Alberto busca la unidad para enfrentar el contexto económico

Alberto busca la unidad para enfrentar el contexto económico

El Presidente sigue efectuando gestos de acercamiento al kirchnerismo y quiere mantener protegido al Gabinete.


El Presidente Alberto Fernández tiene la vocación de contener la interna del Frente de Todos y tratar de mantener protegido a su Gabinete. Sobre todo, al ministro de Economía, Martín Guzmán. Si la crisis política se profundiza, la crisis económica se agravará.

Un posible escenario de recambio de Gabinete obligado, interna partidaria en estado de ebullición e inflación desatada y sin posibilidades de controlarla en un breve plazo de tiempo, profundizaría la debilidad de la gestión y de todo el Gobierno. No le conviene a nadie.

Por eso la vocación de Fernández es evitar que sigan explotando conflictos internos que desperfilen su foco de atención. Tarea difícil, teniendo en cuenta los dardos que lanza La Cámpora contra Martín Guzmán cada vez con más frecuencia. El último en hacerlo fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro.

El ministro dijo el jueves que “no hay coincidencia” del kirchnerismo con la Casa Rosada en el plan para poder reducir la inflación. “Así como el FMI generó una discusión dentro del FdT, esta es otra de las discusiones que se vienen dando donde no hay coincidencia”.

Según las fuentes consultadas por Infobae, dentro del oficialismo el cuestionamiento fue tomado como una crítica elíptica al ministro de Economía, que viene siendo blanco del camporismo. Días atrás las críticas salieron de la boca del secretario general de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque. Esta vez fue De Pedro, que en los últimas semanas se mostró más cerca del Presidente, en medio de un proceso en el que ambos están reconstruyendo la relación.

Es un círculo vicioso. El kirchnerismo cuestiona a un funcionario clave del Gobierno que integra porque “la guerra” contra la inflación que anunció Alberto Fernández no arranca y porque no coinciden en el plan de acción. La batalla más difícil de la gestión que conduce el Presidente es bajar la inflación y lo está haciendo con un ministro cuestionado y al que liman los propios con declaraciones públicas. Pierde el Gobierno. Siempre.

A las diferencias que ya había entre el kirchnerismo duro y Guzmán por el acuerdo que alcanzó con el FMI, se sumaron las del camino que debe seguir el ministro frente a esta nueva encrucijada. Le piden “medidas más contundentes”, aunque no explicitan qué medidas.

La agrupación de Máximo Kirchner lo cuestiona en público. El ministro mantiene un silencio sepulcral. Quienes lo conocen dicen que es insensible a las presiones externas. No va a contestar. No le gusta el juego mediático. No se aparta del estado zen que lo identifica.

Más allá de las desprolijidades en la comunicación, Fernández quiere mantener armado su Gabinete y que los altos números de inflación no lo arrasen en los próximos meses. Ya se encargó de decir en público que no hará cambios en la estructura de ministros e insiste con los pedidos de unidad en la coalición.

Necesita paz para gestionar en el medio de la tormenta, pero todos los días le cae un rayo diferencia cerca del pie. Por eso sigue poniendo el ejemplo, directa o indirectamente, que lo que no puede permitir su Gobierno es que vuelva Juntos por el Cambio al poder. Para eso, está claro, el diálogo y la unidad del peronismo son vitales.

El Presidente intentará contener la crisis política evitando dar señales que agiten un conflicto. Además, seguirá con las medidas paliativas para combatir la inflación. En el Gobierno nadie sabe en qué lugar estará la gestión dentro de un puñado de meses. Se aproximan tiempos difíciles.

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