El Rock del fracaso desafinó en Atlanta y mostró que el cielo está lejos

El Rock del fracaso desafinó en Atlanta y mostró que el cielo está lejos

La alegre estudiantina sigue su curso, mientras Caputo no puede volver porque en Washington “no hay plata”.


Javier Milei, después de un embrollado recorrido, intentó volver a las fuentes este lunes en el barrio de Chacarita. Antes de $Libra, el fentanilo, Spagnuolo, la alta Karina y Espert, sus seguidores de Las Fuerzas del Cielo eran su brazo derecho, su guardia de corps, sus brigadas defensoras. Luego, tuvo que elegir entre el Gordo Dan y sus amigos y otros oscuros personajes, aún peores que él mismo y terminó eligiéndolos a éstos y dejando en offside a sus fieles. Por eso, hoy se debate entre arranques de furia, derrotas parlamentarias y una furia callejera que se incrementa diariamente.

Paradójicamente, a este caótico rock que sonó en el Movistar Arena ese día, lo definió mejor que nadie un tanguero. Enrique Santos Discépolo ya había advertido en Yira, Yira, hace 96 años que:

Cuando la suerte que es grela,
fallando y fallando,
te largue parao.
Cuando estés bien en la vida,
sin rumbo, desesperao.
Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol.

Ominosamente, Discepolín continuaba en su diatriba contra su época, recordando que “verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira, yira”, indiferente a las penas del poeta.

En vez de relacionarse con narcotraficantes, que a veces los tuvo demasiado cerca, según parece, en Chacarita a Milei lo acompañaron algunos cientos de adictos a las mismas substancias que expenden esos siniestros personajes.

Atrapado por el karma impiadoso de un Ozzy Osbourne de cabotaje, el presidente argentino cantó, vociferó, demolió hoteles y destruyó sin clemencia a Charly García, a Sandro, a Nino Bravo y hasta a Los Ratones Paranoicos. El broche de oro fue su personal interpretación del Hava Nagila, de la que ni siquiera sabía la letra.

Parque Lezama: El inicio

El 1° de octubre de 2024, Javier Milei festejaba el lanzamiento de La Libertad Avanza a nivel nacional en Parque Lezama, con un discurso en el que anunció que “la pobreza ha empezado a caer en la Argentina”; convocó a sus seguidores a acompañarlo “para terminar con la casta de una vez y para siempre” y, el broche de oro, desafiaba a sus detractores, a los que “les mando un saludo a todos los econochantas modelo mandriles, que predecían el dólar en $3000, en $5000, en $10.000, o que no tenía techo… Acá estamos nosotros para defender el peso”.

Es por todos conocido el resultado de sus curiosas predicciones. La pobreza no cayó, un dólar en aquellos costaba $947,74 y la casta no sólo no se fue, sino que está a punto de cargarse a Milei en cualquier momento. Lo que ocurre es que para terminar con una casta que existe realmente, hay que superar sus escasas virtudes y desnudar sus múltiples defectos, lo que no ocurrió hasta hoy.

Entretanto, Caputo no puede volver de los Estados Unidos porque le hicieron “la gran Milei”. No hay plata, parece. Al mismo tiempo la cadena de whatsapp Info Economía, que informa sobre las actividades del Ministerio que regentea “Toto” Caputo, se mantiene en silencio desde hace días. Tanto, que alguna cronista escribió que “los mercados estarían muy preocupados si supieran sobre el silencio de este canal”. Todos los periodistas preguntamos sobre los temas de candente actualidad y la prensa de Caputo sigue en silencio, inesperadamente, porque antes esto no ocurría. Casi todos lo interpretamos como una mala señal.

Aquel Milei, por el contrario, aún rezumaba autenticidad, una de sus escasas virtudes, que hoy se ve opacada por la falta de resultados en la micro y en la macro, el incremento de la deuda y los numerosos escándalos que salpican -o más bien, inundan- su gestión.

Tras aquellos días fundacionales -el Parque Lezama había sido el escenario de uno de los primeros actos libertarios-, Milei desplazó a los celestiales “Caputo Boys”, que fueron reemplazado por profesionales en el armado territorial, que hasta ahora tampoco demostraron sus escasas virtudes, en vista de los resultados que cosechó LLA en las elecciones provinciales de medio término.

Los “freaks” libertarios que acompañaron el lunes a Milei encarnan la esperanza del liberalismo extremo que practica Milei, porque éste está mucho más cerca ideológicamente del Gordo Dan, Agustín Laje, Nahuel Sotelo, Alejandro Álvarez, Agustín Romo y Santiago Santurio que de los habitantes de la Casa Rosada. Lo que pasa es que, siendo presidente, ahora su rol es otro. Ya no puede ser el zoólogo de LLA (que llama leones a sus hombres y mandriles a sus enemigos), aunque, en su alegre estudiantina, sea capaz de hacerlo algunas veces.

El clima de Atlanta fue de fiesta. Mientras tanto, a su alrededor, la fiesta no existe. Paralelamente, en su zoología, Milei olvidó incluir a los gorilas, animales tradicionales de la fauna política argentina.

Quizás, para Milei someterse al escarnio no sea el peor de los escenarios. Poniéndose en ridículo envió momentáneamente al olvido a Espert, a Karina y a Spagnuolo, pero el rock del fracaso no resultó suficiente para quitar estos temas de a agenda. La realidad siempre golpea, pero a veces pega en moretones preexistentes, que son los que realmente duelen.

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