Rodríguez Saá prometió revisar la deuda externa ilegítima en el Luna Park

Rodríguez Saá prometió revisar la deuda externa ilegítima en el Luna Park

Adolfo Rodríguez Saá lanzó su campaña electoral en la noche de este jueves ante más de diez mil personas, que concurrieron a verlo al mítico estadio Luna Park. Los principales oradores del acto fueron, además del propio Rodríguez Saá, el intendente de San Miguel, Aldo Rico, y los sindicalistas del MTA, Juan Manuel Palacios y Hugo Moyano. También habló el diputado porteño Enrique Rodríguez quién despotricó contra Metrovías


Una catarata de sensaciones se debe haber llevado el candidato a presidente por el Movimiento Nacional y Popular, Adolfo Rodríguez Sáa. En principio, convocó en el Luna Park a algo más de 10 mil personas, y ese es un lujo del cual muy pocos pueden vanagloriarse en la Argentina descreída de estos tiempos.

A pesar de la falta de carisma de la mayoría de los integrantes de la heterogénea lista de oradores, fue un acto caliente, como los que suele realizar el peronismo. El acto en sí mismo comenzó a las 19. En el primer lugar habló -representando a los técnicos y profesionales, la psicóloga social Mirta Videla, que destacó que en los tiempos del general Perón "la salud mental era igual al trabajo".

La siguió en la lista de oradores el diputado Enrique Rodríguez, que en tono apasionado y muy de campaña, despotricó contra la empresa Metrovías, que amenaza con echar a la calle a 300 mujeres porque los diputados porteños le disminuyeron una hora de trabajo al personal que trabaja en los subterráneos.

Posteriormente hablaron Laura Porrini -por la juventud-; Octavio Getino -del legendario grupo Cine Liberación-; Gilda Caro -una mujer que trabaja con chicos discapacitados en Mar del Plata-; el candidato a gobernador por San Juan, Roberto Basualdo; Horacio Obregón Cano -hijo del ex gobernador de Córdoba, que terminó su discurso con la muy menemista apelación repetida de ¡A triunfar!; Gisela Bartollitti -una joven mendocina-; Mauricio Pereyra -un joven legislador vecinalista cordobés, que viajaba por primera vez en avión; Juan Manuel Palacios -secretario general de la UTA-; Aldo Rico -intendente de San Miguel, que dejó en el atril un guante de boxeo que le entregó un cronista de un programa de humor, alegando que no debía ser para él, sino para "el Adolfo"-; Hugo Moyano -titular de la CGT disidente- y Adriana Núñez, representante del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, que llevó el saludo del titular de esa agrupación, Raúl Castells, que cumple arresto domiciliario por solicitar alimentos en la puerta de la Municipalidad de Lomas de Zamora.

Luego fue el turno de Adolfo Rodríguez Saá que no es un brillante orador, pero sabe qué decir. Saludó con los brazos abiertos, a la manera del general Perón, mientras la multitud coreaba su nombre y por largos minutos siguió cantando, sin permitirle comenzar su discurso.

De oratoria sencilla, "el Adolfo" comenzó trazando un panorama de la Argentina actual, planteando que "han destruído nuestro hogar, han destruído nuestra casa. Hay miles de pobres y de desocupados".

A continuación, repartió prolija y equitativamente las culpas por la situación actual del país a los ex presidentes Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa, y al propio presidente Eduardo Duhalde.

Luego, para difundir su propuesta, apeló a la imagen de la construcción de una casa, explicando cuáles eran los cimientos, que enumeró: la libertad, los derechos sociales, los derechos humanos, el derecho al trabajo y los derechos de la mujer.

Rodríguez Sáa planteó audazmente que "la deuda externa ilegítima la va a resolver el Congreso de la Nación". La calificó como "el más grande negociado de todos los tiempos". También planteó que va a terminar con "la corrupción estructural", a la vez que "a mí no me entiende el ‘establishment’ porque está acostumbrado al doble discurso y yo digo solamente lo que pienso".

Finalmente, el ex presidente llamó "a refundar la Argentina, esa casa grande que debe cobijar a todos los argentinos". Más tarde, una autobomba lo llevó a dar una vuelta por los alrededores del Luna Park. De esta manera cumplió con su promesa de ir a saludar a los que se quedaron afuera del estadio que había realizado al comenzar su discurso.

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