Fernández recibe un país quebrado, donde todo es rojo

Fernández recibe un país quebrado, donde todo es rojo

Existen bonos de variadas denominaciones, pero que comparten un solo fin: vaciar el país.


Una vez que haya pasado la euforia del regreso al poder y que las fiestas apaguen la alegría del momento, Alberto Fernández pondrá el acento en una de las tareas fundamentales que deberá encarar, que es la reestructuración de la deuda que le regaló Mauricio Macri, que habrá sumado en los dos últimos meses del año vencimientos por 120 mil millones de pesos y por 1.200 millones de dólares.

Entre los cupones a pagar hay para todos los gustos. Unos son Lecaps, que significa Letras Capitalizables; pero también están las Lecer, que se pueden traducir como Letras del Tesoro ajustadas por el índice CER. Pero todo no termina allí. También están los delicados Birad’s o Bonos Internacionales de la República Argentina en Dólares y los sensibles Birae’s, que son Bonos Internacionales de la República Argentina en Euros. Por si esto fuera poco, existen también el cupón TJ 20, el cupón Discount y el cupón Centenario (¿será el preferido de los “milennials”?). ¿Y las Leliq’s, que son las supuestas Letras de Liquidez?

Tantas siglas sin ton ni son ocultan en realidad la precaria situación que rodeará al próximo Gobierno en materia de endeudamiento, que deberá lidiar en 2020 con pagos que totalizan 63.706 millones de dólares, una suma que significa hoy, en pesos de Argentina casi cuatro billones de pesos.

La pesadilla

En febrero, se agravará la situación, si no hay una reestructuración, porque comienzan los vencimientos masivos. En el segundo mes del año vencen 160 mil millones de pesos, mientras que en marzo vencen 215 mil millones, cifras similares a las de abril y mayo, cuando además llega la hora de pagar más de ocho mil millones de dólares. Además, en mayo vence la última cuota del Club de París, por cerca de dos mil millones de dólares. Si se pagaran, serían 600.000 millones de pesos. En el mismo período –enero a mayo-, los vencimientos en dólares superan los doce mil millones.

En este contexto, gracias al cepo cambiario –una medida que contradice de manera radical la ideología del Gobierno, que la tomó absolutamente a regañadientes- el próximo Gobierno va a recibir un Banco Central forrado con unos diez mil millones de dólares, una cifra que hubiera sido sensiblemente menor de no haber mediado la decisión de reperfilar la deuda en pesos que tomó Macri y de encarcelar a los pocos dólares sobrevivientes.

Tal profusión de vencimientos y de medidas de dudosa efectividad para todo lo que no sean negocios de brumosa legalidad obligarán al nuevo Gobierno a encarar una negociación de urgente resolución con los acreedores externos e internos.

Porque hay tenedores de dudosa membresía, ocultos detrás de nombre exóticos, asentados en Panamá o en otros paraísos fiscales. De éstos el preferido de los argentinos en los últimos años pareciera haber sido el ubicado en las Islas Caimán, un país dotado de hermosas playas, mar azul y donde habita, según el expresidente norteamericano Barack Obama, “el edificio más grande del mundo o el mayor fraude fiscal de la historia”. Obama se refirió así a la Ugland House, un edificio ubicado en la ciudad de George Town, en el que se asientan las sedes de más de dieciocho mil empresas, entre las que se cuenta Fleg Trading, una de las empresas en las que Mauricio y Franco Macri figuraban como directivos.

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