En Chubut no hubo incendio, fue un tremendo atentado

En Chubut no hubo incendio, fue un tremendo atentado


A través de varias redes se recibieron en los últimos días infinidad de mensajes desesperados de pobladores chubutenses contando la desgracia que viven por los incendios. Se han quedado sin nada, sin futuro. Pero lo más grave es que los medios nacionales, o de la ciudad de Buenos Aires, no replican exactamente el drama que los acosa.

Los audios de habitantes y bomberas, sí bomberas, impotentes porque carecen de los recursos para vencer ese infierno desatado por un grupo de vándalos, con anuencia de las autoridades y empresas embarcadas en la megaminería, conmueven hasta la última fibra de un ser humano sensible a las catástrofes.

Se rescata aquí uno de ellos. El entrecomillado contiene fielmente el mensaje que carece de nombre porque lo importante es lo que pasa: “Es muy difícil organizar palabras en estado de shock y darle un hilo conductor a los hechos cuando son de una magnitud tan grave e indimensionable…. y a la vez, es sumamente necesario ese esfuerzo de transmitir, difundir, revelar, expandir, para ponernos en conciencia y de pie ante lo que nos enfrentamos…”.

“Paso a relatar: el día 10 de marzo por la madrugada siete localidades Patagónicas de la Comarca Andina (Las Golondrinas, Cholila, Cerro Radal, El Maitén, El Hoyo, Epuyén, Lago Puelo) fueron simultáneamente prendidas fuego de manera intencional. El fuego se hizo voraz rápidamente. Ardió Todo. Pueblos enteros desaparecieron, se estiman alrededor de 500 casas, cientos de personas evacuadas, heridos, desaparecidos, calcinados, y por supuesto, miles de miles de hectáreas de bosque nativo con toda su flora y fauna, arrasados. Patagonia es una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta  y también de metales valiosos como el oro y la plata entre otros. El Pueblo de Chubut y Rio Negro lleva meses de lucha contra el avance de la megaminería en la zona, avalada por el gobierno nacional y provincial. Hoy sale a la luz que los incendios intencionales y masivos son una forma de cateo óptico de la composición de los suelos. Buscan metales valiosos a partir de la descomposición de la luz del foco de fuego observado ahora desde los satélites. Este es el mismo instrumento astrofísico que se emplea para analizar el espectro de una estrella remota y conocer su composición química. Es un mega cateo de minería metalífera sin autorización, ni licencia social y en complicidad con las autoridades de turno. Causalmente, coinciden perfectamente las zonas incendiadas con los cateos mineros más ricos en Oro y Plata de la Provincia del Chubut, según el Mapa Catastral de Minería. Causalmente, también, ninguna de las miles de hectáreas compradas por millonarios extranjeros en la Patagonia fueron afectadas por los incendios, ni sus mansiones, ni sus animales ni emprendimientos turísticos, ni nada. ¡¡ESTO NO FUE UN INCENDIO, FUE UN TREMENDO ATENTADO!! El gobierno ausente. No mandaron aviones hidrantes, ni insumos, ni apoyo, ni material, ni de ninguna índole para apagar el incendio ni asistir a la gran cantidad de víctimas. A mi entender, eso no es solamente inoperancia, sino complicidad y traición, nefasta e imperdonable. Esta es una parte grave de la historia, la otra, es que lograron quebrarnos el corazón a miles y miles de personas, para llenarlo de dolor, tristeza infinita, impotencia inconmensurable, y aun en ese estado la gente se organiza, se ampara, construye redes, se solidariza, dona hasta lo que no tiene y pulsan “Reconstruirse”… Les pido con el corazón a todos aquellos amig@s, herman@s, gente de medicina, temazcaleros, meditadores, estén donde estén, hagan lo que hagan, que difundan lo que está pasando en la Patagonia por todo el mundo, que eleven sus rezos, alcen sus chanupas y nos acompañen para enfrentar semejante oscuridad causada por la crueldad y ambición de estos humanoides desconectados completamente de la Tierra y de su Espíritu”.

Agrego que chubutenses y rionegrinos no quieren politizar la catástrofe, pese a que ya cuentan con 20 muertos o desaparecidos. Pero está claro que la devastación está politizada desde el momento en que alguien -habrá que investigar- trata de vender el agua dulce (un bien ya escaso en el mundo) y extraer la riqueza y el oro de esa zona de la Argentina. Está politizado porque hace muy pocos días el gobierno nacional le envió fondos al gobierno de Chubut para que pague sueldos atrasados. Deben tres meses, a propósito, pues quieren que los pobladores se cansen y se vayan de la zona. Los diputados deberán aprobar la ley de la Minería. A todas luces es un negociado inmenso, de otro modo no se entiende el desastre ecológico causado porque es imprescindible, a través de la oscuridad, detectar el brillo de los metales y las zonas más favorables para la explotación de los minerales.

En ese escenario de destrucción total, donde lo único que no brilla es la compasión por los seres humanos damnificados, el respeto a la naturaleza ni el cuidado del medio ambiente, se cruza la puja sindical entre los gremios de Camioneros, que quieren quedarse con todos los beneficios de la explotación minera, y los de la UOCRA ansiosos de una tajada para los trabajadores.

De este último punto surge la explicación de la “guardia personal” para el presidente Alberto Fernández en el Lago Puelo por parte de trabajadores de la UOCRA. No fueron los pobladores los que tiraron las piedras contra la camioneta, antes de eso ya estuvieron peleándose camioneros y obreros de la construcción para morder un cachito del poder que traía la presencia presidencial. La indignación de la gente del pueblo quedó en el medio de ese conflicto, y a ellos -considerados “oposición” por cualquier legislador pelandrún y chupamedias- les cayeron las culpas del oficialismo, y las negativas de los colegas de algunos medios sosteniendo que estaban en contra de la violencia “contra el presidente de la nación”. Antes de proclamar una postura que nadie pide es más recomendable averiguar qué pasó, por qué, y quienes fueron los promotores de la violencia.

Claro que todos rechazamos la violencia, y hay que hacerlo contra los que produjeron los focos incendiarios, contra los cerebros malformados de inescrupulosos dispuestos a destruir el territorio argentino con tal de enriquecerse, contra los que pergeñaron este plan macabro en una de las zonas más bellas de nuestro país, y contra los funcionarios cómplices del atentado.

Es evidente que para las personas ambiciosas de poder y de dinero, la belleza no es un valor porque todo aquello que alegra el espíritu les parece que carece de utilidad. Son utilitaristas, materialistas, despiadados y corruptos sin límites.

Pero, al final habrá justicia, ésa que también quieren hacer desaparecer pero puede, de repente, brillar en la oscuridad de las ruinas.

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