Insaurralde tiró demasiado de la soga

Insaurralde tiró demasiado de la soga


Desde el mes pasado, varios dirigentes bonaerenses del macroperonismo (massismo, sciolismo, cristinismo, etcétera) comentan que las acciones del diputado Martín Insaurralde están en baja. Como las del Merval, tocaron una cima que no pudieron sostener y comenzaron a deslizarse por una pendiente.

Es que desde que el supuesto precandidato a gobernador votó a favor de la Ley de Abastecimiento, su relación con el Frente Renovador entró en el freezer y por el momento no consideran sacarla. Su juego ambivalente le hizo acumular resquemores y ahora parece que no es bienvenido en ningún bando. Solo persiste firme la apelación al show con su mujer, Jésica Cirio, como instrumento, y al zar de la TV, Marcelo Tinelli, como puppet master.

El malquerido. “Creo que el vínculo es de difícil retorno. Massa dijo que la Ley (de Abastecimiento) era un viaje a Venezuela y Martín apoyó el viaje. Como dijo un colega: en la mitad del río se lo comen las pirañas. Se pasó de especulador”, dijo a Noticias Urbanas un intendente massista que no es del Conurbano pero integra el núcleo duro del tigrense.

En el mismo tono, Felipe Solá, quien no había salido espantado ante la posibilidad de sumar al lomense, ahora se desmarcó: “Por sus propias idas y venidas y su frivolidad, Insaurralde ha quedado fuera del FR”.

Pero la sorpresa la dio el intendente Gustavo Posse, quien, a diferencia de Darío Giustozzi, era el precandidato a gobernador bonaerense que más entusiasta se mostraba con la posible incorporación de Insaurralde. En sus últimas declaraciones públicas, al cierre de esta edición, Posse fue categórico: “Yo abrí las puertas para que Insaurralde pudiera venir hace muchos meses, pero después de que votó la Ley de Abastecimiento, no creo que pueda integrar el Frente. Creo que apenas un productor sea perjudicado o encarcelado, o le saquen la mercadería, Insaurralde no va a poder recorrer la calle. Hoy creo que el peor daño que le pueden llevar a Massa es Insaurralde”.

La timba en la que convirtió su propio pase se le volvió en contra al intendente en uso de licencia de Lomas de Zamora. De hecho, hace algunos días se reunió con referentes del grupo Los Oktubres y fuentes kirchneristas le confiaron a NU que el encuentro no fue del todo pacífico y que hubo una especie de “apriete” para ponerlo contra las cuerdas y que defina su futuro político. Incluso le habrían advertido que el preferido del kirchnerismo para suceder a Scioli, hoy por hoy, es el jefe de la Anses, Diego Bossio.

Pero desde el sciolismo también llegaron ladrillazos. No solo desde La Plata se deja trascender que la fórmula bendecida por el gobernador sería la de Fernando Espinoza-Cristina Álvarez Rodríguez, sino que un hombre del riñón de Scioli salió a cascotear al lomense: el precandidato Santiago Montoya, creador de ARBA y actual presidente del Grupo Bapro. Sin tapujos, y tal vez haciéndole cobrar una factura del propio Scioli, Montoya le pegó en la línea de flotación a Insaurralde, banalizándolo. “Yo voy por todas partes y nadie le conoce a Martín Insaurralde ninguna otra credencial para aspirar a la Gobernación que no sea la de ser pareja de Jésica Cirio”, disparó en dichos a la revista filosciolista La Tecla.

En medio de los balazos, Insaurralde procura permanecer vigente para el gran público vía Showmatch, mantiene reuniones con dirigentes bonaerenses y procura asistir a la Cámara baja cuando los proyectos legislativos son caros a la voluntad de la Presidenta, cuidándose de mantener la disciplina partidaria que tanto valora el kirchnerismo.

El equilibrista. Scioli sigue exhibiendo sus dotes para navegar en mares de aguas revueltas, y en el último congreso del PJ bonaerense que tuvo lugar en Tandil se fotografió con Espinoza, Bossio y el viceministro Sergio Berni, tres precandidatos a gobernador.

Pero en la foto (que La Plata se ocupó de difundir) están presentes también el presidente de Diputados, Julián Domínguez, y el gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, dos competidores presidenciables. Por si fuera poco, en ese encuentro también participaron dos de los principales miembros de La Cámpora, Wado de Pedro y José Ottavis.

Por ahora, la diversidad del peronismo bonaerense se tensiona pero la sangre no llega al río, seguramente con el massismo como el enemigo que unifica (y nada unifica en política más que un rival común) y que los estimula a mantenerse lo más unidos posible. Pero habrá que ver si el verticalismo cristinista y una crisis económica profundizándose no terminan de quebrar el equilibrio sciolista antes de lo previsto.

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