¿Ley de cupo o ley de tope? ¿Hasta cuándo?

¿Ley de cupo o ley de tope? ¿Hasta cuándo?


Carta abierta a los/las Legisladores/as porteños/as:

A comienzos del 2011 ingresé en la Legislatura un proyecto de ley –con mi firma como Defensora del Pueblo- titulado “Participación equivalente y Proporcional Por Género” (exp.122-F- 2011).

Entonces, pensé que todas las diputadas harían causa común con la iniciativa, así como en 1991 habíamos podido consensuar el proyecto de la denominada Ley del Cupo y se logró aprobarla en ambas cámaras marcando un nuevo hito en el avance de las mujeres en los campos institucionales.

Pero no ocurrió lo mismo veinte años después y en lugar de iniciar la Ciudad Autónoma un nuevo avance, el proyecto fue a parar al archivo de los sueños olvidados.

Pregunté razones y sólo logré esta respuesta: los partidos políticos no quieren un 50 y 50 obligatorio. Bien, esperemos a ver cómo vienen los próximos años -pensé- a lo mejor todavía no es el momento, ya llegará por conciencia de equidad o de igualitarismo, se terminará el cupo –otrora pensado como piso mínimo- pero convertido luego en un techo.

Hoy creo que hay más conciencia de igualdad. Digamos un poco más instalado que hace un lustro el derecho a la equiparación de géneros en los cuerpos colegiados ¿se estará aproximando la hora de la participación igualitaria? Ojalá no haga falta judicializar también este derecho y que por la lógica esencia y presencia de la democracia tuviéramos representación proporcional.

No hacen falta demasiadas pruebas para sostener que el cupo ha quedado obsoleto. Si fue un avance hace tres lustros, hoy resulta agraviante que en las listas electorales por cada mujer haya dos hombres.

Un rápido recuento demográfico en nuestra Ciudad muestra que las mujeres somos cuantitativamente mayoría. El censo del 2010 determinó que en la C.A.B.A. habitan 1.555.919 mujeres y 1.335.163 varones. Y que en la estadística educacional, la franja con mayor nivel educativo da un 27,6 % de universitarios, y está constituida por un 28,7 % de mujeres y 26,2 % de varones. Podríamos seguir con estadísticas pero el tema no es una cuestión de números, sólo valen como referencia para que se note que estamos subrepresentadas.

Basta aplicar tan sólo la razón de igualdad y de no discriminación que ordena el sistema constitucional y de los derechos humanos, y ya habríamos terminado con la Ley del Cupo, a la que considero hoy Ley del Tope.

Amablemente solicito a los actuales legisladores/as que refloten, copien o reescriban mejorada la idea de aquél proyecto que duerme en la Legislatura porteña, no importa el copyright sino que se haga justicia y se logre la proporcionalidad electoral que nos corresponde.

Cordialmente,

Alicia Pierini

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