En su estrategia de defensa Jorge "el Fino" Palacios, ex jefe de la Policía Metropolitana, pretende responsabilizar al Gobierno nacional y a un sector ultrakirchnerista de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) como los verdaderos culpables del caso de las escuchas telefónicas ilegales. Para sostener su teoría, Palacios intentará relacionar al espía Ciro Gerardo James, ex integrante de la Policía Federal, con miembros del organismo de inteligencia nacional, asegurando, además, que James siempre tuvo por objetivo perjudicarlo.
Según la defensa del "Fino", el espía le hizo una cama al ahora detenido en el Penal de Marcos Paz. Palacios perdió todas las esperanzas con el juez federal Norberto Oyarbide, ya que cree que el magistrado lo presiona con acusarlo con un delito más grave que el inicial (actualmente está procesado por los delitos de intervención indebida de comunicaciones y falsificación ideológica de documento público pero podría imputársele el de asociación ilícita, que tiene una pena de tres a diez años de prisión), tal como se lo hizo saber este lunes 14, cuando Palacios volvió a declarar por segunda vez ante el juez. Según la defensa, Oyarbide busca que el propio Palacios involucre al jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, en la causa.
"Lo de Oyarbide es un disparate total, lo único que deja en claro es su parcialidad para llevar adelante la pesquisa y su obsesión por culpar a Palacios y a Macri, pero le va a salir mal la jugada porque sus imputaciones no se sostienen", le manifestó este lunes por la tarde a NOTICIAS URBANAS uno de los letrados del ex Federal. La confianza del abogado Diego Richards se basa en la endeblez de las pruebas y en la apelación que presentó ante la Cámara Federal porteña para lograr la excarcelación de su defendido.
Hay dos datos claves en los que la defensa hará hincapié para tratar de salvar a Palacios e involucrar a James con la administración K. Las casi 200 llamadas que Oyarbide afirmó que existieron entre "el Fino" y James, según la defensa sólo son 35 y la mayoría de ellas duran entre ocho y seis segundos, con lo cual Richards intentará probar que el espía llamaba a su defendido para hablar cosas intrascendentes con el único objetivo de sumar llamadas para perjudicarlo a futuro.
Además, la defensa le restará importancia a esas 35 llamadas, explicando que como la Policía Metropolitana estaba en formación solo había cuatro personas a cargo, Palacios, su segundo Osvaldo Chamorro y dos personas más, con lo que James debía comunicarse sí o sí con ellos porque no había otro personal. Se intentará, entonces, derribar la sospecha de por qué un simple integrante de la fuerza hablaba tanto con el jefe de la misma, aduciendo que no había otra alternativa, debido al escaso personal jerárquico.
El hecho fundamental que Palacios utilizará para intentar demostrar que James siempre estuvo al servicio de otro jefe (la SIDE K) y su misión fue perjudicarlo, se centrará en los días 22 y 24 de septiembre de este año, en los que el espía fue a retirar las grabaciones que le había solicitado a la Justicia de Misiones a la Secretaría de Inteligencia y desde ese día no volvió a llamarlo. "Esto es muy llamativo, ya que James llamaba seguido al ‘Fino’ pero se olvidó de comunicarse con él cuando tenía las grabaciones de las líneas telefónicas que supuestamente el ex jefe de la Metropolitana le había pedido pinchar. Esto no se entiende, porque si trabajaba para Palacios por qué no le entregó las grabaciones a él. Acá se comprueba que James no respondía a mi defendido", concluyó Richards.