batallas y hay varias derrotas. El grupo queda reducido a un puñado de hombres, que llegan hasta la Plaza Congreso, adonde descubren el centro de la invasión. Allí están los Ellos, los verdaderos enemigos de la Tierra. Obviaremos las comparaciones, las metáforas y las analogías, pero su accionar se asemeja a otras muchas invasiones que se han producido en Latinoamérica, África, Asia y Oceanía.

 

Qué se dice del tema...