Promediando el escrutinio -el jefe de Gabinete termina de confirmar que ya se contó el 90% de los sufragios-, La Libertad Avanza se impuso en los comicios por una leve ventaja por sobre la coalición de Fuerza Patria.
Producidas las primeras evaluaciones del resultado, es dable aseverar que primaron dos factores en las motivación de los votantes de La Libertad Avanza. El primero, es el temor a la devaluación del dólar, que en la economía argentina es un factor decisivo para fijar los precios de cualquier mercadería que se transe en el mercado, ya que están valorizadas en la moneda norteamericana casi todas, desde los combustibles hasta las que llevan componentes importados.
El segundo factor fue que en los últimos diez días perforó el concepto de que esta era una elección de Javier Milei contra todo el mundo político. El concepto de “la casta” no deja de ser un valor importante en la motivación del votante argentino. Esto, a pesar de la desastrosa caída de los salarios y de la suba de los costos de todas las tarifas. La esperanza de la clases medias y de los trabajadores en general aún busca instalarse.
El último factor es que la oposición no construyó ningún proyecto político superador, desgarrada en luchas internas, en discusiones inútiles y en alianzas políticas a regañadientes.
¿Qué se modificó en toda la política desde 2023 hasta hoy? La respuesta es: nada.
El resultado es acorde con esa respuesta. Los argentinos seguirán con Milei hasta que haya otras categorías políticas que no sean mejores. Para lo malo, se queda el que ya está.
