Tras la firma del acuerdo entre el Estado porteño y la Lotería Nacional, cuando parecía que las aguas del universo del juego en la Ciudad comenzaban a calmarse -después de muchos años de tormenta-, quedó claro que la paz era más aparente que real. La Asociación de Agencieros de Loterías Provinciales (ASALOT) envió a los legisladores porteños una carta en la que reclaman que "sean reconocidos nuestros comercios para la venta de los juegos de azar pactados en el reciente convenio realizado con la Nación" y el sistema comenzó a movilizarse nuevamente.
ASALOT pidió el reconocimiento para los 2.500 locales de venta que aseguró tener, a la vez que planteó que "es una necedad del Ejecutivo ignorar nuestra existencia en el mercado", ya que es el propio gobierno porteño el que habilitó todos sus puntos de venta. La entidad que agrupa a los agencieros no reconocidos por la Lotería Nacional argumenta además que, de ingresar al sistema "la recaudación se elevaría entre 800 y 1000 millones de pesos anualmente".
La entidad reclamante denunció que cuando se trató la ley por la que fue creado el Instituto del Juego, los propios legisladores efectuaron "verdaderas críticas y cuestionamientos al manejo irregular de la Lotería Nacional". Finalmente, les solicitaron a los legisladores -que en unos días deben votar el acuerdo mencionado más arriba- que "se solidaricen con las 2.500 familias de agencieros provinciales, que estamos siendo discriminados".
El presidente de ASALOT, Aldo Alí Martín, se quejó -en diálogo con NOTICIAS URBANAS- de que "nosotros colaboramos en la redacción del Artículo 50 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, con la sanción de la Ley Nº 538 y de la Ley Nº 912 y luego nos quedamos afuera del acuerdo entre la Lotería y la Ciudad de Buenos Aires. De esta manera, la Ciudad renuncia al 50 por ciento de lo que podría recaudar si nos incluyeran".
Además, Martín no ahorra calificativos para con la conducción de Lotería Nacional. "No fue sincera con los números de la recaudación que le entregó a la Ciudad -se despacha-, ya que destina sólo el 50 por ciento de la recaudación a los premios. Lo que pasa es que es una empresa privatizada, desde la captación de las apuestas a todo el proceso de liquidación. Desde la máquina del agenciero hasta la lectura de las apuestas, la Lotería es un escudo para que haga negocios mucha de gente. Inclisve, la empresa que opera el barco casino compró La Solidaria y con esa aparente obra de bien, que da pérdidas, les tapa la boca a los funcionarios".
Finalmente, el agenciero planteó que "hay dos beneficios si nos incorporan. En primer lugar, se duplica la recaudación y, en segundo lugar, se reduce al mínimo el juego clandestino, porque al convertirse en una boca oficial el agenciero no cae en manos del capitalista de la quiniela no oficial".