Pronunciamiento sobre el Miceligate

Pronunciamiento sobre el Miceligate


Los últimos acontecimientos de público conocimiento me obligan a pronunciarme sobre las fatalidades que nos ha tocado ver en la Televisión Pública. Dado que en el país no existen problemas estructurales ni carencias serias que resolver, pasaremos la semana discutiendo sobre los dichos de un periodista. Discusión hermosa y necesaria.

A saber: El día viernes por la mañana, el periodista devenido en enemigo de la Patria, Juan Miceli, se tomó el atrevimiento de hacerle una pregunta inofensiva a un alto dirigente de La Cámpora, “¿Por qué usan pecheras siendo que las donaciones fueron hechas anónimamente?”. Tan simple era la pregunta, que de haber sido respondida con indiferencia, hasta podría haberse interpretado como un centro que la TV Pública le tiró al Diputado Nacional Andrés Larroque. Frente a esta interrogación, “El Cuervo” (como lo llaman sus pares de las juventudes hitlerianas) se sintió chicaneado y respondió con vehemencia. Una pregunta que si se la hacías, por ejemplo, a Daniel Scioli, te respondía “Usamos pecheras para destacar el trabajo, para identificarnos en el optimismo, el esfuerzo y la fe” y chau picho, a otra cosa mariposa, si te he visto no me acuerdo, andá a cantarle a Gardel. Sin embargo la respuesta de Larroque pasó a otros planos. Probablemente estaba fatigado por los días difíciles que estaba pasando, lo agarró cruzado, se sintió provocado y contestó. Insisto, si respondía con naturalidad, estaríamos hablando de que Miceli le tiró un centro como esos que tiraba el Mellizo Barros Schellotto en sus mejores épocas, o el mismísimo Nelson Castro cuando entrevista a la Doctora Carió. Pero no fue así.

Una vez finalizado el intercambio, la cosa bien podría haber terminado ahí. Miceli continuando su tarea en el noticiero y Larroque continuando su tarea en las zonas afectadas por el temporal.

Sin embargo, empezaron los fuegos cruzados. Desde una orilla del río acusaban a Larroque de patotero, violento, agresivo, asesino y criminal por haber dicho “te espero acá para que nos des una mano”. De la otra orilla, dispararon contra Juan Miceli por gorila, cipayo, oligarca y violador. ¿Era para tanto? Sí camaradas, era para tanto, y más también. Porque en este país hipersensible cualquier cosa sirve para indignarnos y patalear como infantes.

Un informe de 678 nos intentó convencer del vínculo entre Miceli y la dictadura. No solo la última, sino también las de Uriburu, Aramburu y Onganía. Nos advirtieron que Miceli es evasor y culpable del mayor de los pecados: haber laburado en el Grupo Clarín, algo que ninguno de los integrantes de ese programa hizo jamás ni volvería a hacer.

¿Y entonces? Acá estamos, una vez más, discutiendo lo que el periodismo opina del periodismo, lo que los periodistas informan de los periodistas y lo que la tele muestra de la tele. Ellos lo discuten porque de algo tienen que hablar. ¿Y nosotros? Nosotros porque somos pelotudos.

 

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