El Pro sacude la Tercera Sección

El Pro sacude la Tercera Sección


La Provincia siempre fue un desafío gigante para las fuerzas que no eran el PJ. Salvo el oasis de la alianza UCR-Frepaso en 1997, cuando Graciela Fernández Meijide batió al aparato duhaldista, o el triunfo en 1983 del radical Armendáriz, si se quiere, los armados por afuera de la estructura justicialista en el distrito más grande del país la han tenido muy difícil en los últimos 25 años.

El Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y todo su equipo político y comunicacional son muy conscientes de ello. Para tener un candidato presidencial sólido que pueda demostrar gobernabilidad y dar certezas (especialmente ante la retórica del miedo a la que apela y apelará el kirchnerismo), saben que en la Provincia tienen que tener un caudal nada despreciable de votos. Y eso se trae, entre otras cosas, con visibilidad y territorio.

En la Primera Sección bonaerense el macrismo tiene un electorado más afín, que busca darle un tarascón al consolidado voto massista, ahora opositor. Pero desde Morón para el sur la situación cambia. El propio Macri reconoció en declaraciones públicas que la Tercera Sección (casi cuatro millones de electores) “representa un desafío” para su partido, con un voto duro muy fiel al kirchnerismo, más permeable al poder del aparato y menos al de los medios modernos de comunicación. La ofensiva para mejorar en ese terreno árido ya comenzó.

El primer cordón. Hace unos días, Macri presentaba en Lomas de Zamora a su candidato a intendente local, el exastro del fútbol Julio Cruz. Un Javier Castrilli hasta ahora de bajo perfil es quien carga las esperanzas del Pro en La Matanza (casi 30 por ciento de la población total de la Tercera Sección). En Lanús está asentado hace años el ministro Néstor Grindetti, con alto nivel de conocimiento en el distrito.

Pero en ese primer cordón del Gran Buenos Aires que contiene la Tercera Sección había dos casilleros casi en blanco que debían ser llenados. Y de la mano del armador del Pro en esa región, Federico Salvai (mano derecha de María Eugenia Vidal), el Pro movió el tablero impulsando a la diputada nacional Gladys González para Avellaneda y a Carlos Regazzoni, funcionario del Ministerio de Educación de la Ciudad, para Almirante Brown.

“Esto tiene que ver con las ganas de cambio que encontramos en la gente y nos hace pensar en llevar a referentes propios para construir en otros distritos”, explicó Macri, justificando estos movimientos centrífugos desde Bolívar 1 para intentar cosechar mejores frutos en la tierra más hostil.

La diputada González renovó su banca el año pasado y fue una de las tres legisladoras macristas insertas en la nómina del Frente Renovador (como parte del acuerdo con Sergio Massa). Su primer mandato en 2009 lo había obtenido en la coalición que conformaron por aquel entonces con Francisco de Narváez.

Oriunda de Bolívar, pasa a un distrito en el que su llegada eclipsará al actual presidente del Pro Avellaneda, Daniel García, que se referencia con Jorge Macri.

Por su parte, Regazzoni –subsecretario de Gestión Económica del Ministerio de Educación– es un residente de toda su vida en Almirante Brown, y está decidido a pelear votos en el terruño del massista Darío Giustozzi.

El funcionario es hijo del artista plástico homónimo y creador de la agrupación Profesionales. En su entorno aseguran que su postulación cuenta con el aval del ministro Esteban Bullrich, hoy abocado a la construcción de un frente electoral con los radicales pampeanos y a sus visitas proselitistas a pueblos pequeños y ruralistas del interior bonaerense.

Envalentonado, el comando de campaña macrista le saca lustre a su mapa electoral del Conurbano, y al tener cubiertos Vicente López (con el primo Jorge, donde gobierna), Tres de Febrero (con el ya lanzado Diego Valenzuela), San Isidro (con Guillermo Montenegro) y San Fernando (con Alex Campbell), ahora el desafío más próximo tiene nombre de prócer: San Martín. “Estamos buscando otra figura conocida que nos visibilice ahí pero todavía no la encontramos”, rezongan desde el Pro. Pero como en el resto, ya aparecerá.

A contramano. En corriente opuesta al establishment político, que ya está buscando instalar nombres y midiendo posibilidades, el Frente Amplio Unen (FAU) bonaerense está en un letargo que a muchos ya les preocupa, como a Ricardo Alfonsín, y no piensan en candidatos a gobernador.

Así lo refleja la jefa del GEN y una de las referentes, junto a Alfonsín, del FAU en la Provincia, Margarita Stolbizer. En diálogo con Noticias Urbanas, la diputada nacional aseguró que ella “por ahora” no es “candidata a nada” aunque al mismo tiempo dice que “tampoco nada está descartado”, dejando la puerta abierta a cualquiera de las posibilidades que tiene en bandeja, al menos según trascendidos: acompañar a Hermes Binner en una fórmula presidencial, ser nuevamente candidata a gobernadora o postularse a intendenta de Morón.

Consultada sobre cuándo van a definir a sus precandidatos a gobernador, sorprendió: “No creo que sea este año, no es necesario”. Ante la repregunta de por qué no lo ve necesario si otras fuerzas ya avanzan para instalar figuras, Stolbizer sube la apuesta: “La verdad es que ninguno tiene nada, ningún candidato está muy ubicado ante la sociedad. El más instalado es [Martín] Insaurralde, que no se sabe adónde va a ir a parar”. Cuando no hay premio que recoger, suele no haber prisa.

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