Cada vez hay más solos y solas

Cada vez hay más solos y solas

Es una tendencia en constante aumento. Cómo son, viven y consumen los denominados "singles". Los mercados y el marketing se fijan en ellos


En la Argentina también: cada vez más personas viven solas. Lejos todavía de alcanzar el porcentaje de los países nórdicos europeos (donde más del 35 por ciento de los hogares son unipersonales), la patria argenta ronda ya el 17 por ciento y en crecimiento acelerado.

Pero ¿quiénes son los singles, también conocidos como impares? Sujetos de más de 30 años promedio, hombres y mujeres solteros, separados, divorciados o viudos que no cuentan con un partenaire convencional; personas muy activas laboral y económicamente, de clase media y residentes en núcleos urbanos.

En la actualidad, las estadísticas indican que al matrimonio se llega cada vez más grande (en edad). Según los centros de investigaciones sociológicas europeos, las principales razones resultan la independencia económica y un deseo de realización personal y profesional que requiere tiempo y dedicación: es obvio que cuanto más próspera es una economía, más cantidad de singles pueden elegir estas opciones.

Por lo demás, la aceptación del divorcio, ya no como un fracaso social sino como una búsqueda de estabilidad emocional, ha provocado el incremento del número de solteros que reclaman otra oportunidad. Esta nueva situación también hizo emerger una población económicamente independiente, abierta a cambiar sus hábitos de vida y consumo.

Un reciente estudio de la consultora norteamericana Brand Futures Group, de Young & Rubicam, demuestra que el aumento del número de las personas que viven solas en la composición de la población mundial está teniendo grandes consecuencias: afecta la planificación habitacional, las finanzas y hasta los formatos de presentación de productos.

Las empresas están empezando a estudiar al sector desde el punto de vista del consumo: hasta no hace mucho, completar una solicitud de hipoteca por Internet, si no se cubrían también los datos del cónyuge, era casi imposible. Hoy, el mercado registra un crecimiento de la demanda de viviendas por parte de divorciados y solteros, muy superior a la de hace unos años; la consecuencia es que la oferta se está adaptando rápidamente.

Los bancos también registran que los solteros ahorran (y gastan) más. Se trata de un dinero susceptible de invertir en ocio y diversión. Al mismo tiempo, se trata de un público de mayor riesgo: si sobreviene una enfermedad complicada o que afecte a la vida laboral, el capital necesario para cubrir las necesidades colaterales es mayor. Así las cosas, las compañías de seguros apuntan al sector y a sus ahorros como futura fuente de incremento de sus ganancias.

Por otra parte, pero también ligado a este perfil, se observa un incremento de familias monoparentales, cuyo número aumenta (en España, por ejemplo, un 79 por ciento en los últimos diez años).

El single que cambia necesita hipotecas, seguros, ahorros flexibles, productos financieros diseñados a su medida; y también posibilidades de viajar solo, sin que eso represente un estigma. Y por supuesto, lugares para divertirse: los cafés y los gimnasios se han convertido en lugares altamente frecuentados por los impares.

En Inglaterra ya hay 8,3 millones de hogares ocupados por una sola persona. La inversión de estos nuevos sujetos es alta en productos de lujo, moda y decoración, es decir, "caprichos" compensatorios.

Al recuperar la sociabilidad como una consecuencia de la soledad, los impares se preocupan más por la apariencia: compran más y mejor ropa, asisten a gimnasios y a centros de estética y se dejan ver por sitios de moda. La casa ya no es sólo refugio, se convierte en un lugar que puede ser visitado con más o menos frecuencia.

Los impares también son los mayores consumidores de computadoras, notebooks, software e Internet. Exactamente un 29 por ciento más que los núcleos familiares tradicionales. Empiezan a ser habitual la publicidad que muestra fragmentos de vidas impares: el coche de papá, el novio de mamá, la cena en la que el niño pregunta al novio de mamá "si lo quiere aunque no sea su hijo", etcétera.

En las zonas rurales el mayor número de impares está formado por hombres, pero en las grandes ciudades el 25 por ciento respecto al total de la población está compuesto por mujeres, profesionales, y hombres de similares características; aficionados al deporte, el cine, la lectura, el teatro, los viajes y la ropa casual.

El single ya es un actor importante de la vida contemporánea; las investigaciones han tardado en darse cuenta de que lo que lleva a la "imparidad" no es el egoísmo sino la búsqueda de felicidad: los resultados son otra cuestión.

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