Privilegiados, el proyecto de un grupo de varones para “replantear la masculinidad”

Privilegiados, el proyecto de un grupo de varones para “replantear la masculinidad”

A través de videos, se hacen cargo de los privilegios que tienen por ser varones cis. Celebrados por Rita Segato y Diana Maffia, NU dialogó con los creadores del proyecto.


Corría la primera mitad del 2015 en Argentina cuando un grupo de periodistas convocó a toda la sociedad a marchar en torno a la consigna Ni Una Menos, exigiendo así el cese a los femicidios que exponía los cuerpos en bolsas de mujeres asesinadas en manos de varones cada 26 horas.

No es noticia, a esta altura, el impacto que tuvo en la sociedad. Las demandas de la agenda de género existen en todos los ámbitos de nuestra realidad: el ámbito político, social, académico, científico, entre otros, son algunas de las disciplinas que se vieron y ven revolucionadas por la perspectiva de género.

En esa época, un grupo de amigos documentalistas de cine se sintió interpelado por todas esas muertes. Pero no únicamente siendo observadores pasivos, sino que se vieron a ellos mismos siendo cómplices de esos asesinatos, solo por el hecho de autopercibirse varones cisgénero. Decidieron, entonces, crear un espacio de varones que le hablen a varones, con el objetivo de “reflexionar sobre los comportamientos patriarcales y machistas que todos los varones tenemos, para así transformarlos”.

Idearon el proyecto Privilegiados, Repensarnos como varones y desarmar lo aprendido, una serie de videos de internet donde cada episodio aborda un privilegio diferente “del que debemos hacernos cargo” o, sino, “que al menos sepan que están siendo cómplices de todo tipo de violencia de género”, señalan.

Con una voz en off en primera persona –porque todas, todos y todes fuimos criados en una cultura machista– los privilegiados proponen a los varones “hacerse cargo de los privilegios” y “ser el ortiva del grupo”, con el objetivo de frenar la violencia hacia las mujeres. Los videos se pueden seguir desde su cuenta de Instagram o de YouTube.

“Todos podríamos haber sido violadores”

La reconocida antropóloga internacional Rita Segato estudió a los presos por violación de la cárcel de Brasilia, en Brasil, y vivió en Ciudad Juárez, el distrito de México considerado uno de los más peligrosos del mundo.

Investigó los crímenes de género que se cometen sobre las mujeres y concluyó que el patriarcado –relación de poder de varones cis sobre mujeres– se sostiene gracias al pacto de masculinidad que existe entre los varones. Sucede que la masculinidad se inscribe sobre el cuerpo de las mujeres: ya sea a través de conquistas sexuales –macho es quien tiene sexo con muchas mujeres- o a través de distintos tipos de violencia de género (laboral, callejera, simbólica). Como si fuera el accionar de una pandilla, la masculinidad exige además sacrificios para ser un macho.

Uno de los capítulos los Privilegiados apunta directamente a romper con ese pacto. Se titula “El privilegio de matar y que no pase nada”, donde nos dan la bienvenida a contar que los varones pueden “maltratar, golpear, violar a las mujeres y que nadie se altere”.

En diálogo con NU, aseguran que “todos podríamos haber sido violadores” porque entienden que es su cara y su género el que les está haciendo todo eso a “las pibas”. Identifican un pacto, vehiculizado por una mirada, palmada, con personas que no conocen pero que son varones como ellos. “Los violadores son como vos, como yo, compran vigilantes en la misma panadería, toman la misma birra”, cuentan en el video.

Además, sobre Rita Segato cuentan que fue un personaje clave en su proyecto:

“Ella compartió uno de nuestros videos, puso ‘genial’ y el corto terminó teniendo 3 millones de vistas, lo que hizo que vivamos una experiencia de viralidad que nunca habíamos tenido”.

También sostienen que “hay que dejar de biologizar al violador, de tratarlo como un enfermo. Son hijos sanos del patriarcado. Y si ellos son varones, nacidos en este sistema, y nosotros también, hay algo que nos une. Hagámonos cargo”.

Su proyecto está supervisado por una “aliada feminista” a quien le consultan todo: no sale un video sin su aprobación. Además, están sujetos y atentos a todas las críticas: “Ustedes están rompiendo un pacto y eso trae consecuencias, nos dice nuestra aliada”.

“No es raro que un varón sea violento”

“Che, sinceridad te pido. Estás vos solo con tu teléfono y con los auriculares puestos. Ahora que nadie te ve, pensá honestamente: ¿alguna vez hiciste estas barbaridades? O ¿alguna vez viste a algún amigo que lo hizo y lo festejaste como una victoria deportiva?”

Otro de los videos explica el privilegio que tienen los varones sobre los cuerpos de las mujeres e indican que, de todos los privilegios, es el “más absurdo, el más común y el más peligroso”.

Fuera del audiovisual, cuentan que en los comentarios les responden “ah, entonces no puedo levantar chicas porque si no es abuso”. Pero ellos explican, una y otra vez: “No, amigo, ¡el consentimiento!”

A medida que avanzan las imágenes de mujeres semidesnudas siendo tocadas y burladas en celebrados sketchs de “humor argentino”, los privilegiados redoblan la apuesta y se burlan ácidamente de que los varones “nos inventamos la idea de que a ellas les gusta” con el fin de “seguir acosando sin sentir culpa”.

Antes de hacernos feministas, nosotras estamos enojadas. Y con razón. Es injusto lo que nos pasa. Pero cuando conocemos el marco teórico, se bajan un montón de revoluciones gracias a ese ahorro psíquico producido por poner en palabras los sentimientos. No obstante, durante esa transición hacia el conocimiento, no sacamos esa energía del enojo y el malestar hacia afuera, sino que apunta directo hacia nosotras mismas, lastimándonos y dañándonos aún más. Del lado del privilegiado, las cosas son diferentes: “La violencia es nuestro privilegio de varón”, rematan.

“Animate a ser el ortiva del grupo”

Al privilegio varonil de “pertenecer al club de los más fuertes” ellos responden con “animate a ser el ortiva del grupo”, es decir, convertirse en una figura que interpele a otros varones con conductas machistas hacia las mujeres. Ya sea en un grupo de WhatsApp, en el trabajo o en el grupo de fútbol, los privilegiados piden que los varones “se animen” a hablar a través de sus propias experiencias de ser “el ortiva”: “tampoco es que te van a dejar de hablar. Me pasó el otro día con un amigo que me pasa a buscar con el auto, pasa una chica hegemónica cruzando la calle y me dice ‘ves, no le estoy diciendo nada’. Bueno, no es ningún mérito, es lo correcto, le contesté”.

Otro pivilegiado cuenta: “Conozco varones que no se animan a compartir el video a otros varones, a los grupos de WhatsApp de fútbol, sobretodo. Tienen miedo de ser ‘el ortiva’, pero están de acuerdo conmigo. Me dicen “sí, tenes razón, pero no quiero ser yo”.

Mientras, el video de YouTube que no para de recibir visitas relata: “Como varones tenemos que hacer algo, basta de complicidad. O destruimos el club desde adentro o hagámonos cargo de que somos parte. Rompamos este carnet que está matando, violando y abusando mujeres. No alcanza con la excusa de ‘yo no soy así, así que el patriarcado no existe´”.

“Somos la primera víctima del patriarcado”

Lo primero que hicimos fue empezar a leer. No preguntarle a mujeres que nos enseñen feminismo, sino leer mujeres. Rita Segato fue muy clave porque fue la que en su discurso nos incluyó. Es la que explica el varón es la primera víctima del patriarcado, porque después de él se derrama toda la violencia patriarcal hacia las mujeres”, argumentan.

En su propia experiencia, cuentan que ser conscientes de sus privilegios les aportó mucho a la hora de vincularse con mujeres: “Si te corres del lugar de ‘los varones siempre tenemos razón”, dejas de sexualizar a las mujeres y las escuchas para conectar, el universo se te abre. No es que ves cosas nuevas, pero de repente tenes una gran diversidad de ideas nuevas que no habías visto antes”.

Una forma que encontraron para visibilizar no solo a las mujeres, sino a las demás identidades de género, fue hacer un video sobre el lenguaje inclusivo, y la importancia de nombrar para dar existencia.

El camino inverso

Las mujeres tuvimos que crear la sororidad como respuesta política al patriarcado; como un pacto de protección entre nosotras ante tanta violencia machista. Los privilegiados, en cambio, tienen una tarea contraria: ellos luchan contra una fraternidad ya construída.

“La idea de que nos defendemos instantáneamente entre varones sin pensar y sin conocernos, la impunidad que manejamos, es realmente impresionante. Son dos varones mirándole el culo a una mina y después se miran entre ellos para decirse “cómo nos la cogeríamos”, dice uno.

Privilegiados se basa justamente en esos insights que existen. El que nos está escuchando se puede hacer el boludo pero sabe que pasa. Por ahí no se interpelaron, ok. Pero en cuanto te lo muestran decidís seguír de largo o ponerte a pensar”, cuenta otro.

El despertar feminista, del lado del privilegiado

“Queríamos hacer algo para frenar la violencia hacia las mujeres y nuestra herramienta es lo audiovisual. Nosotros sabemos de ser varones, y por eso pensamos en hablarnos entre nosotros. No le vamos a contar a las mujeres lo que es ser varones, porque a ellas no hay que cambiarlas”, dicen los varones beneficiados por el sistema patriarcal.

Si definimos al macho argentino como el portador de la razón y la decisión, ¿por qué cuando sabe que si no hace nada es cómplice, se entibian?

Y ellos responden: “Es la explicación de por qué nos denuncian los capítulos: tienen miedo de perder un privilegio que, lo más ridículo, no cambia nada”.

Anti-punitivismo

Transmitirle a varones contenido feminista sin que reaccionen a la defensiva ni sientan “culpa de género” que los hunda en la pasividad, es uno de los grandes desafíos de este tiempo. Que entiendan que la movida que va es el anti-punitivismo y el hacernos cargo de la cultura que todos, todas y todes reproducimos. Hacerse cargo y no señalar.

Los privilegiados dicen que siempre hablan en primera persona en los videos justamente para hacerse cargo: “el proyecto todo el tiempo es honesto, nosotros no estamos libres del machismo. Además, entendemos que nosotros por tener esta cara, tengo la cara del tío abusador de alguien. Cuando voy a una marcha a sacar fotos, si soy echado, tiene sentido”.

Otro elije confesarse: “También tenía culpa de género. Es como decimos en los capítulos, si sos consciente y no haces nada, sos cómplice de que asesinen a una mujer cada 30 horas. Es difícil salir de esa culpa y, a veces, te detiene. Creo que se sale de ahí con una lógica que la aprendimos del feminismo: la idea es que todos seamos más felices y gocemos más. La idea de que si los cuidados no recaen en la mujer, sino de manera compartida, yo disfrute de esos cuidados. Si yo no tengo el mandato de mantener a mi familia, y lo hacemos de manera compartida, yo disfrutaría también de la familia. Lo importante de esto es que podamos gozar todes”.

“Todo surge desde la indignación”

“La pregunta es: si vos sos consciente de las desigualdades, ¿estás tranquilo si seguís obteniendo y defendiendo tus privilegios?” se interpelan los privilegiados, a la vez que interpelan al resto de sus comensales de género.

“Todo surge desde la indignación”, explican ellos. Y citan a Rita Segato nuevamente para exponer que los varones en el patriarcado “tienen que cumplir con ciertos patrones: mantener a nuestra familia, ser exitosos; hay un montón de casilleros para llenar y, en cuanto uno no está lleno, ahí es donde empiezan las violencias, como dice Rita”.

“Dale, chabón. Al menos como juego creativo animate a pensar qué pasaría si el poder fuera compartido”, indican, en línea con lo que para ellos es una de sus estrategias para llegar a los varones: “vincularse desde la sensibilidad”.

La incomodidad es una oportunidad

“Antes de empezar a odiar lo desconocido, escuchalo”, piden. También tienen sueños: “Nuestro sueño es que sirva para frenar la violencia hacia las mujeres”. En otros momentos, se angustian: “No puedo ver mucho los comentarios, me angustio”.

“Nos llegan muchos comentarios de mujeres que, con razón, nos demandan ‘por qué tiene que venir un varón a decir esto, cuando las mujeres lo vienen diciendo hace un montón de años. Estamos completamente de acuerdo, es una mierda que eso pase. Estamos de acuerdo con que nosotros no deberíamos estar diciendo esto. Pero nos pasa que entre hacer y no hacer, preferimos hacer”.

Sobre su participación en el movimiento feminista, cuentan: “Nos dimos cuenta que nosotros no tenemos que estar adentro del feminismo, tenemos que encontrar nuestro lugar. Se trata de buscar una forma de ser aliados pero sin querer estar en el medio gritando como varoncitos que somos, queriendo llamar la atención”.

Este camino no les fue fácil, no obstante: “Igual tuve un momento de crisis de ‘no quiero ser un feministo’ y un poco de miedo por ser carne de cañón para muchas feministas, pero después lo pensas y estamos muy de acuerdo en recibir palos, porque nos interpela y nos ayuda, queremos las críticas”.

¿Es con los varones cis adentro?

Los privilegiados le dieron su primera entrevista a una mujer, aunque no es su intención, al menos por el momento. La idea es llegar a los varones aunque, muy a su pesar, son las mujeres quienes conforman la mayoría de sus seguidores en las redes.

Darle lugar y espacio a varones, siendo mujer, resulta en un ejercicio complicado. Da bronca que a un varón le escuchen algo, que nosotras venimos diciendo y reclamando hace siglos.

También genera mucha inseguridad darles lugar, invitarlos a espacios y que luego les caiga alguna ¿denuncia? ¿Cuántos supuestos aliados con pañuelo verde conocemos, a esta altura?

Pero, ¿existe el varón aliado feminista?  No lo sé. Solo sé que la que va este año, es la unidad. Y que cuando terminó la entrevista, dos varones me preguntaron si tenía que avisarle a alguien que estaba bien, viva y sana.

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