Era difícil, de todos modos, que la derecha -que siempre hizo gala de un fuerte pragmatismo- votara dividida entre dos opciones igualmente poderosas. En estos casos, sólo uno cosecha lo sembrado. No hay en este sector, poderes paralelos. Prima la unidad en la defensa de los intereses comunes. Por eso, la política suele estar ausente en este sector.
Lo mismo, el Pro hizo, de acuerdo con las circunstancias, una buena elección. Su máximo problema ahora es que cambiará la composición de la Legislatura y habrá proyectos cuya aprobación dependerá de otros factores. Ya no existirá el quórum propio, que lo había perdido, pero seguía estando cerca. De todos modos, esta carencia llevó a que la Legislatura no sesionara durante 2025.
La incógnita futura es qué pasará con la elección a jefe de Gobierno en 2027. ¿Habrá sido sólo un avatar el de hoy o ha nacido una nueva hegemonía en la Ciudad?
Lo concreto es que existió una marcada polarización entre LLA y la coalición que lidera el peronismo porteño. Fue tan pronunciada que relegó a Ramiro Marra al ostracismo. Éste apenas obtuvo algo más del 2,5%, contra los cuatro o cinco puntos que le auguraban los encuestadores. No cosechó ni una sola banca en esta ocasión, o sea que Fernando Sánchez seguramente deberá esperar mejores épocas para intervenir en el sorteo de los diez mil dólares que lo ilusionaban.