Aquel 11 de marzo de 1973, cuando Héctor J. Cámpora fue electo presidente, parecía que la primavera había llegado para quedarse. Había fiesta en toda la Argentina, pero el epicentro estaba en aquella vieja casona de Oro y Santa Fe, en la que se reunía la conducción del peronismo triunfante.
Para no perder la costumbre, esa misma noche, tras la victoria, la Guardia de Infantería disparó sus gases, apaleó a los que festejaban el triunfo y desplegó sobre las veredas del Barrio de Palermo el oficio que mejor conoce: reprimir la alegría. Para abonar la doble moral de los represores, cuenta Miguel Bonasso que, cuando el triunfo ya estaba asegurado, los propios policías hacían la "V" de la victoria y confraternizaban con los mismos manifestantes que horas antes recibían las caricias de sus garrotes.
De todos modos, ese día quedaban sepultados 17 años de proscripción y represión, en los que hasta hubo algún remedo de democracia. En uno de esos momentos, primero fue presidente uno que pactó con el añorado -sino nunca hubiera llegado hasta la Casa Rosada- y, cinco años después, otro fue electo -algo que nunca hubiera ocurrido sin la proscripción del ‘dictador depuesto’- con un insuficiente 22 por ciento de los votos. Entre ambos, el partido militar cubría los supuestos vacíos de poder, tomándolo por asalto y devolviendo -durante esos períodos- sus derechos conculcados a las empresas extranjeras, en especial, norteamericanas.
Pero ese 11 de marzo el "tirano prófugo" volvía a regir los destinos del país – "Cámpora al Gobierno, Perón al Poder" era la consigna que pintaba en las paredes de todo el país la Juventud Peronista-, siempre de la mano de un pueblo que durante 18 años siguió guardándolo en el corazón.
UN HOMENAJE A AQUELLOS TIEMPOS
Por iniciativa del Centro de Gestión y Participación 14 Este, en aquella casa de Oro y Santa Fe se colocó una placa conmemorativa, que tiene grabada la inscripción: "En este lugar funcionó el Comité de Campaña del FREJULI, hecho político que gestó el final de la dictadura de Onganía y Lanusse y el triunfo de la voluntad popular. Por la recuperación de la memoria y la voluntad".
Hubo un acto en el que estuvieron presentes el secretario de Descentralización y Participación Ciudadana, Ariel Schifrin, Juan Carlos Dante Gullo, Miguel Bonasso, Eduardo Luis Duhalde, Pedro Cámpora, Néstor Vicente, Juan Manuel Abal Medina (h), Carlos Campolongo, Daniel Mazzi, director del CGP 14 Este y autor de la iniciativa del evento y Fernando Muñoz, director del CGP 6.
Schifrin, que habló en primer término, dijo que "esta iniciativa tiene mucho que ver con mis compañeros, los que tuvieron tanto protagonismo en aquellos días. Y en ese camino del proyecto de los sueños, ese camino del pensamiento nacional, en ese camino de encontrar niveles de autonomía en este mundo unipolar, en un país tan periférico y tan funcional a esa unipolaridad, aquí se están agrupando, y no por casualidad, para hacer ese homenaje quienes seguimos pensando que aquellas ideas están vigentes".
Pedro Cámpora (h), sobrino del ex presidente, lo recordó en estos tiempos feroces con aquel sello que distinguió a Héctor J. Cámpora: "es importante recordar especialmente en estos tiempos de promesas electorales porqué Hector Cámpora guarda un lugar en la historia y en el corazón del pueblo argentino. Y esta razón la encontramos en que fue un político que hizo de la lealtad su obsesión, su guía permanente y su brújula inalterable".
A continuación, Miguel Bonasso, que fue el jefe de prensa de la campaña -aquella en la que la Juventud Peronista pintaba sencillamente: "Luche y Vuelve", sin nombrar al que volvería, porque todo el mundo sabía quién era- recordó también a Cámpora. "Nos animaba algo que yo creo que hay que recuperar, y de lo cual hubo un chispazo el 20 de Diciembre pasado. Nos animaba un espíritu de gesta colectivo. El fin de muchos posibilismos, el fin de muchas teorías prudentes y de muchos varones prudentes incitando a la prudencia. Nos animaba la convicción de que era posible discutir el poder en serio".
Juan Carlos Dante Gullo, el "jetón" de la Regional I de la JP de aquellos tiempos, dijo que "la argentina debe ser una gran ‘placa’. Tenemos que seguir reivindicando la posibilidad, no sólo de poder acercarnos a la historia, sino de ser nuevamente hacedores de la historia y asumir que somos los verdaderos dueños de este país, con todo lo que esto implica".
Finalmente, la diputada Juliana Marino, una invitada habitual a los actos del Gobierno porteño, reivindicó a las mujeres. "Yo quiero hacer un homenaje muy sentido a todas las compañeras, en particular a las compañeras desaparecidas. Lamentablemente, murieron 30 mil de los mejores de los nuestros. Y yo creo que éste fue un factor decisivo para esta derrota que queremos revertir. Y estamos frente a esta placa para redimir la cantidad de desuniones que teníamos en ese momento, y para tratar de revertirlas manteniendo la mística y la voluntad para juntarnos alrededor de un proyecto común".
El 25 de mayo de 1973 Cámpora asumió la presidencia de la Nación, en medio de la alegría de un pueblo que no olvidó jamás durante 18 años que la lealtad es una virtud típicamente peronista. Dos abanderados del antiimperialismo, el presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós y el presidente socialista de Chile, Salvador Allende, fueron invitados a firmar el acta de asunción del nuevo presidente, como un símbolo de los tiempos que se vivían.
Cámpora duró poco tiempo en el poder. Cuando Perón llegó al país quedó demostrado que no había posibilidades de que hubiera otro residente en la Casa Rosada. Pero esa es otra historia.