Una vez más quedó demostrada que la clasificación de "izquierda" y "derecha" con la que comúnmente se distingue a las agrupaciones políticas, es puramente arbitraria. Jorge Altamira, del Partido Obrero, propuso de cara a las elecciones el llamado a una asamblea constituyente. Del otro lado del espectro, el ex militar carapintada Enrique Venturino promovió exactamente la misma propuesta, que venían impulsando también Luis Zamora, Patricia Walsh y otros representantes de "la izquierda" con el lema de "que se vayan todos". En consonancia con ellos, pero desde el otro lado del espectro, la agrupación política con la que Venturino se presentó a los comicios se llamó "Conf. para que se Vayan Todos".
A diferencia de los piqueteros que llamaron a no votar, tanto Izquierda Unida como el Partido Obrero se presentaron a elecciones. El partido que postuló a Walsh planteó durante su campaña: "Votar en blanco no castiga, Izquierda Unida sí". Sin embargo en Capital Federal, donde IU consiguió el mayor caudal de votos, es decir, el 2,89 del padrón electoral, obtuvo un menor porcentaje que los votos nulos y en blanco, que sumaron el 2,93 por ciento. Peor les fue a Venturino, que sacó el 0,82 por ciento y a Altamira, que obtuvo el 0,76 por ciento. Segunda coincidencia: todos estuvieron por debajo del 3 por ciento.
Hay más similitudes que se desprenden de las propuestas de los candidatos. Según lo publicado por el diario La Razón dos días antes de los comicios, Gustavo Breide Obeid, del Partido Popular de la Reconstrucción planteó, al igual que su mentor, el coronel Mohamed Alí Seineldín, la necesidad de construir un "poder nacional" para romper con el FMI. El Partido Obrero, a su vez, también impulsó la ruptura con ese organismo de crédito internacional, al igual que el Partido Humanista que, por su parte, también propuso investigar la deuda para establecer su legitimidad.
Esta última propuesta es la misma que impulsó el candidato por el Modín, Ricardo César Terán y, desde un movimiento mucho más amplio, Adolfo Rodríguez Saá, criticado muchas veces, precisamente, por incluir figuras de sectores "irreconciliables" de la política.