La guerra de los terruños

La guerra de los terruños


Debajo del pacto entre Sergio Massa y Mauricio Macri en la provincia de Buenos Aires, del cual ambos probablemente estén un poco arrepentidos, hay un entramado local en más de una quincena de municipios en los cuales ambos espacios no lograron ponerse de acuerdo y se plantaron para dar una batalla distrital.

Adentrándose en el conurbano y en el interior bonaerense también se encuentra otra peculiaridad poco conocida: listas del Frente Renovador pero con influencia netamente macrista, por lo que el Pro no vio necesidad de llevar boleta corta y propia.

Según explica uno de los jerarcas del Pro, muchas fuerzas locales no estuvieron de acuerdo con fusionarse al massismo, a pesar de que el Frente Renovador lleve tres candidatos a diputados nacionales macristas (y que van a entrar), y prefirieron dar pelea en soledad. En algunos casos el fracaso puede ser estrepitoso, pero en otros tal vez haya un batacazo.

Tres comarcas claves.

El caso más sonoro de enfrentamiento entre el massismo y el Pro se llama San Isidro. Distrito emblema de la oligarquía metropolitana, ha sido gobernado por la familia Posse (primero Melchor, ahora Gustavo, aliado de Macri) ya desde antes de la última dictadura. Pero allí el combate entre ambas fuerzas lo libran los Montesco y los Capuleto de la primera sección: los Galmarini-Durrieu versus los Posse.

Cuentan los que conocen la interna que Fernando “Pato” Galmarini mantiene un viejo encono con los Posse por algunas actitudes del fallecido patriarca familiar (un radical conservador y antiperonista) una vez ocurrido el golpe del 76 (el Pato era dirigente de la columna norte de Montoneros).

En la actualidad, y convencida por sus hijos, Marcela Durrieu –ex mujer del Pato y suegra de Massa– es candidata a concejal por el Frente Renovador, enfrentando a la otra boleta que juega con el massismo, la de Juana Posse, bajo la nomenclatura de Acción Vecinal por San Isidro. Los sondeos indican que Durrieu puede darle una histórica derrota al possismo el próximo 27.

Más al norte, San Fernando también desistió de sumarse al massismo por la construcción territorial que viene haciendo Alex Campbell, actual funcionario porteño y excandidato a intendente. Campbell se postula para concejal enfrentando al massista Juan Andreotti, hijo del jefe comunal, Luis. En las PASO la diferencia entre ambos fue de casi 40 puntos, pero si mantiene su 10 por ciento, el macrista lograría entrar.

En Lanús no corrió la misma suerte el ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti, quien se quedó a unas décimas de cruzar el umbral del 8,4 por ciento en las PASO para integrar el Concejo Deliberante, aunque a sus allegados les expresa confianza de que alcanzará su cometido en las elecciones venideras.

Grindetti obtuvo un digno segundo lugar por la intendencia en 2011 y mantiene la meta de desbancar al desprestigiado kirchnerista Darío Díaz Pérez. Pero el Frente Renovador se impuso hasta ahora de la mano del massista Nicolás Russo (presidente del Club Lanús), quien zigzagueó con el macrismo hasta que apareció el Frente Renovador.

En el interior también.

Tres Arroyos, Punta Alta, Navarro, Chascomús, Bragado, 9 de Julio y Baradero son algunos de los partidos en los que el Pro se desprendió del acuerdo a nivel nacional con el FR y acude con boleta corta y candidatos propios. En los dos primeros mencionados superaron el 20 por ciento y mantienen chances de ganar.

Muy particular es la situación de Carlos Tejedor, terruño del ministro de Gobierno porteño, Emilio Monzó. Allí, el Pro no vio necesidad de ir por cuenta propia: el Frente Renovador lleva a la cabeza a Esteban Molina, persona de confianza de Monzó. De hecho, el ministro se metió en la campaña local y hasta cuentan que un sábado estuvo paseando por las calles del municipio entregando las boletas del FR casa por casa.

En Laprida, en la sureña sexta sección y de donde es oriunda la futura senadora por la Capital, Gabriela Michetti, sucede algo similar. El Frente Renovador se presenta asimilado al Pro “con una lista puramente michettista”, según destacan fuentes porteñas. El caballo de Troya es Julieta Arce, quien obtuvo casi 19 por ciento en las PASO, quedando detrás pero bastante cerca del kirchnerismo y del Frente Progresista.

Desde el massismo siempre se ocupan de aclarar que no hay acuerdo con el Pro, sino solo un pacto de no agresión en determinados distritos. Los macristas siempre quisieron subrayar el acuerdo hasta que se dieron cuenta de que los devoraban en términos mediáticos. Viendo el microcosmos bonaerense, se deduce que aquel sábado de junio de frenético cierre de listas dejó mucha boleta para cortar.

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